Copa Africa: el escándalo de la TV mancha el torneo, a pocos días del arranque
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El interminable conflicto que mantiene el COMESA (Comité Africano para la Libre Competencia) con la multinacional audiovisual francesa Lagardère Sports y la Confederación Africana de Fútbol (CAF) por los derechos de televisión y patrocinio de la Copa de África de Naciones (CAN) tiene en vilo a las 24 selecciones participantes a una semana de que el combinado anfitrión, Egipto, abra las hostilidades en El Cairo con Zimbabue.
En realidad, la falta de acuerdo entre las partes implicadas para definir el reparto de los suculentos beneficios económico que dejará la 32ª edición del mayor evento deportivo en el continente negro no es sino el enésimo capítulo de una guerra que arrancó hace más de dos años a raíz de la necesidad de revisar los contratos de derechos de televisión y patrocinio que el ex presidente de la CAF, Issa Hayatou, había concedido de modo fraudulento a Lagardère Sports hasta el 2036.
Lo paradójico del caso es que la misma espoleta que en 2017 hizo saltar por los aires el férreo mandato de casi tres décadas del dirigente camerunés al frente del fútbol africano, se encuentre todavía en fase retardada con la aprobación de su sucesor, el malgache Ahmad Ahmad.
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Ahmad, cuyo breve reinado se tambalea a causa de las acusaciones de corrupción y abuso sexual a varias empleadas de la organización que preside, reveladas a la FIFA por su propio secretario general, el egipcio Amr Fahmy (a quien cesó de manera fulminante), no ha cumplido una sola de las promesas que hizo durante su campaña electoral respecto al escabroso asunto de los derechos de televisión. De hecho, el ex presidente de la Federación de Madagascar afirmó con rotundidad que pondría fin a la posición privilegiada de Lagardère y su socio, BeIN Sports, si lograba desplazar del sillón presidencial a Hayatou.
Nada más lejos de la realidad, para desgracia de las 24 selecciones que el próximo día 21 empezarán a jugarse la Copa de África a pocos kilómetros de la sede central de la CAF. Ahmad no sólo no ha sacado de plano a la multinacional francesa, invalidando los contratos firmados ilícitamente con su antecesor, sino que ha dilatado conscientemente las negociaciones para revisarlos y actualizar el montante económico que deberán percibir los equipos participantes en el torneo continental, al haber pasado éstos de 16 a los 24 de la presente edición.
De nada ha servido el llamado Comité Estratégico que Ahmad creó al poco de tomar mando en plaza con la intención de renegociar los contratos y atender las demandas del canal egipcio que se vio perjudicado directamente por la concesión fraudulenta de los derechos de retransmisión de las competiciones continentales a Lagardère. Sus tres miembros, el congoleño Costantine Amari, el marroquí Fouzi Lekjaa y el egipcio Hany Abo Rida, representantes del núcleo duro de Ahmad, se han dedicado a dar largas a todos los actores implicados en el conflicto en las reuniones mantenidas durante el último año y medio en Casablanca, París, Dakar y Rabat. La comisión de negociación ha hecho caso omiso sistemáticamente a las propuestas presentadas tras dichos cónclaves por los egipcios y el COMESA para tratar de destrabar el problema y hacer un reparto justo y equitativo de la torta televisiva.
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Mientras tanto, el controvertido Ahmad, detenido hace unas semanas en París para ser interrogado por una presunta trama de corrupción, se ha dedicado a estrechar lazos con Lagardère y su director general en África, Idriss Akki, con quien incluso acaba de realizar la Omra (peregrinación a la Mecca), en un viaje cuyos gastos, se sospecha, han corrido a cargo de la entidad que preside el dirigente malgache.
El alargamiento injustificado del conflicto audiovisual afectará con seguridad a la inminente Copa de África, que se celebrará del 21 de junio al 19 de julio. Los países participantes en el torneo por excelencia del balompié africano tenían la esperanza de que la cuestión de determinar el valor financiero de la CAN se resolvería una vez aumentado el número de selecciones de 16 a 24, es decir, de 32 a 52 partidos. Pero esa sospechosa complicidad entre la CAF y Lagardère ha impedido hasta ahora sacarlo adelante, con el consiguiente perjuicio económico para los protagonistas.
Los derechos del torneo, que están valorados en 55 millones de dólares (de los cuales 40 millones corresponden únicamente a derechos de televisión), continúan sin modificarse, aunque el artículo 9.5 del contrato de la CAF con Lagardère especifica claramente que el valor económico de tales derechos debería ser superior una vez se haya aumentado el número de equipos. Sin embargo, la compañía gala ignora sistemáticamente dicha cláusula, en tanto que no hubo reacción al respecto por parte de Ahmad.
Se estima que el valor real de los derechos audiovisuales de Egipto 2019 alcanzará los 100 millones de dólares, toda vez que se ha aumentado el número de partidos y también por el hecho de haber trasladado la competición de invierno a verano, agregándole así un valor de marketing adicional, puesto que ya no coincidirá con los campeonatos domésticos europeos.
Cabe reseñar que Egipto es por lejos la selección más afectada por la inacción de la CAF. Su participación fija en los ingresos del torneo asciende al 20% del total del pastel. En otras palabras, que si no se corrige el actual contrato en tiempo récord, los ‘Faraones’ percibirán 10 millones de dólares, en lugar de los 20 que deberían obtener si no se registraran irregularidades.
LA NACIONTemas
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