El Grupo A. El sueño alemán y un comienzo imperfecto frente a Costa Rica
La selección local no podrá contar con Michael Ballack, su máxima figura, en el puntapié inicial del Mundial; a las 13, en el estadio de Munich
BERLIN / MUNICH.- Dos años de preparación minados de controversias y cuestionamientos, que se enderezaron hacia una ilusión forzada por millones de hinchas, desembocan hoy en la puesta en escena más esperada para los alemanes. El 1° de agosto de 2004, cuando Jürgen Klinsmann empuñó el timón de la selección local con la foja como entrenador vacía, comenzó una cuenta regresiva que sólo contempla el premio mayor, porque el lustre y la historia de la camiseta blanca así lo mandan y porque la condición de anfitriona refuerza la sensación de mandato obligatorio. Desde esta misma tarde, a las 18 de aquí (las 13 de nuestro país), en la lujosa caldera de aliento que será el Stadium Munich (tal como se conocerá al Allianz Arena durante la Copa del Mundo), los tres títulos mundiales de la Mannschaft dejarán de ser un orgullo de vidriera y se transformarán en una responsabilidad mayúscula para el equipo que carga con los sueños de un país.
Pero todos esos contratiempos que acompañaron desde siempre a Klinsmann y a su gente se empeñan en reinventarse. El seleccionado que hoy abrirá la 18a Copa del Mundo ante Costa Rica llega con una herida inesperada hasta hace muy poco, que comenzó como un detalle menor y fue tomando forma de cortocircuito insidioso con el paso de los días. Si quienes ponen su esperanza en Alemania debían elegir a un jugador como depositario de algún inconveniente, el último en la lista habría sido Michael Ballack. Pues bien, la máxima figura local se perderá el estreno por la contractura que lo afecta en gemelo derecho, una frustración que le caben a él y a un equipo que lo necesita como el agua. Ironía de su destino, la de hoy será su segunda ausencia mundialista consecutiva: en 2002 no jugó la final ante Brasil porque estaba suspendido. La novedad se conoció ayer de boca del entrenador, después de varios días en los que la presunción ganaba terreno a paso firme. "A él y a nosotros nos hubiese gustado que estuviera en el debut, pero no podrá ser. Lo importante es que se recupere y que nos ayude desde el segundo partido", resumió Klinsmann por la mañana en Berlín, antes de partir, al mediodía, rumbo a Munich.
Lógicamente, la confirmación de la noticia que se entreveía disparó interrogantes múltiples, que con cada minuto fueron alimentando polémicas y enojos. Al DT le preguntaron, por ejemplo, si el jugador tuvo autorización para tratarse con su médico personal: "Si alguien tiene confianza en otro profesional puede acudir a él, aunque no me consta que eso haya pasado", respondió. Y si estaba molesto porque Ballack comenzó a tratarse demasiado tarde. "Nadie está enojado. El partió de la base de que el golpe iba a desaparecer el lunes y no fue así", dijo Klinsmann, sin darse cuenta de que estaba poniendo la semilla de un problema. Por la tarde, muy molesto con los comentarios que agitaba la prensa, Ballack contestó en un comunicado de la federación: "Recién el domingo a la noche sentí el problema en el músculo, y el lunes temprano recibí tratamiento en el hotel. Las acusaciones de que esto no fue manejado profesionalmente son una ofensa, una calumnia para mi reputación". Un escandalete que nadie querría horas antes de debutar en un Mundial.
Como sea, la responsabilidad de conducir al tricampeón mundial en la presentación ante su gente recaerá en Tim Borowski, un volante de 26 años con estilo parecido al del capitán, pero bastante menor categoría. Más allá de los chispazos comentados, no se cree que la cuestión merezca poner el grito en el cielo, porque el compromiso aparece accesible: Costa Rica no es, precisamente, la mayor amenaza que Alemania puede encontrar en el Grupo A, que completan los polacos y los ecuatorianos. Para el equipo centroamericano es casi un fin en sí mismo sentarse a la mesa de los 32 elegidos y una distinción de la fortuna compartir el protagonismo de la apertura, aunque su DT, el brasileño Alexandre Guimaraes, se propone igualar la marca histórica de los Ticos: los octavos de final que alcanzaron en Italia 90. Su bandera es el veterano Paulo Wanchope.
Desde la presencia argentina, el Mundial también comienza hoy: a Horacio Elizondo le cabrán el honor y el altísmo deber de controlar un partido de libro, sin duda el momento culminante en la vida profesional del árbitro más jerarquizado de nuestro país. También para Darío García y Rodolfo Otero, que lo asistirán desde las líneas. Por fin, la larga espera pasa a ser historia. Se abre, para el universo del fútbol, la puerta de entrada hacia el mes que cada cuatro años pone en vilo al mundo.
- Un festejo de cumpleaños muy particular
Deben de haber pocas maneras más especiales de festejar un cumpleaños que jugando el partido inaugural de un Mundial. Esa sensación la vivirá hoy Miroslav Klose, que hoy celebra los 28. "¿Qué regalo quisiera? Es fácil de responder. Lo importante es ganar; lo demás es secundario", dijo el atacante alemán de origen polaco.