El enfoque. Carlos Bianchi debe reeducarse
"Hay que creer que la mala racha se va a terminar. Lo importante es que acá hay futuro." Aunque cueste creerlo, el dueño de esta frase es Carlos Bianchi. Sí, el técnico más ganador de la historia de Boca. El hacedor de las hazañas en el Morumbí y las lecciones a Real Madrid y Milan en Japón, en las finales por la Copa Europeo Sudamericana. El entrenador capaz de sacar lo mejor de futbolistas por los que nadie hubiese pagado ni un centavo...
Era casi una locura imaginar que estas palabras del Virrey iban a aparecer después de cuatro meses de trabajo, pero este Boca 2013 lo empujó a ello. Porque el técnico que volvió al club para recuperar la gloria se encontró con un fútbol diferente, con un grupo de futbolistas que tienen otros códigos, que son capaces de sobrevivir en la Copa Libertadores, pero que también pueden sufrir una derrota vergonzante por 6-1 con San Martín, de San Juan, y que igualaron la peor racha en la historia con 10 juegos sin conocer la victoria. Es por eso que Bianchi está obligado a reeducarse como entrenador. Debe comprender que las posturas desafiantes y soberbias no son una buena receta, que le quedan mejor las posturas reflexivas, cautelosas, realistas y con mensajes alentadores.
El Virrey imaginó que los ocho años de siesta que se tomó no iban a representar un problema, pero la realidad lo golpeó con dureza. El entrenador imaginó que su aura era suficiente para convencer a todos, pero no lo logra. Lleva cuatro meses sin poder tocar la fibra del plantel y por eso es necesario aggiornarse a lo que le pide esta nueva generación. Esta era de futbolistas de la que uno de sus propios soldados, Juan Román Riquelme, dijo: "Hoy los pibes están más pendientes del último botín de Ronaldo o Messi o de tener el celular último modelo".
Desde que llegó al club supo de las complejas diferencias que existen dentro del plantel, pero no pudo terminar de acercar a las partes. Entendió que debía relegar a algunos futbolistas para hacerlos recapacitar y ahora necesita de ellos para potenciar al equipo. Les dio oportunidades a otros para generarles confianza, pero terminó por sacarlos de la escena. Este Boca nada tiene que ver con lo que Bianchi pensó y mucho menos con lo que tuvo en algún momento. Si hasta algún futbolista se permitió reflexionar en voz alta: " Bianchi tiene que entender que ya no tiene jugadores con la misma cabeza que los que supo tener ".
Ante Corinthians, pasado mañana, tendrá la prueba más exigente. Es tiempo de que Carlos Bianchi comprenda que todo ha cambiado, que "sólo los imbéciles no cambian". El Virrey debe recordar que fue cultor de esa frase.
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