¡Al fin un central se anima a pasar al ataque!
En el fútbol argentino nos acostumbramos a que la superioridad numérica en la zona de volantes, donde se empiezan a ganar los partidos, la genere un lateral o un delantero que se retrase para pivotear. En un juego cada vez más decisivo por los mínimos detalles, siempre me preguntaba: ¿por qué nunca se ve a un defensor central romper líneas? Recuerdo pocos que se animaron en los últimos campeonatos. Matías Caruzzo en Argentinos; el mismo zaguero y con el mismo DT (Borghi) en Boca: aun jugando en línea de 3 anticipó una pelota a un delantero de Colón, progresó, tiró paredes y terminó en el área rival asistiendo a Palermo como si fuera Riquelme. Lo hacía Paolo Goltz en Huracán, Alexis Ferrero en River. Gabriel Milito tiene las características como para aplicarlo en Independiente, Lucas Orban en Tigre y Leonardo Sigali en Godoy Cruz.
Pero quien rompió el molde en la última fecha fue Diego Barisone. No estaba allí por un córner o un tiro libre a favor. El primer marcador central de Unión (1,87m) recuperó una pelota en su área ante Bazán, levantó la cabeza y empezó a progresar. Al partido le quedaban dos minutos. Cruzó la mitad de la cancha, observó que la mayoría de los futbolistas de San Lorenzo había quedado por detrás de la línea del balón y siguió; se apoyó con Velázquez y continuó hasta la puerta del área: el balón siguió de Velázquez hacia Jara y de Jara hacia Rosales, ubicado como un wing izquierdo. Ante la presión, Rosales retrocedió unos metros y descargó en el lateral izquierdo Maidana, que hacía su presentación en la primera división. Maidana enganchó, se sacó una marca de encima y envió el centro al punto penal. San Lorenzo estaba defendiendo mano a mano en su área: 3 vs. 3, para tomar a Jara, Velázquez y Montero, pero quien volvió a sorprender fue... Barisone. Cuando amagó Maidana, pensó en volver, pero la intuición (y la superioridad numérica que estaba generando en los metros finales) lo hizo permanecer allí. La pelota le cayó a él –su marca lo perdió y quedó lejos de la medialuna del área– y con un gran cabezazo puso la pelota junto al palo derecho de Migliore. Gol, 1-0 y victoria.
Pese a que Unión estaba más conforme que San Lorenzo con la igualdad en el segundo tiempo, la aparición de Barisone fue buscada por el propio defensor. No fue de suerte. Convicción y decisión para, incluso, sorprender hasta a su propio técnico, Frank Kudelka.
Unión es un equipo especialista en hacer goles de cabeza. Pero, además, le había avisado al Ciclón con dos situaciones anteriores en las que también había quedado defendiendo uno contra uno: centro de Erramuspe para los cabezazos de Jara y Velázquez, y –luego– un envío de Jara para la palomita de Velázquez, que estaba en off-side.
Son apuestas. Y el equipo, sobre todo el volante central, deberá estar atento a las coberturas en caso de que la excursión del central se frustre a mitad de camino. Pero bien vale el intento de Barisone. Es, ni más ni menos, otra forma de sorprender y generar superioridad numérica en beneficio del ataque y la victoria.
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