Cerca de Brasil, lejos de Marta: el fútbol es una cuenta pendiente
La selección argentina no juega desde 2015 y tampoco se entrena; una obligación de la Conmebol puede ser la llave para el futuro
La imagen que devuelve el recuerdo de Río 2016 no refleja todo su talento. La eliminación en semifinales ante Suecia y la posterior caída en el partido por el tercer puesto es un golpe a una carrera magnífica, con cinco reconocimientos en forma consecutiva como la mejor jugadora del mundo. El instante en el que se desplomó en el Maracaná, en otro Maracanazo, es sólo una mancha. Una pequeña mancha. Premiada por la FIFA y valorada por sus pares, la brasileña Marta tiene un magnetismo especial. Es la que todos admiran. En el país de Pelé, Ronaldo, Ronaldinho y Neymar, ella tiene un espacio bien ganado a fuerza de goles. Y no es sólo el grito de guerra del público cuando la selección masculina no logra resultados. Marta (31 años) es la punta de lanza del fútbol femenino brasileño. Un fenómeno que se replica a nivel global.
Tras la consagración de Estados Unidos en el Mundial 2015, la revista Sports Illustrated decidió que no sólo el equipo campeón se merecía una tapa, sino que también se la merecían sus 23 jugadoras de forma individual. Y una portada 24 para Jillian Ellis, su entrenadora. El especial se llamó “My Cup. Our Cup” (“Mi Copa. Nuestra Copa”). “La selección femenina [USWNT, por sus siglas en inglés] es claramente reconocida por todos, con caras y nombres famosos. Podríamos haber sacado la típica foto de grupo, pero preferimos retratar a cada jugadora, y así hacer algo diferente y fresco”, reconoció Chris Stone, managing editor de SI.
Mientras el fútbol femenino no logra despegar en cuanto a popularidad en la Argentina, en varios países ya atrae multitudes. En Brasil, las chicas quieren ser como Marta. Y las jugadoras crecen fronteras adentro, pero sueñan con jugar ligas más competitivas como Dinamarca, España, Francia, Suecia, China y Estados Unidos. Rincones donde el fútbol femenino cobra relevancia. El año pasado, hasta se hizo viral la transformación de una camiseta brasileña: un niño llamado Bernardo tachó el “Neymar” para escribir el nombre de la capitana. “Gana todo. Es un símbolo del feminismo. Y se merece que la lleve en la espalda más que él”, explicaba en Facebook.
El fútbol argentino parece estar a años luz. La crisis de la AFA ni siquiera respeta géneros: la selección femenina no juega desde julio de 2015, cuando finalizó en el último lugar del grupo A de los Juegos Panamericanos de Toronto. Sin acción tampoco a nivel local por los últimos coletazos económicos, la situación no resulta alentadora de cara a lo que vendrá. “Ya pasó mucho tiempo sin entrenar ni captar jugadoras. Si antes se daba ventajas por los campeonatos y las estructuras, ahora es mucho peor”, reconoció Julio Olarticoechea, el último seleccionador. “El fútbol argentino está en terapia intensiva, sin política deportiva ni de gestión”, cuenta Carolina García, en diálogo con la nacion. Fundadora del Congreso Women Into Sport y con un proyecto bajo el brazo para gerenciar el fútbol femenino de AFA, cree que “el desarrollo del fútbol en el país es un trabajo en conjunto, con vínculo estrecho entre FIFA, Conmebol, las asociaciones y los clubes. Si se saltea alguno no se logra el objetivo propuesto”. Sin partidos por televisión, ni sponsors, el fútbol –justo en el país de Lionel Messi– no es negocio.
Ahora, sólo queda respetar las últimas reglamentaciones de FIFA y Conmebol. Desde Zúrich obligarán a tener un calendario anual, con un un mínimo de tres partidos de selecciones. La Conmebol, por su parte, marcó la cancha en su último “Reglamento de licencias de los clubes”: “El club solicitante deberá tener un primer equipo femenino o asociarse a un club que posea el mismo. Además, deberá tener por lo menos una categoría juvenil femenina o asociarse a un club que posea la misma”. Es un antes y después en la región y la idea es implementarlo desde 2019: sin equipo de mujeres, no habrá cupo para los equipos masculinos en la Copa Libertadores ni Copa Sudamericana. De los clubes de Primera división, sólo Estudiantes, Boca, San Lorenzo, River, Independiente, Huracán, Gimnasia, Lanús y Racing –los tres últimos se sumaron este año– están afiliados directamente a la AFA. La imposición sudamericana empieza a tener repercusión. Hay casos de clubes con fútbol femenino, pero que no compiten en AFA y otros que están trabajando contrarreloj, mientras el fútbol femenino en el continente va por el camino de la profesionalización. En México, la nueva liga empezará en septiembre y estará conformada por los mismos clubes que juegan la Liga MX. En Colombia, empezó en febrero y desde la federación aceptaron la contratación de hasta ocho extranjeras, con la idea de recibir a las mejores futbolistas de la región. En ese contexto, Vanesa Santana, ex Boca, llegó a Atlético Huila.
Cerca de Brasil, pero lejos de Marta, las mujeres argentinas no encuentran su lugar en el fútbol. Casi sin espacio en AFA –Carolina Cristinziano es la única mujer en el Comité de Regularización–, no hay señales positivas en aspectos como la organización y la difusión. Y ni siquiera logran conseguir el cupo de 30% de mujeres en las asociaciones. El número mágico al que desea llegar la FIFA.
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