El futuro de la selección: peor que perder con Brasil es demorar las bases de una nueva era
La improvisación argentina contra el ciclo probado de Tite solo se resolvió en el tiempo añadido. ¿Satisfecho? Si alguien se queda conforme con esa lectura, seguramente es parte del problema. La amesetada transición de la selección reclama acción y elevar la discusión. La Argentina no puede perder más el tiempo, y el concepto va mucho más allá del gol del zaguero brasileño Miranda cuando el superclásico enfilaba hacia la definición por penales. Podría haber goleado el equipo de Lionel Scaloni que la urgencia sería la misma, solo maquillada.
Scaloni no es el culpable, pero su ciclo colaboracionista no puede prolongarse más allá de los amistosos con México, del mes próximo, porque los interinatos casi nunca progresan. Ni triunfan. Por naturaleza son etapas frágiles, sensibles a cualquier tembladeral deportivo y fácilmente desautorizadas por los intereses de los demás.
La selección necesita revestirse de certezas para comenzar otra era. Una nueva época. Pero en la AFA postergan decisiones fundacionales mientras se cumplen compromisos contraídos. Discutir si Scaloni debe seguir o no retrata la regresión, porque nunca habría que perder de vista que la selección es el punto máximo, el sitio al que se llega por méritos, por un recorrido tapizado de experiencias y virtudes. "Haciendo lo que hicimos hoy le vamos a dar guerra a todo el mundo", apunto Scaloni tras la derrota. Interesante desde el compromiso, la pertenencia. Pero insuficiente. La Argentina está en crisis, completó uno de los peores mundiales de su historia, y convendría no perderlo de vista para entender que ya es hora de robustecerla con determinaciones de fondo. Y de formas.
Una idea titilante, como dybala e icardi
Scaloni es el impulsor de un recambio imprescindible y de una idea de juego reconocible. Eso huele a identidad. Pero ayer la propuesta titiló, el riesgo y la verticalidad que el entrenador proclama –y volcó en los amistosos con Guatemala (3-0), Colombia (0-0) e Irak (4-0)– se cubrió de recaudos. La talla del oponente, con rodaje y figuras, empujó a la Argentina a asumirse inferior. La metamorfosis casi le permitió salvar un empate, pero si el breve ciclo de Scaloni dio un paso atrás no fue por el resultado, sino por la contradicción: "Buscamos que estos chicos jueguen y demuestren que pueden jugar. En esta oportunidad, al resultado lo ponemos en un segundo escalón", había anunciado. Ayer se refugió como concepto base. Parece que aquella broma tras golear a Irak ("voy a poner un micro delante del arco"), resultó un genuino anticipo del entrenador.
Es cierto que estos cuatro encuentros, más los dos próximo contra México, en noviembre, permiten agrandar la base. Volantes nuevos como Exequiel Palacios, Battaglia o Ascacíbar, el regreso de Pereyra, los reposicionados Leandro Paredes y Lo Celso, y los defensores Renzo Saravia y Pezzella, por ejemplo. El choque con Brasil midió jerarquías, y ahí quedó a la vista que la élite demanda otro roce. Batallar está al alcance de la mayoría, destacarse obliga a subir al menos un par de escalones.
Un punto especial son Dybala e Icardi, hermanados en su sequía goleadora en la selección. Un tema que quedaría eclipsado si lograsen funcionamiento, síntomas de confort colectivo. No ocurre aún, especialmente con el cordobés, que hace tres años se pierde en insinuaciones con la camiseta argentina.
109 días después de Francia, no hay plan
Ya pasaron 109 días desde la eliminación de la selección argentina del Mundial de Rusia y todavía no hay pistas firmes sobre su futuro. Que se escapen las semanas no encierra el problema, pero que no aparezcan señales, sí. "Queremos un proyecto de diez años, del 2018 al 2028, y en esa dirección trabajamos", advirtió Claudio Tapia el 1° de agosto. ¿Qué ocurrió desde entonces? El Área de Desarrollo de la AFA elabora un plan que los dirigentes se llevaron a sus clubes el 30 de agosto. Nadie lo ha explicado desde entonces, ni ningún directivo se ha ocupado por preguntar. Solo se filtraron trazos generales que hablan de profesionalizar áreas y planificar con horizontes lejanos para escapar de la histeria. Tapia insiste: "El nombre del candidato no precederá al proyecto, primero estará el programa y luego buscaremos al hombre". Sin embargo, él intentó acercarse al círculo de Pep Guardiola. Daniel Angelici ayer sinceró el panorama: "No tenemos apuro. Vamos a escuchar en su momento a ‘Chiqui’ y, si él tiene una idea, lo veremos". ¿Y el plan 2018-2028? Todavía los notables, los exentrenadores y campeones del mundo que iba a ser citados para escuchar sus puntos de vista, esperan el llamado. Pese a todas las señales, y aun si alcanzaran a delinear ese proyecto, ¿a quién se lo van a ofrecer?
Candidatos en fuga, opciones de segunda
El paso del tiempo sin certezas sembró un problema: mientras se amplía el ciclo de indefiniciones, se reduce el abanico de candidatos. LA NACION, por fuentes muy confiables cercanas a los protagonistas, ya aseguró que ni Diego Simeone ni Mauricio Pochettino dirigirán próximamente a la selección. Tampoco Marcelo Gallardo, si hasta su padre se encargó se ventilar en los medios la aversión que lo provoca a su hijo la conducción de la AFA. José Pekerman no aparece en el radar de la AFA, y él tampoco contempla entre sus desafíos volver al lugar del que eligió irse. Una situación similar a la de Gerardo Martino, aunque una insistente usina mediática martille con su nombre.
Los apellidos que hay que descartar fueron creciendo día a día porque firmaron su continuidad por otros rumbos: de Ricardo Gareca hasta Matías Almeyda. Marcelo Bielsa, Eduardo Berizzo, Antonio Mohamed, Mauricio Pellegrino, Ramón Díaz o Héctor Cúper son otros apellidos de relieve que tampoco participan de esta carrera. ¿Entonces? La AFA se encorsetó. ¿Opciones? Jorge Almirón, desempleado desde que fue destituido en Atlético Nacional, de Medellín. O algún otro apellido de la Superliga. En cualquier caso, la AFA apostaría por la quinta, sexta o séptima opción. Un manotazo, como ocurrió con Edgardo Bauza. Un caso que la administración Tapia criticó al tomar el control de la AFA, tanto que su primera acción de gobierno para diferenciarse del Comité de Regularización fue echar el DT de Rosario Central.
Detrás de este escenario, crece una opción que le confirmó a LA NACION una fuente de la AFA: "Scaloni aporta tranquilidad. A no ser que haya una catástrofe en algún amistoso…, nadie puede descartarlo para 2019". Pasó Brasil y no hubo catástrofe. Triste consuelo, porque entonces el tema se vuelve circular: la extensión del interinato de Scaloni sería una derrota estructural. La confirmación de que el abandono es mucho más grave que perder con Brasil.
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