El último partido de Román: de la ilusión a la impotencia
Riquelme llegó al Pacaembú con todas las ganas de ganar su cuarta Copa Libertadores, pero no se le dio; tras el 0-2, el 10 saludó a cada uno de sus compañeros y hasta se abrazó con Falcioni; en el vestuario, confirmó que deja Boca
De la redacción de canchallena.com .- Se lo veía sonriente y confiado a Riquelme. Poco antes de que comience el partido, el volante se reía con Rolando Schiavi mientras ambos se hidrataban. Atrás había quedado su poco cortés ingreso al vestuario, donde se llevó a la rastra a Clemente Rodríguez, interrumpiendo una entrevista del defensor con la prensa.
Como él ya había anticipado hace 15 días, Román sabía que, a sus 34 años, esta fue, quizás, su última final de Copa Libertadores. Por eso arrancó muy concentrado. Pero a los 15 minutos, la propia impotencia de sentirse superado fue diluyendo su juego, a la par del de sus compañeros. Justo en ese instante fue cuando se lesionó Agustín Orion, lo que provocó que el arquero de Boca se retire a los 30 minutos, no sin antes recibir un fuerte abrazo del volante.
En total, Román dio 30 pases bien, 6 mal, recuperó dos balones, perdió tres, ejecutó tres tiros libres e igual cantidad de córners y hasta realizó un lateral. Curiosamente, no pateó al arco.
Sus últimos pasos dentro del campo de juego del Pacaembú fueron para saludar a todos y cada uno de sus compañeros y cuerpo técnico, incluído un beso y un fuerte abrazo con Julio César Falcioni. Luego, guió a sus compañeros hacia donde estaban los hinchas xeneizes para saludarlos y subió al podio a retirar su medalla de subcampeón de América por primera vez en su vida deportiva.
Cuando salió del vestuario, confirmó todos los rumores que se venían escuchando desde temprano. Su imagen final, de hombre derrotado, no se condice con su carrera ganadora con la casaca azul y oro.