Punto de vista. El momento de levantar la puntería
Por Andrés Prestileo De la Redacción de LA NACION
Esta parte del mundo vive días entregados al descanso y toma distancia de las tensiones cotidianas, pero aun en medio de ese espacio de relax necesario, en el seleccionado hay quienes no se alejan de su tarea. Lejos de eso, saben que están en un momento muy importante en función del reto mayúsculo que espera este año. Apagados los chispazos de su ausencia en el sorteo del Mundial y tras un recorrido mediático para satisfacer inquietudes varias, José Pekerman se llamó a un silencio reflexivo y atento sobre su tropa. El y sus colaboradores esperan con ansiedad, para estos días, recibir -desde Europa, básicamente- síntomas positivos que han comenzado a producirse.
Un tiempo después del trago amargo de 2002, bajo la hojarasca apareció la certeza de que una de las causas más influyentes en aquella debacle fue la saturación mental y física del plantel. En el fútbol, la frescura, la lucidez y la capacidad de reacción y de explosividad muscular son imprescindibles para optimizar el rendimiento. A los jugadores que fueron a Japón no los asistieron esas reservas y el equipo fue el retrato vivo de ese desgaste. Pekerman y su equipo, que por supuesto no quieren repetir la experiencia, imaginaron una curva de evolución según la cual es el momento de empezar a levantar el nivel. Hay una necesidad básica: actividad continua, que los jugadores no caigan en lapsos prolongados sin fútbol.
Pese a que en Chelsea la competencia interna es fortísima, Hernán Crespo saca petróleo de los minutos que le conceden en la cancha y se gana con goles un lugar en la consideración del DT Mourinho, que ha prometido para lo sucesivo una rotación fija entre el argentino y Drogba. En Porto, después de un período inexpresivo más prolongado de lo conveniente, Luis González parece dar en su memoria con los atributos que lo llevaron a la selección. Juan Román Riquelme nunca falta en la lista cuando Villarreal anota, además de mantenerse en un buen nivel. Carlos Tevez no podía haber terminado mejor su temporada en Corinthians y de Lionel Messi no debería esperarse otra cosa que verlo seguir creciendo. Incluso Maximiliano Rodríguez, un elemento de la segunda línea de Pekerman, suma minutos -y cada tanto algún gol- en el errático Atlético de Madrid.
Una cuestión importante pasa por los lesionados. Mascherano camina el tramo final de rehabilitación de la fractura en el pie izquierdo, que dejó en sólo ocho partidos su foja de la temporada; Ayala es optimista respecto de su recuperación, tras la rotura de un menisco, y por Heinze, el caso más complicado, habrá que estar pendientes hasta último momento. La mala noticia de ayer fue el desgarro de Saviola, que estará un mes inactivo. Lo que queda será continuidad y el descanso necesario, una combinación con objetivo impostergable: el pico de rendimiento, en junio.
lanacionar