Boxeo / En el Luna Park. El logro que vale para creer en su destino
En su primera defensa como campeón crucero de la OMB, Ramírez se impuso por puntos al azerí Ismailov
El bonaerense Víctor Emilio Ramírez (89,950 kg) fue artífice de un logro mucho más valioso que la significativa primera retención de su corona mundial crucero (OMB), al vencer por puntos en fallo dividido al retador Alí Ismailov (89,600), de Azerbaiyán, anteanoche en el Luna Park. Ramírez, de 25 años y 17 peleas, sin mayor experiencia en el profesionalismo, destacó un mérito fundamental en este éxito: evolucionar en pleno combate y superar experiencias desconocidas en su meteórico ascenso pugilístico.
En una contienda dura y de ritmo ponderable, el campeón intercaló lucimiento, estancamiento, dominio y nervios ante un adversario como Ismailov, un veterano de 35 años que no tuvo resto físico ni plenitud. Ramírez supo conservar sus ventajas sobre un agotado retador, que recurrió al clinch y al abrazo en exceso.
La tarjeta de LA NACION señaló: 117-114 para el anfitrión. El jurado panameño Ignacio Robles otorgó 116-112, y el argentino Ramón Cerdán, 115-113, ambos para el vencedor, mientras que el norteamericano Clark Sanmartino falló 115-113 para el azerí.
El campeón, que contó con el apoyo político del oficialismo de la provincia de Buenos Aires, sintió el rol que estaba cumpliendo sobre el ring del Luna Park. El gobernador Daniel Scioli, Hugo Curto y Carlos Heller intercalaban sus lugares con sus parientes llegados desde Las Toscas o con sus ex compañeros del Mercado de Carga y Descarga, de Lanús, donde en otros tiempos junto con su padre y alguno de sus 12 hermanos -con quienes aún vive en Wilde- ponía su musculatura al servicio del exigente trabajo. La suma de estos factores que conforman esta crítica determinan algo muy importante en su vida profesional: su crecimiento.
El KO, las grandes caídas o las escenas espectaculares son las ideales para el consumidor de este deporte, y no se dieron. Pero este tipo de compromisos, en los que saber sufrir para poder ganar, son clave. Su hija Brisa es la luz, pero el sentimiento y la meta de Ramírez tienen una parada obligada en breve: el inglés Ola Afolabi, poseedor de una porción de su mismo título en condición interina. Se espera por el choque unificatorio y Afolabi es superior a Ismailov, entonces en Ramírez deberá aflorar la madurez que alcanzó con esta victoria.
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