Copa Libertadores: Boca, River, una hazaña, un candidato y cuatro nombres decisivos
Al superclásico del fútbol argentino le sobran historia y recuerdos de los más variados, pero no había antecedentes en casi 100 años de algo tan impactante como lo que está ocurriendo en estos últimos 12 meses: que a Boca y River les tocara decidir en años consecutivos dos instancias decisivas de la Copa Libertadores. Si en noviembre/diciembre de 2018 fue para proclamar al campeón, esta noche será para alumbrar a un finalista. La gloria y la antesala.
Nunca se habían sometido en un corto lapso a dos pruebas que no admiten grises, que los dejará parados en hemisferios opuestos. En esa andadura, River va adelantado, le sacó ventaja a Boca en la final de Madrid y está mucho mejor parado para entrar hoy en la Bombonera por el 2-0 de la ida en el Monumental.
A diferencia de hace un año, ahora hay un favorito más nítido. A River no solo lo respalda el 2-0 de los primeros 90 minutos, sino un ciclo futbolístico más consolidado y una identidad de juego muy asimilada, virtudes relacionadas con la conducción de más de cinco años de Marcelo Gallardo. Este River persiste en una idea y tiene a los hombres indicados para llevarla a cabo. Muy probablemente aquella final en Madrid fue el espaldarazo definitivo para reforzar la confianza en un proyecto ambicioso. Todo lo contrario de lo que le ocurrió a Boca, que tras la derrota pasó por una fuerte purga en la dirección técnica y la composición del plantel. Golpeado y aturdido, casi que empezó de cero, mientras River solo hizo mínimos ajustes para conservar y aumentar el funcionamiento. Este Boca no solo tiene mucho menos recorrido que su rival, con las dudas que eso acarrea, sino que también su potencial individual parece inferior al de hace un año. La pareja central Lisandro López-Izquierdoz puede dar más garantías que la de Magallán-Izquierdoz, pero las bajas de Benedetto, Nández, Pablo Pérez, Barrios, Pavón y Gago todavía no encontraron un recambio superior.
Los momentos de un equipo y otro se pueden vislumbrar a partir de cuatro nombres propios.
Gallardo busca la graduación
No hay mayor cerebro ni liderazgo más acentuado en este River que los de su director técnico. Su equipo llega a esta instancia en una situación bastante óptima. En su gestión, neutralizó esa especie de bestia negra que era Boca para River en cruces internacionales. Revirtió la dinámica que había instaurado Carlos Bianchi y habían sufrido Gallego y Astrada.
El Muñeco sorprendió al confirmar la formación, la misma de la ida. También es previsible su planteo: la mejor manera de hacer valer la diferencia de dos goles no es aguantando cerca de su área, sino desplegándose en ataque, como está en su ADN. Un gol convertiría al partido en un Everest para Boca, obligado a marcar cuatro. De ser necesarias, Gallardo se guarda en el banco varias balas ofensivas: Quintero, Pratto y Scocco. Gallardo va por su tercera final (dos títulos en su haber) de Copa Libertadores en cinco años. Trasciende fronteras y despierta elogios hasta en Pep Guardiola.
Alfaro, en su laberinto
Hace unas semanas, el entrenador de Boca dijo que sería injusto hacer un balance de su trabajo por estos dos partidos, después matizó esas palabras y el viernes calificó esta revancha como el partido más importante de su vida. Acomodarse al Mundo Boca le demanda un aprendizaje continuo. La última lección que tomó es que está en juego la renovación de su contrato, que vence a fin de año, luego de las elecciones a presidente, otro ingrediente que potencia la incertidumbre general.
El gran desafío de Alfaro es adaptar su libreto conservador –ineficaz en el Monumental– a la obligación de ser audaz. Tendrá la ayuda de una Bombonera que empujará a rabiar. Le sobraron incógnitas para dar con los 11. Salvio, Tevez y Ábila están saliendo de lesiones y molestias físicas. En la última práctica probó con Almendra al lado de Marcone. Del medio hacia adelante, la alineación es inédita.
Tevez, porque es Tevez
Aunque ya pasaron sus mejores días, si hay alguien de Boca al que no le puede pesar el partido es a Tevez. Es un examen para hombres curtidos y el Apache dijo que hace varios días que tiene a River en la cabeza. Es de los rebeldes que no se rinden. Puede ser uno de sus últimos actos de servicio para Boca. Y si bien ya tiene asegurada la idolatría, su cuerpo le pide una hazaña de veterano.
Suárez, toque de clase
River conserva a la mayoría de los intérpretes de hace un año. Se le fue Pity Martínez. El buen ojo de Gallardo detectó a Matías Suárez, que se insertó con naturalidad en un circuito ofensivo que privilegia el toque y la aceleración. Con esa fórmula armó el golazo de Nacho Fernández para el 2-0. El fútbol del cordobés amplió el repertorio de River.
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