Las eliminatorias. Choque de alta tensión
A las 21.40, Belo Horizonte será testigo del clásico entre Brasil y la Argentina; Pablo Aimar no jugará por una pubialgia; en su lugar entrará Luis González
BELO HORIZONTE, Brasil.- A casi nueve meses del comienzo, las eliminatorias le proponen a la Argentina el primer momento de alta tensión. Brasil, de local y con gran parte de su potencial, es un Everest hasta para el más eximio escalador. Hasta aquí, en cinco fechas, el seleccionado de Marcelo Bielsa se llevó mejor con los números que con la aceptación del público. Puntero entre diez equipos, no lidera en el corazón de la gente. Aquí, en el Mineirao, en el partido que comenzará a las 21.40, se librará de la observación escrutadora y con arranques de intolerancia del hincha argentino, pero actuará bajo el clima ensordecedor que intentará empujar a un campeón del mundo al que no le faltan argumentos para ir hacia adelante y hacerle daño al rival que se le cruce.
Es un clásico y lo que tiene de especial para la Argentina es que no lo señala como favorito. Brasil es como un parque temático futbolístico; si se recorre su formación abundará la calidad técnica, la experiencia, la imaginación, la explosión ofensiva. Por donde se lo mire, el desafío no tiene nada de sencillo para nuestro seleccionado, cuya suerte dependerá, dentro de los estrechos márgenes de previsión que concede el fútbol, de su capacidad defensiva y de la recuperación de la pelota. Sobre esa base indispensable queda la otra parte del plan: inquietarlo con recursos ofensivos. El técnico adelantó que su equipo saldrá a buscar el partido con su protagonismo habitual, o sea, lejos de su área, pero tampoco hay que olvidar que ya ante Colombia, en Barranquilla, desplegó un esquema más cauteloso.
Todo lo atrapante que pueda parecer el partido no impide alertar sobre varias circunstancias que lo condicionan negativamente. Se puede empezar por el plano individual. Veinticuatro horas después de que se conociera la deserción de Ronaldinho por lesión, la Argentina resignó a un hombre importante: Pablo Aimar, que ayer se exigió poco y actuó para los suplentes en los trabajos con la pelota detenida en el Mineirao, será reemplazado por Luis González, enganche del Sub 23 en el último Preolímpico. La baja de Aimar -seguramente estará en el banco- no es sorpresiva, ya que el volante arrastra una pubialgia y últimamente jugó poco en Valencia: en sus últimos seis partidos, ingresó en el segundo tiempo en todos.
La de Roberto Ayala, suspendido, será otra ausencia muy inoportuna en la Argentina, justo en el día en el que más precisa a su mejor defensor. Por inhabilitación, Brasil no tendrá a Gilberto Silva, un volante central muy dinámico, sustituido por Edmilson, un zaguero central reconvertido.
La época del año tampoco es la mejor para recibir al clásico. En ambos planteles se habla con insistencia del cansancio y el desgaste por el final de la temporada europea. La capacidad física y la frescura mental están al límite. Hay que acudir a las reservas y potenciarlas con la motivación que despierta todo Brasil-Argentina.
Una luz a favor en el historial
BELO HORIZONTE, Brasil (De un enviado especial).- El historial general de enfrentamientos entre la Argentina y Brasil arroja una diferencia mínima en favor de nuestro seleccionado: de 86 partidos, el equipo blanquiceleste se impuso en 33, contra 32 triunfos brasileños y 21 empates. La Argentina marcó 141 goles y recibió 130.
Los encuentros por eliminatorias entre ambos equipos son de data reciente: sólo hubo dos, camino al Mundial de Corea-Japón 2002, con estadística equilibrada: Brasil se impuso por 3 a 1 en San Pablo y la Argentina venció por 2 a 1 en el Monumental de River.
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