Del "método Guede" al "método solidario": en San Lorenzo se ayudan para jugar mejor
El Ciclón venció a River 2-1 y crece como un equipo que mezcla dosis adecuadas de orden, improvisación, trabajo colectivo y fortaleza mental
Salieron los equipos a la cancha, se alinearon frente a la zona de las plateas y los palcos y desplegaron una enorme bandera solidaria contra la violencia institucional. Pareció un acto protocolario más, de los tantos que se dan al principio de los partidos. Pero para San Lorenzo fue todo un mensaje. Porque uno de los líderes de la Zona 1 fue un canto a la solidaridad, y sobre ella edificó un triunfo inobjetable sobre River (2-1)que lo mantiene en la pelea por alcanzar la final del campeonato.
La prematura eliminación de la Copa Libertadores obligó al conjunto de Boedo a cerrar filas, a renovar los vínculos internos y fortalecer las convicciones. El golpe inesperado podía poner en peligro no solo el proyecto encabezado por Pablo Guede, sino el futuro a corto plazo de una entidad que en los últimos tiempos alcanzó unos saludables niveles de estabilidad. Pero San Lorenzo reaccionó de la mejor manera posible. Los dirigentes sostuvieron al técnico, el técnico bancó a los futbolistas y estos se ocuparon de trasladar a la cancha tantas muestras de apoyo. Y no perdieron más. Mejor aún, su nivel empezó a crecer semana a semana.
Un buen equipo aparece cuando sobre la base de una idea clara se mezclan en proporciones adecuadas el orden, la improvisación, la confianza en el trabajo colectivo y la fortaleza mental de cada futbolista. A Guede le costó encontrar las dosis justas de cada ingrediente, pero las halló en el momento preciso.
Un buen equipo aparece cuando sobre la base de una idea clara se mezclan en proporciones adecuadas el orden, la improvisación, la confianza en el trabajo colectivo y la fortaleza mental de cada futbolista. A Guede le costó encontrar las dosis justas de cada ingrediente, pero las halló en el momento preciso. Y hoy, este San Lorenzo que suma seis victorias al hilo ya puede discutir un lugar en el podio de los mejores conjuntos del torneo.
Básicamente, porque ninguna de las piezas del engranaje se siente nunca sola, ni cuando se trata de defender ni cuando toca atacar. Quedarse afuera de la Copa le dio al técnico tiempo extra de entrenamiento y el equipo lo agradece.
Contra River, los de Boedo realizaron tal vez la mejor producción del campeonato. Quizá no de una brillantez notable, sin dudas carente de efectividad -debió marcar en el resultado la superioridad que hubo sobre el adversario-, pero sí la más completa.
Todo comenzó con un recital de Cerutti ganando las espaldas de Vega y creando zozobra en cada carrera por la derecha, y terminó con un dominio amplio de los espacios, de las situaciones y del "tempo" del partido. El San Lorenzo que enfrenta la recta final del semestre se muestra aceitado, fluido. Se juntan a tocar Belluschi, Cerutti y Buffarini por derecha, al mismo tiempo Blanco tira un desmarque desde la otra banda, Blandi busca los espacios que deja abiertos el rival por el centro y Ortigoza ejerce como punto de apoyo. Y fundamentalmente, nadie se esconde. Todos la piden, todos la juegan, todos ayudan. En definitiva, demuestran que también con la pelota la solidaridad es una virtud imprescindible.
Entonces no extraña que a partir de una presión en la mitad de cancha, combinen Mas, Ortigoza y Blanco (que un minuto antes se había perdido un gol insólito) para que Blandi empuje el 1-0. O que del otro lado, Belluschi tire la cortada para la diagonal de Blanco y este la deje pasar, porque sabe que detrás suyo aparecerá alguien (en este caso, otra vez el centro delantero) para marcar el segundo.
En la retaguardia pasa algo parecido. Es interesante observar el despliegue defensivo de San Lorenzo cuando la pelota está en su poder. Porque Angeleri, Caruzzo y Mercier o uno de los laterales protegen el movimiento del resto ocupando los pasillos centrales para cortar la línea de pase ante posibles pérdidas en la transición, y así reducen las opciones de verse sorprendidos en una contra. Y como el equipo hace de la presión avanzada una bandera, el rival encuentra enormes dificultades para progresar en el campo. Si lo hace, además, descubre que los volantes no ahorran esfuerzos para bajar a colaborar (Belluschi salvó una situación clara al cortar un centro atrás de Andrade a los 30 minutos del segundo período y con el partido 2-0, por ejemplo) y todos ponen el hombro.
Si además, como ayer, los de Boedo tienen enfrente a un rival disminuido en lo anímico y lleno de dudas en el funcionamiento, la tarea se les simplifica y terminan subiendo de manera convincente otro peldaño más en la escalera hacia lo que pretende ser la celebración final.
Es imposible saber si este envión le alcanzará a San Lorenzo para arribar a la cima, porque entre otras cosas no depende de sí mismo, dada la diferencia de goles desfavorable con Godoy Cruz, pero al menos tiene un motivo para estar tranquilo. Hoy juega bien, y no son muchos los que en el fútbol argentino pueden decir lo mismo.
rc/js
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