Coudet, en busca del auténtico Racing: de la autocrítica a la muestra de carácter de un equipo que arriesga
Con el Estado Nacional de Santiago aun en estado de ebullición, con los nervios todavía latentes por jugar más de veinte minutos con un hombre menos que la Universidad de Chile, Eduardo Coudet igual se tomó el tiempo para hacer una autocrítica a pesar de haber dado "una muestra de carácter" por la Copa Libertadores. "Me parece que nos siguen costando los arranques, otra vez lo pagamos con un gol. Debemos corregir eso lo antes posible", aseguró el entrenador después del empate por 1 a 1. En tres de los últimos cuatro partidos, Racing arrancó perdiendo antes de la media hora de juego. Chacarita, en San Martín, golpeó a los cuatro minutos. Belgrano, en Córdoba, tardó 28 minutos en vencer a Juan Musso. Y el martes pasado sólo habían pasado diez minutos cuando la U convirtió su gol.
Delante de ese defecto se expone una virtud de la Academia: la capacidad de reacción. En las cuatro veces que estuvo abajo en el resultado en lo que va de este 2018, esa desventaja duró como máximo trece minutos. Fue ese el lapso de tiempo el que pasó entre el gol de David Pizarro y el de Alejandro Donatti de tiro libre. Contra Olimpo, en Bahía Blanca, Leonardo Sigali tardó solo dos minutos en marcar la igualdad con un frentazo. Ante Chacarita fue Lautaro Martínez el que anotó el empate cuatro minutos después de que el local se pusiera en ventaja. En Córdoba, segundos después del tanto pirata, Centurión aprovechó la corajeada de Sigali para poner el partido 1 a 1. Son muestras de la fortaleza anímica y mental de un equipo que ya acumula diez partidos sin derrotas, con siete victorias y tres empates.
Son, también, los riesgos que elije correr Coudet. Arrancar en desventaja para luego dar vuelta los partidos fue uno de los sellos que tuvo su paso como entrenador de Rosario Central. "Hay que sostener una idea y ninguna adversidad tiene que ser un obstáculo para buscar lo que querías cuando arrancó el partido. Más allá de cómo se de el partido, te puedo asegurar que desde el primer minuto nosotros salimos a ganar el partido. Estamos tratando de jugar a algo que no nos importe dónde jugamos. No conozco preparar un partido que no sea para ganar. Obviamente que hay una estrategia detrás y vos pasás una semana pensando qué puede ser lo mejor. Pero no se me cruza por la cabeza pensar un partido para empatar", decía el Chacho a LA NACION a principios de febrero. Dos meses después, el contexto es el mismo que describía el entrenador.
En los últimos seis partidos, Racing vio cinco tarjetas rojas: Renzo Saravia Lisandro López y Leonardo Sigali, Ricardo Centurión (dos veces) y Diego González.
Entre las fórmulas nunca comprobadas que repiten algunos futboleros sobre cómo jugar la Copa Libertadores, hay una que dice que a un equipo visitante no le pueden marcar un gol de contragolpe. A la Academia le pasó eso en Chile, cuando apenas iban ocho minutos de juego. Los tantos ante Belgrano, Chacarita y Olimpo llegaron por distracciones defensivas a la salida de un lateral o por desentendimientos ante un pelotazo frontal. Aunque los primeros minutos de juego son una preocupación: desde el cuerpo técnico entienden que tiene que ver con que es el tiempo que le lleva a Racing imponer su ritmo frenético y que los rivales aún están más frescos para tomar decisiones. Para Coudet arrancar en desventaja es una alarma, pero asume que son riesgos que se deben correr. El dilema de la manta corta que también repiten los futboleros. En los once partidos que lleva sentado en el banco de suplentes académico su equipo convirtió. Y apenas en tres de esos once (Unión, Chacarita y U de Chile) convirtió un solo gol. Lleva 27 gritos: un promedio de casi dos goles y medio por juego.
Aunque juegue en el Cilindro o como visitante, los ojos de Racing siempre miran al arco de enfrente. Esa es la identidad que logró construir Coudet en tres meses de trabajo y que tuvo el martes pasado una prueba más: por Copa Libertadores, en Chile, aun con un hombre menos desde el minuto 68, intentó jugar lo más lejos posible de Musso. "La sensación es que perdimos dos puntos. Tuvimos muchas situaciones claras y, de haber un ganador, deberíamos haber sido nosotros. Pudimos imponer nuestro juego ante un rival complicado, en una cancha difícil. Sostuvimos la línea bien adelantada. Es una linda prueba para nosotros porque necesitábamos mostrarnos de esta manera", fue el análisis que hizo sobre la excursión trasandina Coudet, que volvió a Buenos Aires con la bronca por los goles tempraneros y la satisfacción por haber superado un desafío más en la búsqueda de la identidad.
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