El torneo Clausura. Estudiantes: no pierde energía ni voracidad y disfruta de la soledad en la cima
Venció a River por 1-0 y sacó una luz de ventaja en la lucha por el título; así, se mantiene firme en la doble pelea, mientras ya se concentra en la Copa Libertadores; Quiroga, en contra, el gol; Villalva y Cabral, expulsados
Estudiantes debe de ser por estos días un libro de consulta permanente para el resto del fútbol argentino, tal vez a salvaguarda de Vélez. Página por página. Incluso de aquellos poderosos -en otros tiempos- y con presupuestos desbordantes que tendrán que detenerse en la letra chica de los enunciados del Pincha. Aunque suene repetitivo, es imposible no reparar en el hecho de que Estudiantes tiene un papel preponderante en la doble competencia con igual suceso: líder en el Clausura y en los octavos de final de la Copa Libertadores, etapa a la que avanzó tras haber ganado su grupo. Nada de chiquitas.
Anoche enhebró otra victoria. Fue sin lujos ni individualidades resplandecientes. La consiguió con fuerza, temperamento, solidez colectiva y consciente de cómo se reúnen los últimos puntos en los tramos finales de la competencia, los que más cuestan. Se impuso en un desarrollo enredado y con algunos dejos de mala intención (ver Pág. 3). Lo hizo ante un River que sacudió la cabeza y que despertó en su realidad tras el debut triunfal de Cappa frente a Godoy Cruz. Ese River que debe ansiar todo lo que Estudiantes proyecta detrás de la vidriera.
Es cierto que el ganador se llevó tres puntos con un gol en contra, el de Quiroga, a los 21 minutos del primer tiempo, que falló en un despeje tras un desborde y un centro de Enzo Pérez. Nadie alzará el índice si se afirma que el partido hasta entonces era parejo y con la pelota dividida, incluso con cierta tendencia hacia el dominio territorial de River. Aunque una mano favorable, la conquista de Estudiantes, cambió todo el tablero de repente.
A partir de entonces, Estudiantes pudo haber aumentado con una ráfaga que incluyó un tiro de emboquilla de Gastón Fernández, dos cabezazos de Desábato, uno que Ojeda tapó de forma increíble y otro desviado, y un contraataque a máxima velocidad de Sosa mal terminado por la Gata Fernández. Esa, precisamente, quedó como la principal diferencia. A la par de que cada avance de Estudiantes parecía que iba a terminar en gol, daba la sensación de que River no hubiera anotado por más que el partido hubiera durado hasta el amanecer. Los millonarios nunca se despojaron de la palidez. Entusiasmaron hasta que Ortega tuvo resto físico y hasta que Mauro Díaz se perdió en la intrascendencia. Apenas quedó para rescatar la voluntad del Almeyda. Con eso sólo...
Lo más destacado del juego se vio en la primera parte. En la segunda, el desarrollo se desnaturalizó por la pelea entre Desábato y Ortega. El nerviosismo capturó cualquier intención. La situación más profunda para los de River fue una entrada de Villalva, que definió desviado a la carrera. Del otro lado, Boselli dudó y no selló con un chilena el buen pase de Verón. Creció la fricción. Se luchó como nunca en un clima de rispidez y ebullición permanente que terminó con las expulsiones de Villalva y Cabral.
La línea de conducta hace que Estudiantes se mantenga encumbrado hasta el final en los últimos tiempos. Las razones no habrá que buscarlas en el presente ni en una caricia de la fortuna, sino en aquella decisión que se tomó allá por 2006, con el regreso de Verón como nudo de la cuestión. En no sentirse menos que nadie ni en fijarse en nombres propios. Desde entonces, se fijó un objetivo que, más allá del último resultado, casi siempre lo tiene en las grandes definiciones. Con refuerzos puntuales, pero de probada garantía, con los conceptos frescos, con rotaciones en los momentos propicios y con el designio de la vieja escuela, Estudiantes se siente como en aquel cuento fantástico del gigante que una vez llegó a Liliput.
- Ya se acostumbró a las grandes emociones
Estudiantes ganó dos títulos desde 2006: el Apertura de ese año, en la final con Boca, con Diego Simeone como DT, y la Copa Libertadores 2009, frente a Cruzeiro, en Belo Horizonte, ya con Alejandro Sabella. Además, perdió la final de la Copa Sudamericana en 2008 (con Inter, de Brasil), con Leonardo Astrada, y la del Mundial de Clubes 2009 (con Barcelona), con Sabella.
EL DATO
Alexis Ferrero, con una máscara y lesionado
Alexis Ferrero sufrió una molestia en el recto anterior derecho y se teme que se trate de un desgarro. El defensor jugó con una máscara por una lesión en la nariz. Lo reemplazó Gustavo Cabral.
LA CURIOSIDAD
Una bandera local en el duelo de estilos
Choque de estilos futbolísticos anoche, en La Plata. Estudiantes, con la impronta bilardista, y River, con la filosofía de Cappa y su acercamiento al pensamiento menottista. Los simpatizantes locales desplegaron una bandera que decía: "Cappa = nada. Menotti, algo. Bilardo, todo".
LA DECLARACION
Cavenaghi no quiere volver con Passarella presidente
"Mientras Passarella sea presidente de River, no vuelvo", afirmó Fernando Cavenaghi, delantero de Bordeaux, de Francia, que dijo que al actual dirigente le molestó en su momento que él dijera que prefería jugar en Europa.
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