Girona, entre el independentismo, el golpe al Madrid y aquel recado en el ascenso: “Cuidado Messi, ya estamos aquí”
Después de que el Gobierno de de Madrid interviniera Cataluña, Real Madrid perdió en la cancha de Girona y quedó a ocho puntos del Barça
Cuenta el entrenador del Girona, Pablo Machín, que cuando arregló su contrato con el cuadro rojiblanco en marzo de 2014 sus amigos no sabían si felicitarlo o darle el pésame. El equipo estaba hundido en el fondo del tabla cuando faltaban 13 fechas para el cierra de la Segunda A (homólogo al Nacional B). Y tuvieron que felicitarlo nomás. El Girona se salvó y el descenso no volvió a tocarle nunca más los talones. Todo lo contrario. En las siguientes dos campañas perdió en los playoffs del ascenso a Primera y el verano pasado selló, por primera vez en su historia, su pasaporte rumbo a la élite del fútbol español. “Cuidado Messi, el Girona ya está aquí”, cantaban los muchachos de Machín el día que consiguieron el ascenso. Pero no era el argentino sino su némesis Cristiano el que tenía que andarse con cuidado. Si el ascenso a Primera parecía la gesta más grande en la historia del club, ahora habrá que guardar un página para el día en el que el famoso Real Madrid visitó Montilivi, la casa del humilde Girona.
Era un fin de semana especial para Girona. Una ciudad íntimamente relacionada con el sentimiento independentista en Cataluña.
Los fríos números dicen que el Madrid se gasta 499 millones de euros en los sueldos de su plantel profesional. Cifra terrenal para el Barça (490), estratosférica para el Girona que sólo puede desembolsar 30 millones. Pero la pelota, a veces, se pone sensiblera y se olvida de los pedigríes. Tardes raras y excepcionales, irracionales e inolvidables. Como la de ayer en Girona, cuando el fútbol le dio la razón a esos 13.000 hinchas que llegaron a Montilivi con la victoria como quimera y se volvieron a sus casas con la alegría de ver al Madrid de rodillas en una cancha que pasó más de la mitad de su vida en la cuarta división. “El equipo, en teoría, más pequeño de Primera División le ganó al campeón de Europa. Habéis demostrado que sois grandes tíos”, felicitó Machín a sus jugadores tras el triunfo ante el equipo de Zidane.
Era un fin de semana especial para Girona. Una ciudad íntimamente relacionada con el sentimiento independentista en Cataluña. Ahí, por ejemplo, solía cerrar sus actos de campaña Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), hoy asociado al Partido Demócrata Europeo Catalán (PdeCAT) para formar JuntsPelSí y liderar el intento de ruptura con España. En Girona nació el presidente del gobierno catalán, Carles Puigdemont, cesado de su cargo por el Gobierno de Madrid, después de que el Parlament de Cataluña declara la independencia el pasado viernes. La visita del Real Madrid a Girona no podía ser más (in)oportuna, si es que de política se habla (en España prácticamente no se charla de otra cosa). Pero lo que se presumía que se podía calentar en las tribunas se buscó frenar desde los bancos. “Vamos a jugar un partido de fútbol”, advirtió Zidane. “La afición de Girona es súper-respetuosa, super-cívica, y está deseosa de ver un partido de Primera”, sumó Machín.
Y tenían razón los técnicos. Más allá del ya tradicional grito por la independencia en el minuto 17.14 (también se canta en el Camp Nou), el fútbol le ganó a la política en Montilivi. Al menos, durante el partido. “La victoria del Girona sobre uno de los grandes equipos del mundo es todo un ejemplo y un referente para muchas situaciones”, tuiteó Puigdemont, famoso hincha del Girona, eufórico con el triunfo de su equipo. Una victoria que se celebró en Girona, en Barcelona (el Barça quedó a ocho del Madrid) y en Manchester. El City Group compró, junto a Pere Guardiola, hermano de Pep, el 88,6% de las acciones del club.