Fútbol y memoria en la Feria del Libro
Por qué hay que ganar siempre?". Jorge Carrascosa cuestiona "a una sociedad donde uno vale por lo que gana y no por lo que realmente es". Busca profundizar su renuncia a jugar el Mundial ‘78. El periodista Gustavo Campana reabre la reflexión de Carrascosa en "Tribunas sin pueblo", su libro incómodo sobre las euforias y horrores a cuarenta años de la Copa de Argentina ‘78. La Feria del Libro recuerda también que River Plate echó en 1997 como socios honorarios a Jorge Videla, Eduardo Massera y Ramón Agosti. Y que hasta Julio Grondona llamó preocupado al entonces secretario general de River, José María Aguilar, preguntándole si realmente hacía falta tomar esa medida. Pero River mantiene aún hoy como socios honorarios a otros diez miembros de la dictadura, entre ellos el almirante Carlos Lacoste. Lo cuenta "Clubes de fútbol en tiempos de dictadura". Los libros de la Feria hacen memoria.
El River del presidente Rafael Aragón Cabrera homenajea en 1978 a Lacoste. Es el almirante Lacoste que, con un arma sobre la mesa, le dice a Ubaldo Fillol que renueve contrato con River "si no quiere aparecer en un zanjón", según cuenta el propio arquero en una de las tantas biografías de jugadores que también se ven en la Feria. Es también el mismo Lacoste que en 1978 dice que River "debe ser manejado como una empresa". "Clubes de fútbol en tiempos de dictadura" (una formidable compilación a cargo de Raanan Rein, Mariano Gruschetsky y Rodrigo Daskal) recuerda además que Grondona fue elegido presidente de Independiente apenas cuatro meses después del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. Que el padrón tenía un número inflado de cien mil socios, aunque votó el diez por ciento de esa cifra. En los clubes, al menos, se votaba.
Videla era hincha de Independiente, pero los socios honorarios del Rojo, en 1982, fueron Neil Armstrong y los otros dos astronautas que pisaron la luna en 1969. Julio Frydenberg, autor del capítulo sobre Independiente, ironiza sobre Boneco, el perro mascota que entre 1974 y ’76 recorría la cancha bajo aplausos, con escudos de policía y gendarmería y un banderín en su boca del Mundial ‘78. El Boca de Alberto J. Armando (trabajo de Alex Galarza) vivió su estadio imposible para 140.000 personas en la Ciudad Deportiva, jamás construído. Y en Racing (Ariel Scher-Julián Scher-Diego Urbaneja) se supo siempre sobre el secuestro y tortura de Juan De Stéfano (presidente en 1987), pero mucho menos del caso de Horacio Rodríguez Larreta, su presidente en 1977, padre del actual Jefe de Gobierno de la Ciudad, intimado por el general Antonio Bussi a dejarle dinero a Tucumán por el fichaje de Ricardo Villa y secuestrado "por error" tres días de 1977. El general Leopoldo Fortunato Galtieri, que llegaba al club en helicóptero, ayudaba llamando a la AFA cuando a Racing le faltaba dinero.
Siempre tuvimos literatura sobre el Mundial ‘78, pero teníamos un vacío en cambio sobre los clubes en tiempos de dictadura. Néstor Vicente cuenta que en Huracán convivieron un médico peronista (el presidente David Bracuto, forzado a cesar en la AFA), un vice "de aceitada relación" con Massera (Osvaldo De Santis, candidato original de los militares para la AFA de 1979) y un sector de hinchas vinculado con Montoneros, que cantaban "Lo dice el Tío (por Cámpora), lo dice Perón, hacete del Globo que sale campeón". El libro cuenta que 1976 fue un año pico de cantidad de socios en los clubes, pero de baja también record en asistencia a las canchas. Está la historia de San Lorenzo impulsado a dejar el Gasómetro. Y el acoso y la reconstrucción de Lanús. "En nuestro club asociación civil –afirmó días atrás en un debate Alejandro Marón, ex presidente de Lanús– el fútbol nos permite aplicar en serio la teoría del derrame, ayudar con sus ingresos a sostener otras actividades ‘deficitarias’ y que una Sociedad Anónima jamás apoyaría". Es un aviso para los gurúes que, hoy en tiempos renovados de Dios Mercado, impulsan la figura de los Clubes SA.
Ya no se puede decir más que los libros ignoran a la pelota. El stand de Librofútbol de la Feria tiene, como siempre, títulos de todos los colores. Biografías de Ferenc Puskas y Bela Gutman, informes sobre Islandia, rival de Argentina en el debut en Rusia (El faro de Dalatangi) y trabajos de la siempre formidable Ediciones Al Arco, que cumple quince años publicando libros deportivos. En su hermosa biografía ("Por el andarivel del 8", escrita por Rodolfo Chisleanschi), Miguel Brindisi recuerda la muerte de Juan Domingo Perón en pleno Mundial ‘74. Cuenta que René Houseman no paró de llorar tras la noticia. Y que cuando él fue a abrazarlo después de que René anotó el 1-1 en el último partido ante Alemania Oriental, "el Loco lloraba y no gritaba gol, gritaba Perón, Perón". La Feria presentó también una segunda versión de Pelota Papel, nuevos cuentos escritos por jugadores, entre ellos Fernando Gago, Lautaro Martínez, Emmanuel Gigliotti y Fabricio Coloccini. Ignacio Bogino, otro de los autores, pasa por el stand de la radio 750. Hablamos de Temperley y el descenso. Y, como si hubiese escuchado a Carrascosa cuarenta años atrás, Bogino sorprende y se pregunta: "¿Por qué hay que ganar siempre? ¿Quién dice que hay que ganar siempre?".
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