Fórmula 1: Charles Leclerc, la esperanza de Ferrari para festejar en las calles de Bakú
El trazado callejero de Bakú, con su recta de 2,2 kilómetros que se discurre junto al mar y el tránsito por espacios turísticos como la Casa de Gobierno y la torre de la Doncella, será el escenario de la cuarta parada del calendario de la Fórmula 1 . El Gran Premio de Azerbaiyán tiene apenas tres antecedentes, aunque el primer capítulo se desarrolló bajo la denominación de GP de Europa, carrera que ganó Nico Rosberg en 2016, año de su coronación. Más tarde se sucedieron los triunfos de Daniel Ricciardo, con Red Bull, el único del piloto australiano en 2017, mientras que el pentacampeón Lewis Hamilton fue quien celebró en lo más alto del podio en 2018, dándole ventaja a Mercedes en el historial de ganadores entre las escuderías. Pero hay otros tres nombres que conocen la gloria en Azerbaiyán entres los 20 que componen la grilla de la F1, destacándose el de Charles Leclerc por sobre los del británico George Russell (Williams) y el tailandés Alexander Albon (Toro Rosso). El juvenil tridente se impuso en las carreras de la Fórmula 2 de la FIA.
Leclerc es una irrupción fresca que atempera el dominio que ejecutó Mercedes con sus tres 1-2 y le disputa el liderazgo a Sebastian Vettel en Ferrari . En las calles de Bakú intentará firmar su primer éxito en la F1, ese que se le escurrió en Bahrein cuando el motor perdió potencia, y así romper con la hegemonía impuesta por Hamilton y Valtteri Bottas. Azerbaiyán es uno de los destinos favoritos del monegasco, un circuito que puso a prueba su fortaleza mental y en donde descubrió el primer reconocimiento en la categoría, cuando sumó sus primeras unidades con Alfa Romeo Sauber en 2018, al finalizar en el sexto puesto. "Simplemente me gusta conducir en ese dibujo, quizás por eso me fue bien en el pasado: en 2017, en la F2, marqué la pole, gané la carrera larga y también logré un podio en la restante. La parte del castillo, las curvas apretadas… Es un reto de concentración, porque el error significa ir contra los muros", advierte quien tomó el desafío de Ferrari con escasa experiencia, un caso extraño para la casa de Maranello. Para encontrar una equivalencia hay que remontarse a 1977, cuando Gilles Villeneuve, quien marcó una época en la Scuderia, aunque no logró un título: el canadiense tenía una única carrera como antecedente.
La visita con triunfo de Leclerc a fines de 2017, cuando era integrante del equipo PREMA Racing, con el que obtuvo el título de F2, descubrió la fortaleza de espíritu del monegasco: la muerte de Hervé, su padre, se produjo tres días antes de ese fin de semana en Bakú, aunque el joven piloto en ningún momento descartó su participación. "Fue muy duro de asimilar, porque falleció el miércoles antes de la carrera. Lo único que me dije es que verme correr era todo para él y que mi padre no hubiera querido que estuviese destrozado y que hiciera una mala carrera. Lo que él habría querido es que yo ganara y gané para él", recordó en una entrevista concedida a la BBC.
En la charla con la televisión inglesa, el piloto admitió que en la última conversación que tuvo con Hervé ensayó una mentira piadosa para con su padre. "Siempre soñó en que fuera piloto de F1, así que le dije que me habían garantizado una butaca para 2018, algo que por entonces no era verdad. Pero al final no le mentí: llegué y estoy en Ferrari", dijo quien es un producto de las academias de pilotos Ferrari, en la que tuvo a un mentor particular: Jules Bianchi.
El francés, un par de años mayor que Charles, pero con el que tenía un vínculo muy fuerte, no pudo cumplir el sueño que hizo realidad su amigo: ser piloto de la Scuderia. Bianchi protagonizó la última desgracia de la F1, un gravísimo accidente en el GP de Japón en 2014, cuyas secuelas lo mantuvieron en coma hasta julio del año siguiente cuando murió. Los inicios de Leclerc en el karting fueron en la pista de Brignoles, que era propiedad de Philippe Bianchi, el padre de Jules. No fue una rareza que el monegasco escribiera en las redes sociales "a Jules, gracias por todo lo que me enseñaste, nunca te olvidaré", apenas se conociera la noticia de su llegada a Ferrari.
Las dificultades financieras de Leclerc en su juventud encontraron un respaldo en Bianchi y Nicolás Todt, hijo de Jean –exdirector deportivo, luego presidente de Ferrari y actual titular de la FIA–; "en 2011 mi padre no tenía los medios para que siguiera corriendo y ellos me apoyaron", asegura el monegasco. Las palabras son refrendadas por Nicolás Todt: "Tiene talento y es un chico inteligente; dale una oportunidad, me dijo Jules. Al principio, lo ayude por la amistad que teníamos y para complacerle. Reconozco que nunca me decepcionó".
El sexto puesto con Alfa Romeo Sauber, en 2018, fue el empujón que Ferrari esparaba para confirmar que Leclerc debía sumarse a la estructura. "Es uno de los mayores talentos que tuvimos, quizás sea uno de los mejores novatos de las últimas dos décadas", relató Beat Zehnder –mánager de Alfa Romeo SauberTeam–para la serie de Netflix: Fórmula 1 Drive toSurvive.
Verstappen explicó qué cambiaría en la F1
Con la misma edad que Charles Leclerc, 21 años, aunque con mayor experiencia en la Fórmula 1, donde debutó como piloto en 2015, Max Verstappen ensayó qué modificaciones realizaría para equiparar los rendimientos y romper el doble comando que ejecutan Mercedes y Ferrari sobre el resto de las escuderías. "Los neumáticos son muy sensibles y se sobrecalientan rápidamente, por lo que se pierde adherencia; el DRS ayuda a los acercamientos, pero no me gusta depender de eso para iniciar una maniobra de superación. En la potencia de los motores hay una diferencia enorme, los últimos títulos fueron para los autos con mejores impulsores. Y en la aerodinámica, la brecha entre Mercedes, Ferrari y Red Bull, respecto al resto, es de medio segundo. Las carreras serían más bonitas si se compactaran las diferencias", señaló el talentoso piloto de Red Bull al sitio especializado f1.com.
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