Fútbol. El seleccionado, a un paso de la historia
Sostenida en un andar irresistible, la Argentina buscará la primera medalla dorada en 52 años; mañana, a partir de las 4, ante Paraguay
ATENAS.- Si se trata de hacer historia, de la grande, gloriosa e inolvidable, este seleccionado argentino no pudo haber caído en mejor lugar que en esta Grecia milenariamente olímpica. Por haber jugado como los dioses en varios momentos del campeonato, está en la antesala del Olimpo. Parece su destino, el que supo forjarse con buen fútbol, atrevimiento, consistencia y personalidad. A su manera, se convirtió en una especie de Dream Team futbolístico, en un equipo irresistible para cualquiera que se le pusiera enfrente.
Si lo hecho hasta aquí por la Argentina es importante, valioso y elogiable, lo de mañana tendrá carácter de trascendente. Ciertamente, el nivel y la fortaleza que mostró este equipo invitan a que el espectador argentino trasnoche en la madrugada del sábado para prenderse de la televisión a las 4, momento en el que la Argentina y Paraguay disputarán una final olímpica puramente sudamericana, particularidad que sólo tiene un antecedente: el partido que Uruguay le ganó a nuestro país en Amsterdam 1928. El estadio Olímpico, que hasta aquí se estremeció con el atletismo, pondrá por primera vez su colosal estructura y diseño al servicio del fútbol. Hasta 58.000 espectadores podrán presenciar un encuentro que, de finalizar empatado, se extenderá con 30 minutos suplementarios (sin gol de oro ni plata) y, de ser necesaria, la tanda de penales.
La Argentina está en su punto justo: por la confianza que otorgan los buenos resultados; por el ambiente de sensato optimismo que se respira en el plantel, y porque ya demostró cabalmente que fue superior a todos sus rivales. El encadenamiento de circunstancias positivas también se advierte en la infrecuente posibilidad que tuvo Bielsa de disponer de la misma formación en los seis partidos. La alineación ya sale de memoria, como corresponde con los equipos que aspiran al recuerdo. Y también juega de memoria, pero no porque sea mecánico o tenga automatismos, sino porque hay un entendimiento muy alto en el despliegue y el manejo de la pelota.
Paraguay no es un rival impactante, pero el primer pecado sería subestimarlo. Aunque no suele sobrarle mucho, nunca anda escaso de carácter competitivo. Tiene una semejanza con la Argentina: todo su equipo, salvo el temible goleador Cardozo, estuvo en la Copa América, con lo cual suma muchas horas de funcionamiento.
Contra su costumbre, Paraguay no se manejó en estos juegos con resultados cerrados y con pocos goles. Hizo muchos -marcó en todos los partidos- y recibió bastantes -sólo Italia no lo vulneró-, especialmente cuando marcó con una línea de tres zagueros, abandonada en los últimos partidos por una línea de cuatro. Tiene un cacique por línea, con Gamarra en la defensa; Enciso en el medio, y Cardozo en el ataque. Y habrá que estar atento a su poderío aéreo, aspecto en el que la Argentina dio algunas concesiones.
Será el último acto de una obra que el seleccionado lleva adelante de manera impecable. Es su gran hora y está en condiciones de aprovecharla. Para adelantar un reloj deportivo que se quedó detenido hace 52 años en los remos de Capozzo y Guerrero...
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