Esta versión de Ginóbili no admite despedidas
OAKLAND, Estados Unidos.- Si cuando toma un triple y lo acierta se le sale el alma para celebrarlo y de la misma manera se enoja al fallarlo, algo todavía late con fuerza. Si se molesta muchísimo porque toma una mala determinación en el cierre de un partido, como sucedió en la noche del martes ante Golden State Warriors con un pase lejos del alcance de LaMarcus Aldridge, quiere decir que no le da lo mismo este asunto. Si se sabe bajo la mirada de todos y vuelve a pedir la pelota en la acción siguiente porque tiene que ofrecer, de alguna manera, una respuesta que le dé vida al equipo, es señal que no es tan cierto que el básquetbol es mucho menos importante que antes. Si fue el último partido de Emanuel Ginóbili es imposible determinarlo, pero quedó claro que desenlace de temporada no se pareció a una despedida.
Podrá decir el bahiense que debe tomarse un tiempo para comunicar cuál será su determinación, es verdad que tendrá que hablar con su familia para el paso final, pero de lo que no tiene dudas es que físicamente puede responder a la exigencia. Fue el propio Manu el que reconoció que se sintió casi como nunca con su cuerpo y que apenas le costó un poco más la exigencia de playoffs. Y no es un detalle menor para él que tan pendiente está de sus cuidados y que mide si al día siguiente puede o no levantarse de la cama. Es allí donde pensar en una aventura a los 41 no sería una locura. Pero se juegan muchas otras cosas. Y claro, si se acabó, desde hace rato todo está completamente pagado.
Es diferente este Ginóbili al de otros años. Siente más y calcula un poco menos. Está más vulnerable. Y allí está el único punto que puede finalizar esta aventura de 16 años en la NBA. El día de día con la familia hoy domina sus emociones e ir a buscar a la escuela a Luca o los sábados ir a ver jugar al básquetbol a Dante y a Nicola, son actividades que lo seducen. Aunque tiene un entorno que lo anima a afrontar los desafíos, una esposa que lo acompaña incondicionalmente, y allí es donde nada parece imposible en la carrera del argentino.
Más allá de la decisión final, esta versión de Manu no admite despedidas. Y no tiene que ver con su juego dentro de la cancha, no está vinculado con su amor por el básquetbol, no encuentra espacio aquí la emoción por tener otra función de su zurda. Emanuel Ginóbili a los casi 41 años es un animal competitivo y eso borra cualquier fecha de vencimiento.