Fuerza bruta
Actitud y buen juego fueron las claves de La Guarida, que venció por 16-14 a Los Mochitos y ganó el máximo título del deporte por segundo año consecutivo
En una de las tribunas de la cancha 2 de Palermo cuelga una bandera argentina, de varios metros de extensión, que dice: "Por siempre Argentina, vamos La Guarida". Por sus colores, por su lema, resulta el decorado perfecto para la fiesta del deporte nacional, en un escenario dominado por símbolos nacionales como las alpargatas y las boinas. Cuando el sol se oculta, esa bandera abraza a los jugadores del equipo de 9 de Julio, que vencieron por 16-14 a Los Mochitos Ford Camiones y ganaron el 70° Campeonato Argentino de Pato, para así conquistar su segundo título consecutivo.
Un campo ganador de la citada ciudad bonaerense, otro oriundo de otro pueblo de la misma provincia, Brandsen, y que debutaba en el partido decisivo. Un ambiente fervoroso con simpatías divididas casi por igual. Idénticas ventajas en los dos finalistas (33) y casi la misma cantidad de títulos individuales: 11 para los hombres de La Guarida y 13 para los de Los Mochitos. Todos los indicios presagiaban un desenlace caliente, y los protagonistas se encargaron de confirmar esos pronósticos.
Comenzaba el último tiempo y La Guarida estaba uno arriba: 14-13. Una cinchada entre Francisco Bellapart y Facundo Taberna levanta a la gente. Después del partido, Ariel Tapia, feliz vencedor y polista de cinco goles de handicap, decía: "Entre los dos deportes, el pato tiene mucho más adrenalina que el polo por el contacto humano". El público ratifica sus palabras con aplausos para esa acción típicamente patera: Palermo es puro grito y arengas con sonidos de reminiscencia gauchesca. Luego, con dos goles de ventaja y tres minutos por jugarse, La Guarida se florea con el paseo del pato por todo el campo ante la impotencia de los rivales. Tapia, con una gran acción individual a medio minuto del final, definió el intenso partido: gran corrida esquivando rivales y encontrando huecos hasta desembocar en el tanto que cerró el partido.
A la hora de los merecimientos, la actitud en los momentos claves puede servir como argumento para justificar el resultado. La Guarida arrancó 0-3 pero en una ráfaga igualó para irse al primer descanso 3-3. El quinto tiempo comenzó 11-10 para los Mochitos que en dos minutos amplió la diferencia: de nuevo tres goles de distancia entre los finalistas. Y, como un calco, otra vez La Guarida reaccionó y en cinco minutos anotó cuatro tantos seguidos (mejor seguidilla del cotejo), con el agregado que cada uno de los campeones convirtió en esa reacción. En el balance, La Guarida mostró un mejor funcionamiento en equipo, en especial por las combinaciones entre Tapia y Juan Ignacio Lanfranco, más el infatigable trabajo de Andrés Lanfranco, Olimpia de Plata 2010, mejor jugador de la final y candidato a repetir esa distinción y de llegar al máximo de valorización.
Paradojas de la vida, como una semana atrás en el polo, perdió un equipo de casaca negra, al que le convirtieron 16 goles y que en sus filas tenía dos hermanos llamados Nicolás y Facundo y otro jugador de nombre Ignacio. Pero eso era polo, y esta vez el pato fue el protagonista en Palermo. Con más alpargatas que tacos altos y más boinas que sombreros de paja. Y con un bicampeón que, en una gran final, hizo claros honores como para ser considerado el mejor del deporte nacional.
VERDADERO DEPORTE NACIONAL
El discurso final de la entrega de premios tuvo una particular frase de Ricardo Fernández, el presidente de la Federación Argentina de Pato: "Esto va para la marca que quiso hacer una campaña para que el fútbol sea el deporte nacional. Con la gente que vino acá, con el nivel de juego y de caballos, está claro que el verdadero deporte nacional es el pato", afirmó.
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