Público visitante: cómo cambió todo para Mauricio Macri de la mañana a la noche
Por la mañana, la final de la Copa Libertadores se iba a jugar con público visitante. "Esta oportunidad histórica la tenemos que inmortalizar con un espectáculo completo y completo... es que haya una hinchada visitante", dijo Mauricio Macri en declaraciones radiales. Por la noche, quedó una sensación: no habrá simpatizantes de River en la Bombonera ni de Boca en el Monumental. La determinación del presidente duró un suspiro, ante el contexto general y la negativa de las instituciones. "Es una decisión de los clubes", asumió, al dar marcha atrás en la iniciativa. En el Gobierno creen que la opinión pública tomó a favor el gesto de querer transformar el rígido escenario que se observa en las canchas de fútbol. Así, fue el final de un viernes agitado, con marchas y contramarchas.
A medida de que River y Boca avanzaban en la Copa Libertadores, también crecía el convencimiento del Presidente. "Es una oportunidad", les dijo a sus íntimos en las últimas horas. Sin consultarlo con nadie, llamó a su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich y le pidió que lo organice. Así, en el partido más trascendental del fútbol argentino, Macri había decidido que la final –el 10 en la Bombonera y el 24 en el Monumental, en un principio– se juegue con público visitante. Sorprendió a todos. A los propios y a los ajenos. Incluso, no cayó del todo bien en el gobierno porteño, que ya había anunciado que solo podrían asistir las hinchadas locales porque "no estaban dadas las condiciones". Tampoco fue tomado con agrado por los dirigentes de Boca y River, que se enteraron del cambio por los medios de comunicación.
Para evitar un conflicto, Macri se comunicó con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, para comentarle la decisión. Y Bullrich habló con su par porteño, Martín Ocampo, con quien se pusieron de acuerdo. Por la tarde, se había autorizado a que 5000 hinchas visitantes pudieran ser testigos presenciales del partido (ver página 3). No le preocupó a Macri la inminencia de la cumbre del G-20, que comenzará cuatro días después. La cumbre de líderes es el acontecimiento de política internacional más importante en la historia moderna del país; visitarán la ciudad de Buenos Aires los presidentes de Estados Unidos, China, Rusia y Francia, entre otros.
¿Para qué arriesgarse a que haya disturbios tan cerca de la cumbre? "Teníamos que dar este paso. Estamos para tomar decisiones", aseguró uno de los principales colaboradores del Presidente. En la Casa Rosada también destacaron que ya hubo algunas pruebas en estos tres años que permitieron sacar como conclusión que esto "se puede hacer". Los antecedentes fueron Lanús contra Defensa y Justicia, Newell’s frente a Independiente, Banfield versus Gimnasia, y Aldosivi ante Huracán. En ninguno hubo incidentes.
La vuelta de las hinchas visitantes a las tribunas es un objetivo que Macri prometió y aún no pudo cumplir. Por eso considera que la final de la Libertadores entre los clubes más representativos del fútbol local era una oportunidad inigualable. "Patricia [Bullrich] está tranquila y le transmitió eso al Presidente. Claro que implica un riesgo, pero creemos que están dadas las condiciones", confió un hombre con acceso al despacho presidencial por la tarde. Macri le comentó a Bullrich que quería que el partido se viviera de la misma forma que la copa europea. "Vamos a realizar mucho trabajo de precaución", había anticipado a la nacion la ministra de Seguridad.
En ese trabajo también debieron estar involucrados los presidentes de River y Boca, Rodolfo D’Onofrio y Daniel Angelici. La idea era que todos participaran en publicidades y presentaciones en los medios de comunicación. "Vamos a promover la cultura de la convivencia y de la paz", sostuvo Bullrich. El jefe del Estado fue quien dio el aviso. "Lo que vamos a vivir los argentinos en unas semanas es una final histórica. También, una oportunidad de demostrar madurez y que estamos cambiando, que se puede jugar en paz. Le pedí a la Ministra de Seguridad que trabaje con la Ciudad para que el público visitante pueda ir", había asegurado el Presidente vía redes sociales.
Durante el día, los equipos de los ministerios de Seguridad de la Nación y el porteño aseguraron: "están trabajando de forma conjunta en la evaluación de las medidas necesarias que permitan la concurrencia de público visitante". Antes, Bullrich recibió en su despacho a Ocampo; al jefe de gabinete porteño, Felipe Miguel; el secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco, y el subsecretario de Políticas de Seguridad e Intervención Federal, Darío Oroquieta, con quienes comenzaron a delinear el plan. Por la noche, sin embargo, después de un día caótico, aseguró: "...A partir de ahí es una decisión de los clubes que son los que organizan el espectáculo y ellos dirán qué es lo que les parece más conveniente". Es la decisión que se espera, tras un día agitado
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