River perdió con suplentes ante Estudiantes y ahora lo espera el superclásico de la Copa Libertadores

En la antesala del superclásico de la Libertadores ante Boca del próximo sábado, en la Bombonera, River cayó 1 a 0 ante Estudiantes en un partido de la 11° fecha de la Superliga. El único gol lo convirtió Gastón Fernández, a los cinco minutos del segundo tiempo.

El primer tiempo pareció un partido de entrenamiento. Si bien es una frase trillada, encaja a la perfección con lo ocurrido en la cancha: River se cuidó por razones obvias –quizás de manera inconsciente– y Estudiantes no exhibió la intensidad que mostró en otros encuentros.

En ese capítulo inicial el Pincha tuvo dos aproximaciones, con remates de Lucas Rodríguez y Fernando Zuqui (ambos controlados por Germán Lux), mientras que el Millonario dependió demasiado de las apariciones de Gonzalo Martínez. El Pity, el único de la visita capaz de generar peligro en los primeros 45 minutos, generó tres situaciones: un disparo que atajó Mariano Andújar, otro que se fue por arriba del travesaño y un tiro libre que despejó Mariano Pavone justo antes de que llegara al arco. Cinco situaciones, ninguna de real riesgo para los arqueros.

El segundo tiempo comenzó con todas las emociones que se había ahorrado la primera parte. Gastón Fernández estampó el 1-0 con un tiro libre que se desvió claramente en la barrera; iba a un palo y terminó adentro pero cerca del otro. Enseguida respondió River con un disparo de Santiago Sosa que salió por centímetros y un rato más tarde Lux le tapó un mano a mano a Pavone.

Tras esa ráfaga, todo se aplacó. Estudiantes comenzó a cuidarse bastante más y River extrañó a Martínez, que al inicio de la segunda etapa salió reemplazado. De hecho tuvo que pasar un largo rato para que alguno de los arqueros entrara en acción: fue sobre el cierre, cuando Andújar voló para sacar un buen remate de Julián Álvarez desde afuera del área. Fue lo último.

El Millonario, distraído con la serie más importante de su historia, ofreció una versión desmejorada y nunca halló los caminos. Al Pincha poco le importó e hizo su negocio: conseguir el tercer éxito en fila. Ahora sí, River ya piensa en Boca.