Argentina-Brasil. La broma de Scaloni sobre Messi y el show actoral de Tite antes del clásico
BELO HORIZONTE.– Duerme poco, muy poco. Dice que dos noches atrás se despertó a las tres y cuarto de la madrugada, sobresaltado por los nervios que el partido le generan. Que entonces aprovechó y anotó una idea y dejó el papel en la mesita, y que ya que estaba despierto pispeó la cuenta de Facebook de su hija. Que le vino bien la visita de su esposa a la mañana siguiente, para quitar un rato los pensamientos de eso que lo altera tanto. Tite vive horas tensas, no lo esconde. O no. Quién sabe. Tal vez todo se trate de una divertida y cuidada puesta en escena. Es que, mientras desgrana esas anécdotas, transita los 34 minutos de la conferencia de prensa como un maestro de ceremonias, un showman curtido en escenarios así. Cuando se levanta, se sienta en esa misma silla Lionel Scaloni, y el juego de las diferencias se acorta algo: el argentino acepta que tampoco le sobran horas de sueño, y pasa la pelota al otro lado del campo: "Claro que el partido es importante, pero es un poco más importante todavía para Brasil". De esas estrategias dialécticas también se nutre el gran clásico de siempre, el que esta vez tiene en juego algo grande.
Cuando Adenor Leonardo Bacchi debutó como entrenador en Gremio Atlético Guarany, en 1990, su rival de hoy era un chico de 12 años que todavía vivía en Pujato (Santa Fe) y estaba a punto de incorporarse a las divisiones juveniles de Newell’s. Esa distancia generacional (Tite tiene 58 años, Scaloni 41), ese recorrido necesariamente diferente, explican la admiración del más joven: "Tuve el gusto de conocerlo. Además de un gran entrenador, es una gran persona", dirá, durante su alocución. Esta noche, los caminos de ambos se bifurcarán por segunda vez. Aunque aquel amistoso de octubre del año pasado (Brasil lo ganó 1-0 en Arabia Saudita) parezca nada a la par de lo que ocurrirá acá. "Ellos son locales, la presión será diferente. El partido tiene otra connotación para él. Scaloni no se juega nada, juega la selección argentina", se desmarcó de Tite, sin correrse del plan original. Que Brasil asuma el rol de favorito.
Esa idea del técnico argentino sobrevuela estas horas previas. La selección logró instalar el mensaje de que no habrá consecuencias similares ante la eliminación. Que a la Argentina le dolerá una derrota, pero que a Brasil puede conmoverlo. Los datos estadísticos abonan ese discurso. El clásico sudamericano se jugó diez veces en este país: el Scratch cosechó ocho triunfos, un empate y una derrota. La única victoria argentina se dio en la Copa de las Naciones de 1964: Tite apenas tenía tres años entonces. Ahora, cuando le recuerdan que aquí mismo al entrenador local que Brasil fue humillado por Alemania en el Mundial 2014, ofrece una pequeña lección: "La historia tiene capítulos y tenemos que elegir uno para salir adelante u otro para ir para atrás. Nosotros tenemos un gran clásico por jugar, en un lugar que nos da la chance donde más cariño nos mostró el hincha. Acá fue más fuerte que en Porto Alegre, que es mi casa", responde, intentando poner al público mineiro, habitualmente crítico, del lado de su equipo. Para él, lo que hay en juego no es poco: que Brasil no juegue la final de la Copa sería repetir una caída en este mismo estadio y en la misma instancia que hace cinco años. Si Argentina se transforma en aquella Alemania, entonces Scaloni será a Tite lo que Low fue para Dunga: el rival que erosione su estabilidad.
Menos histriónico, el argentino se permitió alguna licencia durante su media hora de seriedad: "Lo de Guido mañana lo vemos", le hizo un guiño a Rodríguez, el futbolista que lo acompañaba, sobre quiénes serán los titulares. Aunque la suplencia del volante es obvia, lo que sí confirmó es la presencia de Agüero: "Va a jugar, para que no especulen. Siempre parece que va a salir él. De los demás, no confirmo nada, corto ahí. Ni Messi está confirmado", distendió. Lo que no contó, atento al juego de "despiste", como le gusta llamar, es que unas horas antes, sobre el césped del campo de entrenamiento de Cruzeiro, había probado a los mismos titulares que jugaron contra Venezuela. Se cortará una racha: por primera vez desde que dirige a la selección, repetirá la formación, en su partido 14.
"No soy Superman", siguió su comedia Tite, que no pudo decir cuánto iba a dormir, o si iba a hacerlo. "Como soy con ustedes, soy con los jugadores", refrescó su espontaneidad en una sala repleta. Tampoco confirmó la formación, por lo que la duda sobre si Filipe Luis o Alex Sandro será el lateral izquierdo se mantuvo. Un detalle, al cabo, que en realidad figura en la libreta de anotaciones del viejo estratega. "Ellos están muy bien, los números están ahí, hay que respetarlos", volvió a elogiar Scaloni. El joven que asume su inexperiencia con naturalidad: "No paro de aprender. Eso es algo que también dicen los grandes entrenadores. Y cuanto más rápido aprenda, mejor será para la selección", acepta, tranquilo. Entonces, sí, la táctica de los mensajes cifrados y los silencios elegidos entra en reposo. Hasta que la pelota se mueva.
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