El VAR tercemundista de la Conmebol, sin tecnología de punta ni capacitación
La Conmebol dispuso un VAR tercermundista para su Copa América, sin la tecnología de punta que utiliza la UEFA y la FIFA. En el Mundial de Rusia, el sistema contó con 33 cámaras y a los árbitros se los capacitó durante dos años. Acá, se emplearon 24 cámaras y los jueces no recibieron la debida instrucción. Comparados ambos sistemas, el VAR de la Conmebol quedó reducido al imperfecto Telebeam que hace décadas se aplicaba en el programa televisivo que emitía los goles. Si todo salía bien, hubiera sido más producto de la casualidad que de la planificación. Lo que debía ser una herramienta para limitar el margen de error y aportar más transparencia, terminó siendo un caldo de cultivo para incrementar las polémicas y sospechas. Todo esto, sin entrar a dudar de la honorabilidad de los responsables.
Desde que se conoció su designación, se desconfiaba de la capacidad del ecuatoriano Roddy Zambrano para dirigir Argentina-Brasil. Los 90 minutos demostraron que el clásico sudamericano le quedó grande, se vio sobrepasado por los acontecimientos. Para el partido por el tercer puesto entre la Argentina y Chile, el elegido fue Mario Díaz de Vivar, que ni siquiera es el mejor árbitro de Paraguay. Sus desempeños no son satisfactorios en tierra guaraní, pero Conmebol lo convocó a su torneo madre porque lo quiere poner en carrera para el Mundial de Qatar 2022. Tendrá que apurar el tranco y mejorar el rumbo para llegar en forma a la cita asiática.
Dos exarbitros argentinos, uno que gozó del mayor prestigio internacional y otro que dirigió la formación de sus colegas, coincidieron ante una consulta de La Nación en que Lionel Messi fue mal expulsado. Consideraron que el capitán argentino merecía, a lo sumo, una amarilla, ya que si bien originó el incidente, después adoptó una postura pasiva ante los empellones desafiantes de Medel.
Le señalaron a Díaz de Vivar falta de experiencia y potrero para interponerse entre los dos jugadores y evitar que el enfrentamiento se prolongara. Como en los dos penales que la Argentina reclamó ante Brasil, el VAR volvió a estar ausente en este incidente. El partido estuvo interrumpido durante cuatro minutos, pero ni Díaz de Vivar recurrió a la tecnología ni el peruano Diego Haro, encargado de la sala del VAR, le advirtió sobre la conveniencia de revisar la acción.
En materia arbitral, la Conmebol se mostró humanamente muy falible en esta Copa América. Dentro y fuera del campo. Néstor Pitana no fue tenido en cuenta para la final entre Brasil y Perú para no herir susceptibilidades en el país organizador después de la controvertida semifinal. Cualquier error del misionero que perjudicara a Brasil lo expondría demasiado, aunque para corregir sus fallos u omisiones está el VAR, un auxilio que Pitana utiliza mejor que nadie en esta Copa América. Una lógica derivación de los cursos que tomó antes de dirigir en el Mundial de Rusia.
Puntillosa para no designar a Pitana, la Conmebol pareció distraída al elegir chileno Roberto Tobar. Perú viene de ganarle en las semifinales a Chile, en un partido que actualizó una rivalidad histórica, que empieza en divergencias geo-políticas y se traslada a la cancha.
Más allá de la razón que le asista a la Argentina (engloba a Messi, Scaloni y la AFA), si se le aplica el VAR a sus reclamos dictaminaría exceso verbal y una sobreactuación victimista. Cruzó la frontera que separa la queja formal y justificada de la actitud destemplada de salir a patear escritorios. La Argentina necesita ajustes futbolísticos, fue bronce. Conmebol debe sacar al VAR del cine bizarro en que lo convirtió.
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