El medio del medio, la madre de todas las batallas
La noche de Krasnodar del 14 de noviembre, dejaba una imagen final tan sorprendente como ese maravilloso estadio que verá pasar el Mundial desde lejos como un mero espectador de cemento. Lo que había sido un equipo dinámico, con control de balón y argumentos ofensivos, se había deshilachado en apenas una decena de minutos, exponiendo de manera impiadosa todas las costuras de un equipo indescifrable.
El experimento con Banega en el eje, aún auxiliado por Enzo Perez y Lo Celso como lugartenientes, fue un sueño encantado que se evaporó ante el primer sacudón que propuso Nigeria
Esa derrota ante los africanos, marcó un antes y un después en el incipiente ciclo de Jorge Sampaoli como entrenador del seleccionado argentino. Algunas cosas para mejorar, otras para pulir, y una fundamental para no volver a repetir quedaron como conclusiones que se trasladan al presente. La Argentina no volverá a jugar más sin un mediocentro cuya característica fundamental sea la recuperación de la pelota y el equilibrio defensivo.
En tiempos previos a los dos últimos exámenes serios, en los que se debate casi todo, el técnico tomo nota de las fortalezas y debilidades y entonces surgen los interrogantes y el análisis.
Se puede tener la pretensión de protagonizar el juego y monopolizar el dominio del partido, pero es imposible suponer que se va a disponer del cuero durante los noventa minutos. En algún momento habrá que recuperar el balón, retroceder para pasar la línea de la pelota, e incluso desde la tenencia se deberá defender bien en ataque. Allí es donde aparece indispensable la presencia de mediocentro que ofrezca equilibrio. Las opciones no parecen ser muy variadas. Descartado Kranevitter (su ausencia en la lista así lo indica), nunca considerado Ascacibar (tal vez sea parte del ciclo post Rusia), todo queda sujeto a Mascherano y Biglia. Uno juega en China y aún siendo un símbolo histórico para el grupo por su valentía, parece aventurado imaginarlo para siete partidos mundialistas en el mejor de los casos. Biglia es un "cinco de corte" más que de marca y resulta ser la otra opción. Siempre valorado por los entrenadores, su velocidad de desplazamiento es más lenta pero se compensa con su buena lectura de juego. En cualquier caso, hablamos de bienes escasos. No hay más nombres en el horizonte a poco más de dos meses de la competencia y en una lista que parece semi cerrada.
A contramano, sobran los laderos como candidatos del "doble cinco". Paredes tiene mucha clase y pegada pero pisa poco el área rival. Lanzini es dinámica, conducción vertical y llegada aunque escasa recuperación. Los Pérez, Enzo y Pablo, fluctúan en su irregularidad futbolística y anímica, Lo Celso es uno de los preferidos por lectura de juego, pero con escasa experiencia y Banega, a priori "el candidato", nunca termina de aprobar el formulario cuando ingresa entre los titulares y se espera una actuación acorde a ese respaldo. El fútbol argentino ha sido incapaz de construir un "interior" con gol, que sea auxilio en la construcción del juego y tenga aplicación para obstruir a la hora de los apoyos defensivos. Parece demasiado para un solo nombre y de hecho, ese nombre no existe.
La presencia de Caballero en el arco, Bustos y Tagliafico como laterales en esa línea de cuatro, deseada mucho más por los jugadores que por el entrenador y con la vuelta de Higuaín en el ataque, le ponen nombres propios al compromiso ante Italia.
Luego, España planteará un desafío opuesto en donde el equipo tendrá menos tiempo la pelota y deberá ser más intenso para recuperar, preciso para jugar y contundente para definir. Cambiará el rival, la exigencia y necesariamente algunos nombres. Nada que el técnico desconozca, desde su predilección por un estilo pero con diferentes planteos a partir de su versatilidad táctica.
En tiempo de definiciones, la composición de la lista definitiva deberá ajustarse a una combinación entre éstos exámenes y el análisis integral que se hace de cada integrante. La mayoría de las cartas por definir están todas en el medio y el mazo parece tener algunas de sobra. La precisión de Sampaoli, su conocimiento y su intuición serán decisivos. El fútbol se define en las áreas pero se cocina en la avenida central. En el medio del medio, se juega la madre de todas las batallas.
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