El entretelón del partido
Riquelme, con el as en la manga. Rara vez se escuche hablar de Riquelme si no es sobre sus capacidades futbolísticas, y esta será una de ellas. En el túnel, antes de salir al campo de juego, los árbitros del encuentro revisaron uno por uno a los jugadores titulares, comprobando que no posean ni pulseras ni cadenitas. No hubo observación para nadie, pero en el momento del himno nacional se pudo una cadenita encerrada en el puño izquierdo del volante. Si depués se la puso o no... sólo lo sabrá Riquelme.
El gol de la polémica. No tardó mucho en generarse la primera duda del partido. A los 14´ del primer tiempo, Ayala sacó un violento cabezazo al primer palo que el arquero Tizie no pudo controlar fácilmente. En el intento inicial, el balón le rebotó y se estrelló en el palo, con dirección al fondo de la red, pero en la desesperación, el arquero marfileño capturó la pelota en el aire y la sacó rápidamente hacia afuera. La impresión al ver las diferentes cámaras fue que el balón cruzó la línea del arco, pero el árbitro en ningún momento titubeo, a diferencia de algunos jugadores argentinos que arrancaron hacia el mediocampo.
Las banderas argentinas. Son un clásico en cualquier parte del mundo y esta oportunidad mundialista no fue la excepción a la regla. Las banderas de aliento para el seleccionado argentino decoraron las cuatro paredes del estadio. Desde muy temprano, los hinchas argentinos se acercaron para tomar las mejores posiciones, pero lo cierto es que al momento del pitazo inicial, todo se veía de color celeste y blanco.
Soldado que huye... sirve para otra guerra. Los nervios del arranque se disiparon rápidamente a fuerza de goles, con el agregado que fue uno de cada delantero -Saviola y Crespo-. La emoción, la tranquilidad y la adrenalina se vieron reflejadas en una sola palabra: vamonos. Con el rostro visiblemente emocionado, Hernán Crespo le repitió varias veces la palabra "¡¡Vamonos!!" a Saviola, al mismo tiempo que lo insinuaba mediante un gesto con sus manos. Claro está que fue a modo de broma, pero ninguna expresión más clara que esa para plasmar la alegría de dos delanteros.
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