El torneo de la URBA. El CASI crece y vuelve a creer de la mano de los jóvenes
El equipo de San Isidro venció a La Plata y se presenta como protagonista; Nicolás Pandelo, Jerónimo Pandelo, Ignacio Almela y Andrés Nicholson son algunos de los nombres del cambio
Hay suspiros de alivio en el alma del Club Atlético San Isidro. Rostros más relajados. Y hasta algunos boletos apostados a la ilusión. Como impulsado por el hechizo indescifrable de un pase mágico, el recambio generacional provocó el vuelco más deseado, la metamorfosis necesaria para alejar los nubarrones e inflar el pecho para vivir mejor.
Hablan de un sueño, que ni hace falta recordarlo. Tres partidos jugados, tres partidos ganados y 138 tantos convertidos. Un volumen colectivo que enfila hacia la solidez. Destellos individuales que convocan a la seducción. Un colchón de 13 puntos para tomar de la mano la punta de la Zona B. Y la victoria épica de ayer para tumbar al siempre duro La Plata por 24-20 y reafirmar que una explicación posible de la nueva cara del viejo CASI pasa por la aparición de tres jovencitos desfachatados: los backs Nicolás y Jerónimo Pandelo, de 24 y 18 años, respectivamente, y el apertura Ignacio Almela, un pichón de crack de 22 años. Es que en ellos reposaron todos los elogios del triunfo local.
Los pibes la rompen. Y la rompen con la autoridad de los que ya superan las presiones, las urgencias y las expectativas de una zona media que parece una trituradora de carne. Porque se dedican a jugar. Y juegan con mucha desfachatez y autoridad. Se meten en el partido, como frente a Los Tilos, en La Plata, o como ante el Canario, y se hacen dueños de un equipo que cuenta con muchos jóvenes militantes del esfuerzo y con tres generales experimentados -Juan Campero, Pablo Gambarini y Franco Fasano- en el campo de batalla que piden que nunca termine su bautismo de fuego.
Es cierto que este CASI ganador también potencia los rendimientos individuales. Porque todos juegan más. Pero especialmente Almela y los hermanos Pandelo ofrecen una yapa. De rugby; del mejor. Y no amenazan. La dibujan en el aire y la concretan en papeles haciendo gala de un juego de manos vistoso, mucha entrega y una pegada exquisita. Como los que saben. "Algunas cosas cambiaron. Desde el año pasado, a mitad de temporada, hicimos un cambio importante en el juego. Estamos enfocados en jugar un rugby de pelota viva todo el tiempo. Ahora tenemos que mejorar el tema de la concentración y vamos a levantar bastante. Hoy [por ayer] se le ganó a un rival muy duro, pero hay que seguir trabajando con calma. Esto recién arranca", explicó el apertura de tan sólo 22 años y una docena de partidos en la primera de la Academia, minutos después de consumada la victoria frente a La Plata. Su socio, el centro Jerónimo Pandelo, agregó: "Los más experimentados nos hablan mucho y nos apoyan constantemente. El grupo nos trata con mucho respeto a pesar de que somos nuevos".
En la Catedral, sin lugares en las tribunas por cubrir, el CASI mandó el mensaje de sus intenciones desde el kick-off. Su nueva impronta -fricción, prolijidad en las formaciones y demolición con la tercera línea- afloró con brutalidad en los primeros 40 minutos. Contra muchas presunciones sobre la posibilidad de asistir a una vehemente disputa de forwards, se dio un partido abierto, producto de la tendencia para atacar permanentemente y para mover la pelota de un lado al otro. En ese lapso, el try de Francisco Sansot y la impecable pegada del pibe Almela llevaron al CASI al descanso ganando 13 a 6.
En la reanudación, después de un try tempranero de Augusto Ramos para el Canario, el novato Jerónimo Pandelo y Andrés Nicholson comenzaron a comandar la ofensiva del CASI. Fue así como, con dos slaloms, el back académico pudo escapar de la marca de Juan Gentile y habilitar a Felipe Muslera para que vulnerara el in-goal visitante y el CASI estirara diferencias a 18-13. Casi sin dar respiro, La Plata respondió con un try de Manuel Róan, con lo que parecía tomar el control del encuentro por primera vez, por 20-18. Sin embargo, el CASI volvió a poner las cosas en su lugar gracias a la certera pegada de Almela, que convirtió dos penales para cerrar el 24-20. La Plata contó con alguna chance para dar vuelta el resultado, pero los sucesivos errores en el traslado de pelota se lo imposibilitaron.
La historia recién comienza, pero los elogios son justificados. Acá está el CASI, que va, pelea, se hace fuerte y sueña. Sueña con asaltar la ilusión que es propiedad de otros. Acá está el CASI, con el empuje de lo hermanos Nicolás y Jerónimo Pandelo, Ignacio Almela y Andrés Nicholson, los pibes, y los no tan pibes, que despiertan suspiros de alivio en su alma...
La palabra de campero
"El grupo está muy bien, trabajó a conciencia en la pretemporada y eso se está viendo con los partidos. Los pibes le cambiaron la cara a la zona media y por ahí pasa la clave de estas tres victorias", analizó el capitán del CASI.
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