Yachting | La experiencia en Qingdao. El conflicto social y las barreras chinas
Lange y Espínola viajaron en las últimas horas a Hyeres, Francia, donde participarán desde el sábado próximo en la Semana Olímpica francesa, que será su quinta competencia oficial del año en la extensa preparación para Pekín 2008.
Como suelen hacerlo, ya estudiaron con mucha anticipación el terreno donde vivirán durante los Juegos: Qingdao, donde ya estuvieron en agosto de 2007. Hablan con autoridad de la situación política y de las dificultades con las que se enfrentaron en China. "Estamos totalmente en contra de lo que está pasando en China y es bueno que haya protestas. No vemos mal que los Juegos sirvan para poner el foco en esos problemas, pero los Juegos no tienen nada que ver con eso", dice Lange. Y agrega: "Leemos los diarios, vemos lo que está pasando en el Tíbet y es un problema que hay que solucionar. Si bien ya estuvimos ahí, la verdad es que estamos tan focalizados en nuestro trabajo que nos ponemos las orejeras, como los caballos. Es muy difícil, no me siento capacitado para opinar sobre cómo se vive en China. Hay que tener mucho cuidado para emitir un juicio sobre una cultura tan diferente".
Porque, como a la mayoría de las personas de Occidente, la vida en China les resultó sorprendente: "Todo es muy difícil. El idioma, desde ya, es una barrera enorme. Pero, además, hasta los símbolos son diferentes. Los números con las manos son distintos a los que hacemos nosotros", dice Lange mientras levanta la mano derecha y muestra los dedos índice y mayor.
Camau habla de situaciones diarias: "Para nosotros, lo más desgastante es cuando uno tiene que ir al supermercado o hacer cosas afuera. Venís del agua de entrenar, estás cansado y tenés que salir a hacer las compras para comer. Encima allá, vas a hacer la cola para comprar y se te meten por todos lados. Al final, cocinar es lo de menos".
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