Después de 80 años, un uruguayo volvió a ganar en el TC y se llevó un millón de de pesos como premio
RAFAELA.- Un mano a mano feroz que se extendió durante 25 giros. Una definición a pura adrenalina, que a punto estuvo de cambiar de manos en la última vuelta, en la Chicana 1 del Templo de la Velocidad, cuando Agustín Canapino (Chevrolet) ensayó el asalto final sobre Mauricio Lambiris (Ford). Una maniobra al límite ideó el vigente campeón para trasladar al resultado la búsqueda frenética de toda la carrera, aunque el temple y un auto contundente le permitió al piloto uruguayo conjurar el ataque y enseñarse victorioso en la Carrera del Millón, la 8va aventura del calendario de Turismo Carretera . El premio económico resultará una anécdota para el montevideano, de 31 años, que por primera vez en 53 competencias se trepó a lo más alto del podio. Un éxito histórico para los charrúas, el segundo de un piloto uruguayo en el TC, después de la victoria de Héctor Supicci Sedes, en el Gran Premio del Sur, 80 años atrás. Un triunfo para enmarcar, porque desde el festejo del italiano Carmelo Galbato, en Allen, ningún piloto extranjero lograba imponerse en la categoría.
"Sabía que era a todo o nada, era ganar o ganar. No tenía otro resultado en mi cabeza, por eso antes de subirme al auto le pedí perdón al equipo por si cometía un error por ir al límite para lograr el triunfo. Ellos me dijeron que corriera tranquilo, para sumar puntos para ser parte de la Copa de Oro, pero yo les dije que solo quería ganar. Corrí al límite, pero en la última vuelta fuimos un poco más allá que en las 24 vueltas anteriores. Cuando vi que Agustín [Canapino] me pasó imaginé que no podría salir bien de la chicana, porque yo había frenado al límite. Ganarle a Agustín, uno de los dos mejores pilotos del país, y en Rafaela… Mejor, imposible. Es un sueño. El millón de pesos es un premio, pero yo quería ganar", comenta exultante Lambiris, que en la clasificación había enseñado credenciales de candidato y que se vio favorecido por el recargo que sufrió Mariano Werner (Ford) en la serie, por un pontonazo a Juan Pablo Gianini (Ford) en la largada de la primera manga. Esa decisión de los comisarios deportivos -en la tercera serie castigaron a Nicolás Bonelli (Ford) y así la victoria quedó en poder de Esteban Gini, y en el segundo capítulo apercibieron a Matías Rossi (Ford), sanción que de no reverse en la CAF provocará que el Misil largue último en la serie en Paraná-, le dio la sexta victoria en parciales a Lambiris y lo posicionó para ocupar el mejor lugar de partida en la final.
Y desde ahí construyó su bautismo triunfal. "Cuando pasan las carreras y no se te da la victoria empezás a preguntarte en qué fallás, qué hacés mal, y cuando no encontrás respuestas que te dejen satisfecho la intranquilidad te juega en la cabeza. Son cuestiones mínimas las que cambian un resultado. Sabía que estábamos cerca de cortar la racha, lo sentía. Con este triunfo me quito una pesada mochila y el equipo [Martínez Competición], también. Ahora me puedo enfocar en sumar y pensar en la Copa de Oro [en el campeonato marcha 8avo, con una ventaja de 26,5 puntos sobre Juan Marcos Angelini, el último que estaría clasificando al mini torneo que consagra al campeón de la temporada] y porqué no en el título", relata quien nació en Montevideo pero se crió en la Argentina. Por eso, y aunque no es fanático, simpatiza por dos clubes de fútbol: Fénix, de Uruguay, a donde lo llevaba su abuelo Hugo, que ayer estuvo presente en Rafaela, y All Boys, porque vivió en Floresta.
En 2012 debutó en el TC Mouras, con Ford; al año siguiente ascendió al TC Pista y en 2015, con un Torino que alistaba el Dole Racing hizo su presentación en el TC. En su temporada de iniciación logró la clasificación a la Copa de Oro. Para su primer podio debió esperar a la carrera de Paraná, del año pasado, cuando ya era parte de la estructura del Martínez Competición. En el medio hubo un espectacular accidente en Concepción del Uruguay 2016, al chocar contra un talud de tierra, una discusión con José Manuel Urcera, en este mismo escenario, el año pasado, que le valió una multa de 50 mil pesos, el toque con Matías Rossi en la largada de la serie en Concepción del Uruguay… "No me considero un piloto profesional, porque no cobro, pero hago las cosas y trabajo como si lo fuera. Dedico todo el tiempo posible para ser mejor piloto. Me encantaría hacer [correr] más categorías, dos o tres, pero reunir el presupuesto es complicado y no me interesa asumir más costos", explica quien de no ser piloto hubiera elegido el boxeo, deporte que practicó durante algunos años. "Todos los fines de semana que hay carreras, en la casilla es una obligación mirar las peleas que pasan a la noche por televisión", agrega con entusiasmo, a quien a la salida de la sala de prensa lo esperan los fanáticos de Ford y varios uruguayos embanderados. Con el trofeo en la mano, Lambiris señaló que parte del premio económico será para el equipo y el resto para la Fundación Facet (se especializa en ayudar a chicos con discapacidades motrices, sensoriales , psíquico y social a través de la equinoterapia).
"Ojalá que alguna vez pueda llevar a la categoría a mi país. Dependerá de las inversiones y de las decisiones que se tomen para intentarlo. No hay muchos pilotos uruguayos porque somos muchos habitantes menos que en la Argentina y no existe la posibilidad de conseguir el presupuesto como acá. Sí, hay técnicos muy buenos y me gustaría que ellos vayan creciendo", se anima Mauricio, el hijo de Jorge, empresario que maneja depósitos fiscales y a quien se lo involucró con Ricardo Echegaray, extitular de la AFIP durante el gobierno de Cristina Kirchner.
Los Mil Kilómetros de Buenos Aires, el próximo desafío del TC. Ahí, Lambiris tendrá de pilotos invitados al Gurí Martínez y a Lautaro de la Iglesia. Pero hasta la visita al autódromo, desea disfrutar de su primer éxito en la categoría.
Canapino no disimuló su frustración
En la final, Agustín Canapino no pudo repetir la excelente maniobra con la que superó a Matías Rossi para ganar la segunda serie. El arrecifeño no ocultó el fastidio por no redondear la superación sobre Lambiris, lo que le hubiera significado su primera victoria en el año y también en el Templo de la Velocidad. "Me voy satisfecho, pero no sé disimular los sentimientos. Quería ganar. Aprovechó las virtudes del auto, de cómo frenaba. Tenía que embocar la frenada y me pasé, pero no tenía muchas otras posibilidades. La única chance era superarlo en la chicana", dijo el campeón, que logró superar a Lambiris, aunque transitó por un lugar prohibido y debió devolverle la posición al piloto uruguayo. "Se portó toda la carrera como un profesional", dijo el ganador, sobre las actitudes del arrecifeño.
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