Además del DT, Boca deberá definir quiénes liderarán el vestuario: las cuatro claves para la reconstrucción
No fue un partido, fue el definitivo quiebre de un ciclo. La derrota con a River , en la final de la Copa Libertadores , en Madrid, hizo saltar por el aire toda planificación que pudiera contemplarse en Boca . Los interrogantes se acumulan, se atropellan, y resolver cuestiones inmediatas y que involucran a futbolistas emblemáticos, con ascendencia, es otro asterisco que los dirigentes tendrán que analizar. La salida de los Barros Schelotto de la dirección técnica, descubrir el sucesor y determinar el futuro de Carlos Tevez , Pablo Pérez y Fernando Gago apuran la agenda.
Guillermo no sigue, ¿qué pasará con los referentes?
Alcanzar la final de la Copa Libertadores tras el bicampeonato doméstico también puede configurar un año decepcionante. Porque conseguir la séptima era el objetivo excluyente de Boca para 2018 y, fundamentalmente, a partir de que el golpe final, contundente, se lo dio River. Madrid fue el Waterloo xeneize.
Lo que se aproxima es una reconfiguración futbolística que arrancará desde la conducción y se prolongará en los jugadores, donde el foco se centra en los referentes.
Guillermo Barros Schelotto no continuará en la dirección técnica. Si el entrenador tenía decidido no seguir más allá del resultado final, el desenlace en el Santiago Bernabéu hizo que los dirigentes tampoco contemplen ofrecerle la renovación. Quienes sí tienen vínculo vigente son Pablo Pérez, Carlos Tevez y Fernando Gago, pero eso no asegura que continúen.
Pablo Pérez, capitán entre los aplausos y la reprobación
Cara visible de las dos finales perdidas con River y con una relación tensa con los hinchas, Pablo Pérez podría dejar el club en el contexto de una renovación. Su carácter volcánico, positivo para participar activamente en el juego, lo expuso más de una vez por sus reacciones. Los Mellizos reconocieron su importancia en el equipo y la ascendencia entre sus compañeros con la capitanía, pero con la gente nunca logró una aprobación unánime. No solo eso, sino que incluso fue reprobado y cuestionado.
El primer cortocircuito del año ocurrió en abril, cuando después de hacerle un gol a Talleres lanzó sus insultos contra la tribuna popular. El posterior pedido de disculpas no alcanzó para eliminar resquemores. Volvió a protagonizar una conducta desafiante, también con el mismo destino, luego de una asistencia a Mauro Zárate en la ida de los 4tos de final ante Cruzeiro. Finalmente, el gesto de arrojar la cinta al piso al ser reemplazado en la final madrileña también cayó mal entre los hinchas.
Desde 2015 vistió la camiseta de Boca en más de 100 partidos. Las próximas semanas marcarían la salida con una transferencia al exterior.
Tevez, el ídolo relegado: ¿reintentarlo o nueva salida?
El rostro de Carlos Tevez tras la derrota en el terreno del Real Madrid evidenciaba la desilusión. Había jugado los últimos 10 minutos de los 120 de la definición. El anhelo copero estaba roto, como ya le había sucedido en su primer regreso.
A comienzos de año volvió del voluntario y redituable exilio chino con la obsesión de alzar la Copa Libertadores. Sin embargo, su participación fue secundaria y en el máximo torneo sudamericano solo disputó 433 minutos. Entonces, tuvo que acomodarse a un rol distinto. No perdió predicamento en el plantel, pero dentro de la cancha quedó relegado, a tal punto que incluso fue suplente en formaciones alternativas.
Después de la eliminación en las semifinales de 2016 ante Independiente del Valle, se tomó una licencia cuando Guillermo Barros Schelotto había desestimado públicamente esa posibilidad. El paso siguiente fue irse del club, con una fría despedida a través de un video. Volver a ganar la copa vestido de azul y oro era el motor que lo impulsaba.
Boca volverá a jugar la Libertadores el año próximo y entre las alternativas de Tevez están la de volver a pelear por un lugar con un nuevo cuerpo técnico o establecer otra vez su destino en un fútbol lejano y con menos presiones.
Gago, otra grave lesión y una gran incógnita
El cuerpo de Fernando Gago parece ensañado con su carrera futbolística. Esta vez fue el tendón de Aquiles de la pierna derecha (no el de la izquierda, como ya sufrió en dos ocasiones) el que condiciona su futuro como futbolista profesional.
Los ligamentos cruzados y los meniscos que se rompieron en aquel partido de la selección ante Perú lo obligaron a una rehabilitación que ya no le permitía alcanzar una buena versión. Así, el manejo desde el eje que fue un capital valorado por los Barros Schelotto desplomó su cotización.
Los rumores que hace poco presagiaban su retiro lo fastidiaron, incluso el enojo fue mayor por considerar que ese globo de ensayo había partido desde el propio club.
Los caminos posibles que se le presentan no se cruzan y marcan destinos distintos. Uno implica encarar otra larga recuperación y refugiarse nuevamente en la resiliencia que lo sostuvo en el tránsito que implicó la lesión anterior. El otro es tomar la decisión de cerrar una trayectoria que incluyó, además de Boca, el fútbol europeo, el título de campeón del mundo Sub 20 y la medalla plateada en el Mundial de Brasil 2014.
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