El descanso que se tomará Lionel Messi lo alejará como nunca de la selección argentina
Más allá de años de cuestionamientos, miradas desconfiadas, reproches de variado calibre y hasta el Himno como motivo de debate nacional, la relación entre Lionel Messi y la selección consiguió una continuidad prácticamente inviolable. Casi un ejemplo de presentismo, ahora el capitán atraviesa una pausa que podría constituir un récord. Otro en su carrera de plusmarcas, pero esta inusual: nunca habrá estado tanto tiempo alejado de la Argentina. Si efectivamente no juega más este año, como fuentes de la AFA se encargaron de reiterarle a LA NACION, la posibilidad más cercana para su regreso llegará en la ‘ventana FIFA’ del 18 y 26 de marzo de 2019. El almanaque contaría más de ocho meses desde el mazazo francés en la Copa del Mundo de Rusia. No hay registros de un impasse tan extenso.
Para rastrillar el paréntesis más prolongado entre Messi y el equipo albiceleste hay que retroceder. Mucho, más de una década. Desde el 11 de octubre de 2006 y la derrota por 2-1 contra España, en Murcia, al 2 de junio de 2007 y el empate 1-1 ante Suiza, en Basilea, pasaron 232 días. Casi ocho meses. Eran tiempos de Alfio Basile en la dirección técnica.
Aquellos fueron los encuentros número 11 y 12 del rosarino en la selección argentina. Hoy, suma 128. En aquel intervalo gravitaron dos razones: la fractura en el quinto metatarsiano del pie izquierdo que sufrió Messi en noviembre de 2006 frente a Zaragoza, y una esquelética agenda del seleccionado. El rosarino apenas se perdió dos amistosos, una victoria 1-0 contra Francia, en Saint-Denis, y un empate sin goles en Mendoza, contra Chile, pero en el que tampoco hubiese participado porque ‘Coco’ lo afrontó con un seleccionado local. Primero, entre Fernando Gago, Esteban Cambiasso y ‘Lucho’ González se encargaron de hacer de Messi contra los galos; luego, la responsabilidad la asumieron Fernando Belluschi y el ‘Rolfi’ Montenegro frente a la Roja.
Esta vez la decisión es exclusivamente de Messi. Y esta vez podría perderse hasta seis encuentros, Guatemala y Colombia, el 7 y 11 de septiembre, en los Estados Unidos, y los otros cuatro amistosos que están encapsulados en las fechas FIFA de octubre y noviembre. Brasil asoma como el posible contrincante más atractivo.
Un año en rojo
Probablemente 2018 quede en rojo para siempre en la vida albiceleste de Messi. Principalmente, porque el cuarto fue el peor Mundial de su vida deportiva. Segundo, porque ni en 2005, el año del debut en la selección, jugó menos partidos que en este curso. Entonces, y aunque debutó avanzado agosto contra Hungría, al menos participó en cinco encuentros. Y tercero, porque después de cada Copa del Mundo no se demoró en reaparecer: tras Alemania, en poco más de dos meses estuvo en el inicio del ciclo de Basile; luego de Sudáfrica, enseguida abrió la etapa de Batista, y al término de Brasil, muy pronto acompañó la gestión Martino. Siempre en el mismo año mundialista. Ahora, no. Ahora eligió marcharse. Temporalmente, creen todos, pero tomar distancia como nunca. Lionel Scaloni , por su condición de interino, se convertiría en el primer entrenador que no alcance a dirigirlo.
Messi se volvió un incondicional. Desde su debut, la Argentina disputó 170 cotejos y él participó en 128, algo más del 75%. Y vale aclarar que, varios juegos, la selección los absorbió con planteles locales o formaciones muy alternativas, especialmente en los años de Basile, Maradona y Batista. Únicamente los inoxidables Javier Mascherano (147) y Javier Zanetti (142) pueden lucir una foja de asistencia superior a la de Messi. Ni Diego Maradona fue tan persistente, aunque a él pertenezca el récord de permanencia en la selección: 17 años, 3 meses y 29 días entre el bautismo en 1977 y la despedida en 1994. Pero…, su carrera estuvo atravesada por dos prolongados intermedios, primero entre 1982 y 1985, y más tarde otro, de 1990 a 1993.
Messi acaba de abrir un compás de espera sin fecha de vencimiento. Entre sospechas y algunos trazos confiables, la decisión no obedece a un impulso, sino que preanuncia un buen tiempo de reflexión. Por primera vez desde que se vieron, Lionel Messi y la selección argentina estarán alejados como nunca. Medir cuánto se extrañan será la prueba inevitable.
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