Carlos Tevez fue recibido con aplausos, pero falló un penal y no puede escapar del bajón futbolístico
"No soy la primera opción para el técnico y lo acepto. Me toca sumar desde el lugar en el que estoy y lo acepto porque es el club que amo. Voy a estar preparado para cuando me toque jugar". Con esas palabras, se podría decir que Carlos Tevez prefirió mantenerse callado y ponerle buena onda al asunto: en este nuevo semestre, con la llegada llena de jerarquía de Mauro Zárate , el ídolo está destinado a sentarse en el banco. Sin embargo, Guillermo Barros Schelotto le cedió la titularidad para el encuentro que este mediodía Boca le ganó a Talleres (1-0) en el debut por la Superliga , en una buena ocasión para verlo en acción más tiempo del que le estaban dando. Pero Carlitos parece mantenerse en el mismo estado, sin poder escaparse del bajón futbolístico.
No fue una buena mañana dominical para Tevez. El Mellizo cambió el esquema y lo colocó como centrodelantero, rodeado por la velocidad de Cristian Pavón y la técnica de Zárate. Sin embargo, nunca encontró comodidad e intentó darle constancia al roce: consciente de que a la potencia y la habilidad en el mano a mano que lo supo caracterizar en su carrera cada vez le queda menos fuerza, siempre intentó imponerse en los choques, aunque incluso en ese aspecto se lo vio más débil que a los rivales, especialmente cuando tuvo detrás la marca del duro Carlos Quintana.
#TNTSports | "Creo que hice un buen partido. Solamente me voy medio triste por el tema del penal pero lo importante acá es que Boca ganó", reconoció Carlos Tevez, que volvió a ser titular.#Boca [R] #Tallerespic.twitter.com/ii0YNglIBo&— TNT Sports LA (@TNTSportsLA) 12 de agosto de 2018
El hincha de Boca, de todas maneras, lo mantiene en el altar: "Que de la mano, de Carlos Tevez, todos la vuelta vamos a dar", cantaron desde los cuatro costados de la Bombonera, a lo que el Apache devolvió con el saludo a cada uno de los sectores. Y no solo eso: la sensación que dominó el ambiente fue la de ansiedad por verlo marcar un gol y que el futbolista de 34 años tome una mayor confianza en este momento que le toca vivir: desde que retornó en 2015 desde Europa y en 2017 desde China, es la primera vez que los Mellizos lo sientan en el banco de suplentes para poner en su lugar a alguien que consideran en mejor estado. Por lo visto en los amistosos y en el comienzo de la temporada, no hay nada que reprochar: Carlitos hace tiempo que está por debajo de otros nombres.
Tan bajo es su rendimiento que ni siquiera transmitió confianza a la hora de ejecutar el penal que podía haber sentenciado el estreno mucho tiempo antes: Facundo Tello cobró la infracción sobre Emmanuel Mas en el amanecer del complemento, Tevez anunció mucho su disparo a la izquierda de Guido Herrera y éste se lo atajó de manera accesible. Así, ni siquiera pudo anotarse entre los goleadores de la jornada y desperdició la oportunidad de, al menos, hacer saber que quiere aportar gritos, como sí lo supo hacer para cerrar la goleada (6-0) ante Alvarado, por Copa Argentina.
#TNTSports | Tevez volvió a tener la chance de estirar la ventaja para Boca. Guido Herrera le adivinó la intención y se quedó con el penal de Carlitos.#Boca [R] #Tallerespic.twitter.com/PBAftBnEml&— TNT Sports LA (@TNTSportsLA) 12 de agosto de 2018
Los fanáticos apenas disfrutaron de una genialidad suya en medio de una de las escasas jugadas asociadas que plasmó el conjunto de Barros Schelotto: la pelota le llegó tras una triangulación veloz y pintoresca por derecha, dio un giro fugaz como lo hacía el joven Tevez y con un caño a Juan Cruz Komar, que provocó el "ole" de la hinchada, quedó mano a mano con el arquero de la T, que le ahogó el grito y avisó que no se la iba a hacer pasar bien a Carlitos.
Con un flojo partido a cuestas, Guillermo decidió reemplazarlo a los 72 minutos en lugar de Ramón Ábila. Ahora, deberá trabajar duro en estos días para intentar encontrar la chance para enfrentar al Barcelona, en el Camp Nou, por el Trofeo Joan Gamper que se disputará el miércoles. Aunque con la certeza, tanto propia como de los demás, de que aún no puede escapar del pozo en el cual se cayó desde que en La Boca lo recibieron con los brazos abiertos.
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