La Revolución Heinze en Argentinos: los secretos para cambiar la desconfianza por los elogios
Con un estilo futbolístico contracultural, el equipo de La Paternal está muy cerca del ascenso; el ex defensor de la selección, de áspero perfil, pasó de las sospechas a los elogios pese a la distancia que impone con los dirigentes, los hinchas y la prensa
Junio de 2016, barrio de La Paternal. “Vago, acá no vengas a robar, éste es un club serio”. A la decepción por otro descenso de Argentinos Juniors se sumaba la desconfianza por ese hombre áspero que en su raquítico currículum como entrenador mostraba siete derrotas en once partidos con Godoy Cruz. Junio de 2017, barrio de La Paternal. “Que de la mano/ del Gringo Heinze/ todos la vuelta vamos a dar”. Vibra el estadio Diego Maradona porque el ascenso es cuestión de días. “¡Olé, olé, oleeeeé, Gringó, Gringoooó!” Gabriel Heinze no disimula nada. Jamás deja que le endulcen los oídos y se desentiende de las felicitaciones. “Me putearon tanto, y nunca me quebraron, que ¿por qué les voy a creer los elogios?”, desafía.
El fenómeno creció en silencio. Ahora muchos hablan de la ‘Gringoneta’ o de ‘Los Globetrotters de La Paternal’ que están a un paso de la A. “El Gringo no se va/ el Gringo no se va”, grita la hinchada de un equipo contracultural, que gobernó la B Nacional con un libreto inusual. “Escuché a los hinchas, sí. Y estoy agradecido. Digo pocas palabras al respecto porque también me acuerdo de los insultos recibidos”, devuelve el DT. “Gringo quedate a vivir!! Paternal es tu casa”, rezaba en una bandera en la goleada 4-0 a Juventud Unida (Gualeguaychú), en el último juego como local. “No la ví, estaba metido en el partido. Se siente el cariño, pero especialmente el respeto de la gente, que para mí es más importante”. Heinze subraya la diferencia. Argentinos (78 puntos) mañana puede asegurarse el ascenso, con cinco fechas de antelación. Deberá vencer a Gimnasia (J) y esperar que Brown, de Madryn (tercero, con 67), no gane. Chacarita marcha segundo, con 68, y suben los dos primeros.
Tras ganarle a Flandria, en Jáuregui, por la fecha 40°, Heinze soltó una pizca de su cuidada intimidad: “A esta institución, además de respetarla, ya le agarré un poco de cariño”. Sorprendió, porque nunca piensa en la tribuna. No hay gestos ni declaraciones que busquen una cobertura popular. Nada, apenas tibio agradecimiento y de inmediato desvía los reconocimientos hacia los jugadores. “Ellos se merecen el crédito y de ellos se tienen que sentir orgullosos. Gracias a mis jugadores sigo en el cargo, gracias a ellos ahora dicen que soy buen técnico cuando hace un año era muy malo”. No se calla nada.
Se podría haber ido varias veces durante esta campaña que ahora sólo despierta elogios. Y lo pensó. Pero siempre decidió quedarse por el plantel. Sostuvo etapas de tensa relación con los dirigentes, incluidos cruces con el presidente Cristian Malaspina. Intenso. Ni respiro ni condescendencia, como juega su equipo.
Malaspina asumió en enero de 2016. Después del primer semestre sufrió el descenso. Entonces, apostó por la refundación del club. “La clave ha sido creer en un proyecto. Debíamos realizar una revolución y debíamos profesionalizarnos todos. De Heinze nos atrapó su seriedad y su propuesta de potenciar a los chicos. Su ímpetu para superarnos día a día no sólo ha jerarquizado a los jugadores, sino también nos potenció a los dirigentes. Desde su arribo hemos mejorado mucho en temas de procedimiento de trabajo, por ejemplo”, le contó el presidente a la nacion.
Heinze no entiende la función de liderar sino es desde la exigencia. Sus discusiones no son por dinero –al menos, el suyo–, sino por un mejor traslado para el plantel, por el estado de la cancha, por un desayuno más completo, por el horario en el que programan los partidos de Argentinos, por una bolsa de hielo para hacer el regenerativo al día siguiente...
Se alejó de su familia, que quedó en Rosario. Obsesivo y meticuloso. Horas de trabajo en el predio de Los Polvorines o en la casa que el club le alquiló en Nordelta. Su vida social se reduce a la nada. “De la intimidad quiero que sepan muy poco. Al fútbol le dedico todo el tiempo que haga falta porque esto me encanta y no sé hacer otra cosa”, admite. “Vivo el partido muy nervioso. No es uno de mis mejores momentos, no lo disfruto”, cuenta el técnico de un equipo con 22 victorias, 12 empates y apenas seis derrotas.
En las conferencias de prensa sobrevuela la tensión. Políticamente incorrecto, siempre está decidido a discrepar. Pero no es necio: cuando advirtió que se excedió en los modos, luego buscó al periodista para disculparse.
Dos analistas de video completan el grupo de trabajo junto con Mariano Toedtli y Julio Vaccaria como ayudantes de campo, y Javier Vilamitjana como preparador físico. Heinze se apoya mucho en la tecnología. Dos computadoras y los pendrives van con él a todos lados. Observa en video los últimos ocho partidos del rival de turno. Primero completos, y luego una edición de cada uno. Vive dibujando probables ejercicios.
Desde el sótano del desánimo comenzó la reconstrucción. El 21 de junio de 2016 asumió Heinze, que no trabajaba desde septiembre de 2015, cuando se marchó de Godoy Cruz tras una pobre cosecha y envuelto en la polémica de si tenía o no título de entrenador. Ya graduado y con el diploma, la propuesta del Bicho llegó a través de Enrique Borrelli, el coordinador del fútbol amateur de Argentinos. Heinze pidió seis días para estudiar a cada jugador de primera y las posibles promociones desde las inferiores. Olfateó potencial y se zambulló.
Heinze construyó un equipo que adora la pelota, que hace mil pases si es necesario. Que sale jugando del fondo. Con mucho pase interior y pistones por las bandas. Con intensidad para recuperar rápido y bien arriba cuando pierde la pelota. Ataca con 6 o 7 jugadores a la vez. El bastonero es Esteban Rolón, un mediocentro que pronto será noticia. Chicos de entre 18 y 22 años, como Alexis Mac Allister, Iván Colman, Facundo Barboza y el propio Rolón, son el músculo creativo y la sala de máquina. Y en un equipo tan ofensivo, no es un dato menor que tenga la valla menos vencida y Lanzilotta haya conservado su arco en cero en 23 fechas.
Eduardo Ramenzoni, periodista de TyC Sports y palabra bien autorizada en el mundo del ascenso, ha seguido toda la campaña. “En algunos partidos superó al rival como si fuera un entrenamiento. Históricamente ésta es una categoría muy competitiva, y sin embargo Argentinos marcó una notoria diferencia con los demás. River e Independiente penaron hasta el final para ascender…, Argentinos no. Paciencia para esperar el instante preciso para profundizar, el cambio de frente cuando un compañero aparece libre por el opuesto, defensa de tres o de cuatro, volantes con panorama, búsquedas a un toque, rotación sostenida para provocar sorpresa con pase filtrado y máxima concentración aunque el partido esté resuelto. Indiscutible”.
Heinze conquistó a los hinchas. Se suceden las voces. “Nunca un DT influyó tanto en un equipo de Argentinos. Hace años que el club no marcaba tanta diferencia en el juego. Todos atacan y todos defienden. Los saca de la cancha a los otros equipos. Hermoso”, describe Martín Neiman, socio del Bicho N° 10.090. Se suman lo vitalicios. “Potenció al plantel, cada uno de los chicos con él rinde 100% más de lo que lo hacían antes. Los convenció de una idea. Después de Borghi, en 2010, el club había caído en un pozo y Heinze lo revitalizó”, analiza Roberto Di Noia. “Heinze generó una revolución e instaló un estilo para jugar al fútbol que habitualmente no se ve en la Argentina. Al principio generaba nerviosismo jugar mucho para atrás, pero nos convenció a todos”, cierra Marcos Rebruj.
En las prácticas en la Sociedad Alemana de Gimnasia, en Los Polvorines, Heinze no negocia nada. “Sin intensidad no se puede jugar al fútbol, así lo veo yo. Es muy difícil sostener una misma intensidad los 93 minutos de juego, pero yo no voy a aceptar que un jugador dosifique sus esfuerzos”, explica. Pero la distancia que mantiene con los dirigentes, los hinchas y la prensa no alcanza a su plantel. Al contrario, lo cuida. Se ha involucrado hasta en cuestiones familiares de sus dirigidos. Se ha llevado a alguno a su casa para asegurarse que coma bien. “Los jugadores dicen que les cambió la cabeza, que les enseñó lo que significa ser un verdadero profesional del fútbol”, detalla Ramenzoni. El Polaco Fydriszewski, goleador en la campaña, jugó con Heinze en Newell’s. “Está un paso adelante en todo. Ve lo que los demás no ven”, destaca.
En las últimas semanas protagonizó el mercado de entrenadores. Lo buscaron de Newell’s, Estudiantes, San Lorenzo, un par de clubes franceses y otro de Bélgica. A todos le dijo lo mismo que explicó ante los medios: “No existe ninguna posibilidad de que me contacte con otra institución. Es una falta de respeto hacia mis jugadores y a la institución que me contrató”. Para él, la palabra debe honrarse. Aunque le toquen la fibra íntima: la selección. A mediados de abril Jorge Sampaoli tomó contacto con él; Heinze estaba en Pergamino porque el calendario imponía la visita a Douglas Haig, entonces se disculpó y quedaron en dialogar algunos días después. La propuesta fue tentadora, pero la rechazó. Sampaoli necesitaba que se enfoque en el futuro, algo inadmisible para Heinze y su actual compromiso con Argentinos.
Los dirigentes sueñan con retenerlo en la A. “Confirmaré cuando se termine esta historia. Otra cosa es que los dirigentes me obliguen a dar una respuesta, y si me la piden se la doy al minuto, pero sin analizar”, advirtió. A buen entendedor… si lo apresuran, se irá. “¡Olé, olé, oleeeeé, Gringó, Gringoooó!”, festejan y suplican por La Paternal. Él siempre prefiere blindarse. “Es raro, nunca me tocó vivir los elogios de cerca... Entonces sólo me preparo para cuando vengan las cosas malas”, confiesa el director técnico que está a punto de ser campeón.
Más leídas de Fútbol
La nueva joya de Mbappé. El caño que inventó a cuatro toques sobre la línea que terminó en gol de PSG
Príncipe enamorado. "El alma del equipo": cerca de los 39, el 7 bravo de Estudiantes que juega de 10 y sabe cómo amargar a Boca
Duro compromiso. Cuándo juega Fortaleza vs. Boca Juniors, por la Copa Sudamericana 2024