Entre las idas y venidas, ahora la UAR acentúa la prohibición a los "europeos" en los Pumas para el Mundial
Octubre de 2017: el presidente de la Unión Argentina de Rugby (UAR), Carlos Araujo, anuncia que para el Mundial no habrá impedimento alguno para convocar a jugadores que actúan en el exterior.
Marzo de 2018: Marcelo Rodríguez asume la presidencia y enfatiza su intención de flexibilizar cuanto antes la prohibición.
Junio: la restricción se mantiene y Daniel Hourcade debe afrontar la ventana de junio con un equipo 100% local.
Agosto: Mario Ledesma asume la conducción de los Pumas y avisa que apelará a la excepción que contempla la regla en caso de necesidad extrema, al tiempo que festeja la posibilidad de convocar irrestrictamente en Japón 2019.
Diciembre: Fernando Rizzi, secretario de la UAR, aclara que la restricción se mantendrá inalterada incluso en el Mundial.
Cuando la Argentina se incorporó al Súper Rugby, en 2016, dispuso una política de no convocar para el seleccionado a jugadores que actuaran en Europa. La medida persigue un objetivo loable: desarrollar un grupo de rubiers bajo un mismo estilo de juego y un mismo calendario, para potenciar al seleccionado. Pero su eficacia es debatible. Y en el contexto de una nación de rugby que aspira a igualarse con las potencias, llaman la atención la ambigüedad y el cambio constante de las reglas de juego. En el medio queda el bien más preciado del rugby argentino: los jugadores, sujetos a esta indefinición.
"Se mantiene el criterio que resolvió el Consejo y que es compartido por los entrenadores: se convocará a jugadores por pedidos expresos y muy puntuales, como sucedió durante 2018. Creemos que esta restricción es la medida más adecuada, pero no absoluta. Tuvimos pedidos y los aceptamos", aludió Rizzi al Mundial de Japón en una conferencia de prensa a fines del mes pasado. "El head coach tiene la libertad de pedir las excepciones que considere necesarias para el equipo. No hay un número límite de pedidos y el criterio de evaluación es compartido por todos los entrenadores que están involucrados en el sistema", se extendió el secretario de la UAR.
Con esta decisión, y siguiendo la lógica de las excepciones previas, en Japón 2019 los Pumas se verían privados de contar con algunos integrantes de primer nivel mundial, como Juan Imhoff, Facundo Isa y Santiago Cordero. Los puestos de wing y tercera línea están muy bien cubiertos y no habría razón para hacer lugar a una excepción. Esto, siempre que no se lesionara algún jugador clave y no se abriera alguna otra posibilidad. Sí es más lógica la presencia de pilares como Juan Figallo y Ramiro Herrera ante la falta de jugadores de experiencia suficiente en el puesto. Quizás un hooker, si Ledesma decidiere llevar a tres. Y aparece imprescindible Nicolás Sánchez, en la medida en que en seis meses de Súper Rugby no surja ningún apertura que logre llenar sus botines. Improbable, pero no imposible.
A partir del Rugby Championship del año pasado, la UAR aceptó el pedido de Ledesma de convocar a primeras líneas de Europa, un beneficio que le había sido negado al antecesor Daniel Hourcade. Consecuentemente, actuaron Figallo, Herrera, Gastón Cortés y Facundo Bosch, más el segunda línea Mariano Galarza.
Se abre ahora otra etapa, esta vez con un objetivo supremo a la vista: el Mundial. Jugarlo es un atractivo invaluable para todo rugbier argentino. Algunos resignan dinero con tal de acceder a ese orgullo. Otros priorizan el futuro de sus familias. Son cuestiones sensibles las que están en juego, por eso la necesidad de reglas claras.
Todo indica que serán un puñado los "europeos" que estén en Japón. Aunque todo puede cambiar. Una vez más.