Alemania siempre está
En otro partido con final dramático, venció a Turquía por 3-2 y definirá la Eurocopa el domingo próximo
BASILEA.- Es una tentación echar mano de aquella sentencia de Jorge Valdano sobre que "el fútbol es un deporte en el que juegan once contra once, en el que siempre gana Alemania" . Y no es que exista realmente tal infalibilidad, pero perdura en el tiempo la costumbre alemana de salir a flote en los grandes compromisos, de hacerse un lugar en las definiciones calificadas. A esta Eurocopa, la mannschaft no llegó precisamente con los mejores augurios, por rendimientos individuales y colectivos poco confiables. Pero Alemania, valga la perogrullada, es Alemania. No por casualidad se trata de la selección con más títulos -tres- en el torneo continental. El domingo buscará el cuarto, derecho que se ganó con una victoria sufrida, trabajosa, sobre el espíritu indómito de Turquía.
Los alemanes les aplicaron a los turcos su propia medicina: acostumbrados a revertir resultados sobre el final, esta vez los turcos perdieron cuando tenían casi en la mano la continuidad en el tiempo extra. El 3-2 definitivo llegó a cuatro minutos del cierre, obra de una escapada profunda y un derechazo furioso de ese pequeño y eficiente lateral izquierdo que es Philipp Lahm. Fue el cierre de un partido de alta intensidad dramática; también, el vía libre para un festejo que se encendió en Basilea y se propagó en una fiesta de medio millón de hinchas en la Puerta de Brandemburgo, en Berlín, de otros cientos de miles en toda Alemania y hasta de la canciller Angela Merkel en el propio estadio Saint Jakob.
"Me dejó sin fuerzas... Fue una lucha con el cuchillo entre los dientes hasta el último minuto", dijo el DT alemán, Joachim Löw, muy ilustrativo sobre lo que fue el choque. En verdad, el sufrimiento alemán comenzó con un primer tiempo impensadamente desfavorable. Turquía habrá llegado diezmada por las ausencias, pero eso no le hizo mella a su espíritu. Puso contra las cuerdas a los alemanes y dio el gran campanazo con el gol de Ugur Boral, que tomó un rebote en el travesaño tras un remate de Kazim y sorprendió a Lehmann. Una clave del triunfo alemán fue, justamente, haber salido con rapidez de esa situación; cuatro minutos después, Podolski mandó un centro bajo desde la izquierda y Schweinsteiger, con clase, igualó.
Los alemanes reaccionaron en el segundo tiempo. Presionaron, padecieron un error del árbitro Massimo Busacca -no sancionó un claro penal a Lahm- y llegaron al 2-1, con otra participación clave del lateral, que envió el centro para el cabezazo goleador de Podolski, favorecido por la mala salida de Rustu. La costumbre turca de dar el zarpazo final apareció con el empate de Senturk, a cuatro minutos del cierre.
Estaba todo servido para un tiempo extra incierto... Hasta que llegó la trepada de Lahm, la estampida final. "Fue uno de los mejores momentos de mi vida", dijo el jugador de Bayern Munich. El mejor quiere reservarlo para el domingo.
6 finales, con la actual, alcanzó Alemania en la Euro: ganó en 1972, 1980 y 1996; cayó en 1976 y 1992.
Cinco minutos sin TV
La transmisión de TV de Alemania-Turquía se interrumpió para todo el mundo por cinco minutos en el segundo tiempo, por averías en la señal de origen, en medio de una tormenta que soportó Viena. Por la tempestad, además, hubo que evacuar la zona de hinchas de la capital austríaca, en la que había 70.000 aficionados.
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