La Copa Toyota Libertadores. Cambia la estrategia
Ante Once Caldas, por la primera final del certamen continental, el DT de Boca utilizará mañana un esquema con Iarley como enganche; Alvarez jugará por Perea
Aferrándose a las características naturales de sus dirigidos, en los últimos tiempos Carlos Bianchi no vio con buenos ojos la utilización de un esquema con un clásico enganche. El irregular Matías Donnet, en algunos tramos del último semestre, y el intrascendente Carlos Marinelli, más cerca en el tiempo, no le dieron garantías a la planificación inicial del Virrey.
Quizás, el rosarino Ezequiel González, que se incorporó a Panathinaikos (Grecia), luego de que el club de la Ribera consiguiera la Copa Libertadores 2003, fue la última pieza que le dio ciertos resultados a Boca como N° 10.
Motivado por estas circunstancias, se hizo habitual que el entrenador optara por un esquema de cuatro volantes, con dos carrileros por las bandas y, generalmente, dos jugadores repartiéndose el centro. Sin embargo, inducido por las ausencias de los suspendidos Raúl Cascini y Fabián Vargas, un futbolista con grandes condiciones técnicas que se adapta muy bien a la posición de mediocampista izquierdo, Bianchi decidió cambiar y elegir un esquema más osado: mañana, frente a Once Caldas, por la primera final de la Copa Toyota Libertadores, el brasileño Pedro Iarley será el enganche.
Bien temprano, bajo un frío intenso en el predio de Casa Amarilla, Bianchi planificó la formación titular que defenderá el título del certamen más preciado del continente. Y en esa suma de apellidos, se produjo otra sorpresa: Pablo Alvarez, de 20 años, que tanta personalidad demostró en la definición por penales frente a River, será el lateral derecho en lugar del colombiano Luis Perea.
"Cuando un técnico tan importante como Bianchi te da la confianza para jugar, no hay que desaprovechar la oportunidad. Esto es un sueño para mí", confesó Alvarez, nacido en San Martín.
Un conjunto formado por Abbondanzieri; Alvarez, Schiavi, Burdisso y Clemente Rodríguez; Pablo Ledesma (otro jugador de las inferiores xeneizes con enorme proyección), Villarreal y Cagna; Iarley; Guillermo Barros Schelotto y Barijho, venció a un equipo de juveniles por 2 a 0. Matías Cahais, en contra, y Barijho –con una exquisita definición, luego de eludir a Perea–, hicieron los tantos.
El Virrey, seguramente, debe haberse quedado satisfecho con el ensayo, que se extendió por 30 minutos: en el sector derecho, entre Alvarez, Ledesma y el Mellizo, se generó un preciso circuito de fútbol; Iarley y Barijho estuvieron enchufados; y los defensores estuvieron sólidos en la marca, al igual que Villarreal en la recuperación.
Ante la consulta de una periodista colombiana acerca de por qué Boca no pierde el hambre de ganar títulos, Barros Schelotto sacó pecho: "Se han ido jugadores y Boca ha seguido conquistando títulos y siempre ha podido reemplazar a los lesionados, expulsados, y ojalá que en esta final podamos hacerlo otra vez. La motivación del jugador de Boca pasa por mantenerse en el mismo nivel en lo depotivo y ante la importancia de las finales. En cada torneo o copa que empieza apuntamos a ser protagonistas".
Y añadió, sobre el encuentro frente a Once Caldas: "Lo más importante será ganar; obviamente que nos gustaría vencer por más de un gol. Pero generalmente las finales son cerradas. Tenemos que hacer todo para ganar. Pienso que llegamos bien al partido, igual que en los otros años".
El clima en Boca, potenciado por la victoria ante River, es inmejorable. Pero ningún integrante del plantel da por concretado el triunfo frente al equipo colombiano, pese a que éste tenga tanto renombre.
El árbitro y las presiones
El uruguayo Gustavo Méndez, juez de la primera final por la Copa Libertadores, opinó que intentará quedar al margen de las presiones que genera la Bombonera. "Cada club jugará sus intereses de la manera más conveniente, pero los árbitros debemos mantener la calma y el equilibrio", señaló a Radio Rivadavia.
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