Ciclismo / El Mundial de Pista de Pruszków. Darío Colla es subcampeón en scratch, otro logro argentino
En Polonia, el porteño alcanzó la medalla plateada en la prueba de 15 km; igualó su mérito de Burdeos 2006
"Andá fuerte, papá", le habían pedido los mellizos de 3 años en el aeropuerto, poco antes de que emprendiera el viaje a Polonia. Días después, Darío Colla, su papá, está feliz: no les falló. Vuelve de Pruszków con un objeto plateado colgando de una cinta. "Es un regalito para ellos. Les prometí una medalla y por suerte cumplí", contó el ciclista, por teléfono, a LA NACION. Algo más de una hora luego de su segundo puesto en la carrera scratch del Mundial de Pista de 2009, en los dominios de Varsovia, el porteño de 35 años gozaba el premio a cuatro meses de preparación exigente.
"Fue una prueba durísima. De las 60 vueltas, estuve escapado en 40, junto a cinco corredores y con el pelotón media pista atrás, y sacamos la vuelta de ventaja cuando faltaban 12. Estoy muy cansado, di todo. Pero contento. Esto viene bien porque trabajé mucho", repasó Colla, al lado del entrenador italiano Giovanni Lombardi, ya mucho más calmo que cuando cruzó la meta con unas 185 pulsaciones por minuto, tras 15 kilómetros de esfuerzo. "Parecía que me moría", comentó.
El argentino igualó su logro de hace tres años, cuando en Burdeos, Francia, resultó subcampeón en la misma competencia. Eso, y sus condiciones, lo hacían uno de los favoritos ayer. Por eso Darío buscaba un podio, y no descartaba una victoria, pero el lugar de escolta, con una bicicleta de distancia respecto al francés Morgan Kneisky, el triunfador, resulta más que positivo. "Vine para ganar el campeonato. Pero el segundo puesto es muy gratificante, espectacular, por los corredores que hay entre los 24. La diferencia fue de una rueda; la carrera podía darse para cualquiera de los dos. Dentro de las carreras de fondo ésta es la más rápida, y una distracción puede costar el triunfo. Hay que estar muy atento porque es difícil recuperarse", manifestó el subcampeón mundial.
Conseguir esa condición le demandó un tercio de año de trabajo. Se preparó en Mar del Plata con Roberto Bragette, nuevo director técnico del seleccionado. "Se me hizo bravo, porque tuve algunas caídas dos meses atrás y me salía todo en contra", exaltó, recordando el sacrificio de alejarse de sus afectos durante tanto tiempo. "Se me hace difícil dejarlos. Espero tener más apoyo. Puedo hacer cualquier especialidad, y con respaldo de auspicios y de Secretaría de Deporte puedo hacer mucho más", subrayó. A ellos, su familia, fue la dedicatoria. Como también a Nacho , un fanático de él, sordomudo de 16 años que hace días tuvo un trasplante de riñón. "Le prometí que iba a poner todo por él", narró Colla. Tampoco a Nacho le falló.
El del hombre del barrio de Versalles se suma a los recientes éxitos albicelestes en ciclismo (ver aparte), que tuvieron su cúspide en el triunfo olímpico de Juan Curuchet y Walter Pérez en Pekín 2008. "Sí, nos respetan a los argentinos, nos miran distinto. Los Olímpicos son un sueño, pero el Mundial tiene un sabor especial. Sería espectacular ganar uno", sueña Colla para estos dos años, más o menos, que le quedan en el ciclismo. Y tiene por cumplir otro anhelo: "A mis chicos les gusta esto y algo entienden. Sería bueno un día viajar con ellos". Los sueños son convertibles. Y el ciclismo argentino lo sabe.
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