El regreso de Carlos Tevez: un megaoperativo que beneficia más al jugador que al equipo
El delantero prepara su desembarco para 2018; la ingeniería de los Mellizos para que no se rompa la armonía ni el estilo del plantel
El cada vez más probable regreso de Carlos Tevez a Boca en enero, para disputar la Copa Libertadores 2018, está más cerca de ser un salvataje que la dirigencia quiere hacer con el ídolo que una necesidad futbolística del equipo que conducen los Mellizos Barros Schelotto.
La novedad en esta novela que suma capítulos cada día es la intención de que Sergio Brozzi, kinesiólogo del plantel profesional, viaje a China para reunirse con el delantero y definir el trabajo de aquí a diciembre, para ponerlo a punto en la parte física. Como el fútbol chino tiene menos intensidad que el argentino, y una jerarquía inferior desde los movimientos y las ejecuciones, la idea del cuerpo técnico xeneize es ganar tiempo para que, cuando vuelva a estar bajo la órbita de Guillermo, Tevez no sufra tanto el cambio.
El escenario es muy distinto al de julio de 2015, cuando el Apache regresó a Buenos Aires días después de perder con Juventus la final de la Champions League ante el Barcelona de Messi. Ahora, el delantero volvería a Brandsen 805 luego de una muy floja temporada en la Superliga China, en la cual hasta aquí disputó 11 partidos de los 23 de Shanghai Shenhua y sólo marcó dos goles. Además, su club suma 24 puntos y se ubica en el puesto 11 sobre 16 equipos, a 29 unidades del líder Guangzhou Evergrande (53), y a sólo 10 del último, Yanbian Fude (14).
Daniel Angelici, presidente de Boca, se muestra muy efusivo con la idea de volver a repatriar a Tevez en la intimidad, aunque públicamente es más cauto. Pero para concretarla alguien debería pagarle al Shanghai Shenhua los 6.000.000 de dólares que cuesta la cláusula de salida. Será algo a acordar entre el club de la Ribera y el futbolista, que en dos años vio como su valor de mercado se derrumbó de 20.000.000 de euros a 4.500.000 de la misma moneda, según un reciente informe del sitio especializado Transfermarkt. De todas formas, algo jugaría a favor de Boca: la deuda de 3 millones de dólares que todavía no cancelaron los chinos por su pase a fines de 2016.
Pero la pregunta que se hacen dentro del mundo Boca va más allá: ¿necesita el equipo a Tevez? Si bien al principio fue un golpe difícil de asimilar, lo cierto es que supo sobreponerse a la partida del Apache a China. Tal como había pronosticado Guillermo Barros Schelotto en enero de este año, fue “el equipo” el que hizo olvidar al ídolo. El que se adaptó a jugar sin él y casi no lo extrañó. El que logró consagrarse campeón del fútbol argentino a pesar de su ausencia.
Al mismo tiempo, el termómetro de los hinchas no levanta temperatura en relación a su posible regreso. Al delantero no le perdonan que se haya ido en la mitad del torneo y sin avisar. En las encuestas realizadas por diversos medios, el rechazo a su retorno promedia el 60 por ciento.
La prueba más evidente de que esa herida sigue abierta, y no cicatrizará de manera tan fácil, quedó expuesta hace unos días. El domingo 27 de agosto, mientras Boca se lucía y goleaba a Olimpo 3-0 en su debut en la Superliga, la Bombonera ignoraba casi por completo la presencia de Tevez en uno de los palcos, quien estaba junto a Lito, su hijo menor, y su amigo Rolando Schiavi. Dos años después de que 40.000 almas colmaran el templo xeneize un lunes por la noche para decirle “Gracias por volver”, ahora sólo la barra brava cantó por él y colgó una pequeña bandera entre las miles que decoraron el estadio hace dos domingos. “Carlitos. Te esperamos”, rezaba el trapo firmado por el “Jugador Número 12”.
¿Qué ocurrió en estos dos años para que el hincha de Boca pase del amor a la indiferencia por Tevez? La respuesta puede analizarse desde distintos focos. El primero es el futbolístico. Después de aquel segundo semestre de 2015 en el que el Nº 10 tuvo un rol destacado en la campaña que terminó con la obtención del campeonato local y de la Copa Argentina, las ilusiones que despertaba la posibilidad de ver a un Apache en su máximo esplendor y descansado, luego de casi dos años sin vacaciones, se derrumbaron con el transcurso de los partidos. Durante 2016, Tevez sólo se destacó en diciembre, cuando ya tenía prácticamente resuelto emigrar a China y gracias al regreso, en altísimo nivel, de Fernando Gago al equipo. En el medio estuvo su bajísimo nivel ante Independiente del Valle, en el partido de vuelta de las semifinales de una Libertadores que parecía accesible para los de la Ribera, y su cuestionado pedido de licencia post eliminación copera.
Al hincha de Boca tampoco le gusta el vínculo de Tevez con el poder. A más de un socio no le gustó que durante la jornada electoral de diciembre de 2015 (que derivó en la reelección de Angelici), el Apache haya “jugado” para el oficialismo, paseándose junto al presidente de la entidad por los pasillos del estadio. No fue casual. El delantero tiene línea directa con el poder. Basta con releer la lista de invitados a su fastuosa boda para dar prueba de ello: el propio Angelici, Mauricio Macri y Claudio Chiqui Tapia, entre otros, dijeron presente en la fiesta realizada en suelo uruguayo.
Poco antes del test de popularidad con la gente al que se sometió en el reciente partido con Olimpo, Tevez también había intentado limar asperezas con sus ex compañeros. Fue en la previa del partido ante Aldosivi, en Mar del Plata, cuando desde China, en una entrevista con TyC Sports, salió a defender al plantel que lideran los Barros Schelotto. Pero al mismo tiempo activó un efecto bumerán porque criticó con dureza a Riquelme, lo que generó cierta división entre los hinchas, que, otra vez en su mayoría, tomaron partido por Juan Román. “Eso estuvo todo armado. Nada de lo que hace Carlitos es casual. Todo es premeditado y preacordado”, le confiesa a la nacion un ex compañero suyo.
Por último, cuando se concrete este regreso, ¿cómo recibirá el plantel y el cuerpo técnico de Boca al hombre que los dejó en el medio del último campeonato y se fue sin siquiera saludar?
Por lo pronto, durante su reciente estadía en Buenos Aires el 10 dialogó largo y tendido con los Barros Schelotto. A los entrenadores les preocupa algo fundamental: el estado físico del futbolista, que en febrero cumplirá 34 años, y que durante este año compitió poco y nada en una liga menor, como la china, como consecuencia de sus problemas físicos en la zona lumbar y en las rodillas. De ahí la idea de que alguien viaje a evaluarlo.
En la intimidad, Guillermo y a Gustavo saben que el regreso de Tevez es un hecho consumado, sólo inviable en caso de que el futbolista decida retirarse o intente reinsertarse en Europa. Ante ese escenario, la capacidad de maniobra es limitada. Tendrán que lidiar con temas menores (como por ejemplo quitarle la capitanía a Fernando Gago, algo que al volante no le afectaría) y otros más importantes, como poner en riesgo el clima de armonía que se respira por estos días en el plantel xeneize, además de desarticular un esquema de juego que el equipo ya adoptó como propio, y volver a diagramar un sistema alrededor del Apache.
Esa situación llevará más tiempo y le pone un signo de interrogación al andar de este semestre, donde el foco estará puesto en el torneo local, la Copa Argentina y en preparar y fortalecer la idea conceptual del juego para llegar al 2018 como uno de los grandes candidatos a ganar la Copa Libertadores por séptima vez en su historia. El objetivo, con o sin Tevez, es claro.
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