Argentinos no se apiadó de Huracán
El conjunto de la Paternal goleó 5-1 al Globo, que sigue sin encontrar el rumbo; Gabriel Hauche fue el más destacado, con tres conquistas
Por Luis Botto
Para LA NACION
El presente de Argentinos y Huracán no admite equivalencias en estos tiempos. El equipo de la Paternal intenta y a veces logra, como ayer, cristalizar el estilo de buen juego que pregona su técnico, Claudio Borghi; el Globo se quedó huérfano del tiki-tiki que lo acompañó en un primer semestre lujoso, coronado con el subcampeonato del Clausura, tras aquella polémica final ante Vélez. Desde aquel fatídico 5 de julio, Huracán es un alma en pena que añora no sólo a los jugadores que se alejaron –Pastore y Defederico, como emblemas– sino también a Angel Cappa, el mentor de un conjunto que quedó en el recuerdo del simpatizante quemero. Por eso, la goleada por 5-1 a favor de Argentinos fue el reflejo del presente que transita cada uno.
Argentinos tuvo su punto fuerte en un medio campo con todos los requisitos indispensables para estos tiempos: circulación de la pelota, imaginación, despliegue y sacrificio a la hora de la recuperación. Así, a los 8 minutos, un penal de Filipetto a Hauche fue cambiado a gol por Ortigoza, y en el final de esa primera etapa, Mercier usufructuó un centro de Sosa para dejar un parcial de 2-0 a favor del conjunto local.
Para Huracán, con sus limitaciones a cuesta, fue un suplicio contener los embates del rival. Apenas dispuso de una situación de gol en los noventa minutos, cuando Gonzalo García eludió a Nicolás Peric y su remate fue desviado en la línea por Matías Caruzzo. Demasiado poco, por no decir nada.
En la segunda etapa Argentinos no tuvo misericordia, y Gabriel Hauche se puso el traje de verdugo para anotar tres goles con su sello de jugador rápido, que no duda a la hora de definir. En sus tres conquistas, el Demonio, como se lo conoce al delantero, contó con la complicidad de Sosa, Coria y Romero, que oficiaron de asistidores. En Huracán, el arquero Gastón Monzón jugó lesionado durante todo el segundo tiempo, y a pesar de recibir mazazo tras mazazo fue la figura del Globo. Como magro consuelo le quedó el gol del debutante Quintana, que anotó con un cabezazo.
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