Con o sin la raqueta
Aferrado sin pausa a un almohadón gris y tocándose con frecuencia esa mano izquierda que le tortura el tenis, la mente y la vida. El videomensaje que dejó Juan Martín del Potro no es uno más: es el grito de alguien que sigue luchando y es a la vez cada vez más consciente de que hay peleas que se pierden.
Son 14 minutos y 55 segundos en los que combina arrestos de firmeza con grandes dosis de tristeza y angustia.
Las frases que va desgranando Del Potro son demoledoras. Desde plantear que no se "merece" volver "a entrar a una cancha con dolor en la muñeca" hasta lamentarse de que para lograr esa meta deba, "otra vez poner el cuerpo" y entrar a un quirófano.
Del Potro niega estar "deprimido" y destaca que "lo único" que hizo en los meses que lleva sin jugar ni entrenar fue buscar "soluciones" a su problema, pero también admite abiertamente que no es ya que la raqueta esté lejos de su mano: tampoco se está entrenando físicamente.
Para alguien que fue un jugador con serio potencial de inquietar en la lucha por el número uno del mundo, vivir este presente de un enésimo regreso al quirófano es arrasador. No por la operación en sí misma, un trance por el que atraviesan tantos y tantos deportistas. El problema de Del Potro es que a la mayoría, las operaciones los devuelven fortalecidos. A él, en cambio, le potencias las dudas y lo alejan cada vez más de sus objetivos.
Agarrado a ese almohadón gris que bien podría representar esa carrera tenística que no quiere soltar, que lucha por volver a hacer suya, Del Potro dejó otras frases de impacto en ese discurso que ningún especialista en lenguaje corporal querría dejar de analizar.
"No quiero pelearme con el tenis, no quiero llegar a odiar este deporte", dijo en el inicio del video, antes de explicar por qué se alejó del entrenamiento físico. Su meta es mayor: "Busqué recuperarme a mí mismo como persona y dejar un poco de lado al tenista o al jugador".
Hasta que en el minuto cinco con 12 segundos Juan Martín del Potro lanzó la frase que sintetiza todo. Lo que quiere está muy claro: "Empezar a ser feliz, tener un cuerpo sano y estar contento, con o sin la raqueta".
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