Brasil-Venezuela: la noche en la que el local sufrió por el VAR y los abucheos de su gente
"Vamos a jugar sin complejos. Con el respeto y la admiración de siempre por un gran rival, pero sin complejos". La definición de Rafael Dudamel, entrenador del seleccionado venezolano, describió en buena parte cómo sería el partido ante Brasil. En realidad, así se vuelve la mayoría de los encuentros entre las potencias y aquellos seleccionados emergentes, tal el caso de los caribeños.
A Brasil ya le había costado ante Bolivia, pese a la contundencia que pudo suponer el 3-0 en el partido inaugural. La supremacía en nombres se trasladó de manera dificultosa hasta que pudo abrir el marcador. De hecho, los silbidos y los abucheos habían empezado a hacerse notar. Igual que anoche, cuando los locales lucharon contra su impotencia y contra el VAR. El árbitro Bascuñán anuló gracias a la tecnología dos jugadas que habían terminado en gol.
Venezuela, un conjunto entusiasta y bien ubicado en el campo, se defendió una y otra vez. Contraatacó muy de vez en cuando. Lo suyo fue la resistencia en el juego mental: mientras más minutos transcurrían más nervioso se sentía Brasil.
El carácter será un punto de análisis durante toda la Copa América para los brasileños. Indefectiblemente sobrevolará la ausencia de Neymar, por la rotura de los ligamentos de un tobillo, con sus conocidos problemas personales a cuestas. A eso habrá que sumarle la presión de un público que, tras la fallida experiencia en el Mundial 2014, está ansioso por una vuelta olímpica en casa. Y se nota.
A Brasil le pasa algo parecido a lo que le ocurre a la Argentina, aunque tal vez con síntomas mucho menos agudos. A aquellas figuras de las ligas más importantes les cuestan ensamblarse en un equipo potente y confiable.
Brasil pierde demasiado tiempo hasta que se despierta y, cuando consigue hacerlo, equivoca los caminos una y otra vez. El primer tiempo fue una clara muestra de que la maduración como equipo todavía es una materia pendiente. Los interesantes intentos llenos de técnica de Coutinho, Arthur, Firmino o Casemiro se diluyen a medida que avanzan en el campo.
El ingreso de Gabriel Jesús por Richarlison movilizó el ataque brasileño. Tanto que el delantero de Manchester City llegó al gol, pero el VAR intervino por primera vez. Firmino, que asistió al goleador, había quedado en posición adelantada tras un rebote en Villanueva. Fue el mismo VAR que, cuando faltaban cuatro minutos, privó otra vez de la victoria a Brasil. Esta vez había convertido Coutinho, pero el centro había pegado en Firmino, que de nuevo estaba adelantado. Dudoso.
La suerte definitiva de Brasil se definirá en la fecha final del Grupo A, en la que se medirá con Perú, dirigido por Ricardo Gareca, que parece haber encontrado la contundencia después del 3-1 contra los bolivianos. Pero antes que por los rivales, Brasil tendrá que ocuparse de Brasil.
La Conmebol está preocupada por una Copa América que, por ahora, no derrocha entusiasmo en los gigantescos estadios brasileños. Y los locales, más allá de las recaudaciones, se muestran inquietos porque las fuerzas parecen demasiado parejas. Los abucheos del final demuestran que, por ahora, los deseos de Dani Alves no serán cumplidos. "En el Morumbí no tuvimos la sensación de jugar en casa". En Salvador de Bahía parece que tampoco.
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