El torneo Clausura. Explotó: Boca agrava su estado de descomposición
En Santa Fe no sólo sufrió otra goleada (0-3 con Colón), sino que expuso la crisis que envuelve a la conducción, el plantel y el cuerpo técnico; Alves, que no dirigirá más, se insultó con el arquero García; un importante dirigente reconoció que la situación general "es un papelón"
SANTA FE.- El estado de descomposición de Boca, dentro y fuera de la cancha, se transformó en algo crónico. Lleva demasiado tiempo y nadie se anima a aventurar cuándo terminará. Lejos estuvo de atenuarse en esta ciudad. Todo lo contrario. Se acentuó con otra derrota durísima y el desgobierno que rodea al plantel, cuerpo técnico y dirigentes. Boca entró en un círculo vicioso. El deterioro externo se refleja en cada partido, y la falta de resultados positivos agrava el cuadro general. Tanto es así que Abel Alves ya no dirigirá más al equipo, por lo cual la dirigencia ya se puso en contacto con Robert Pompei (dirige la 6a división) para que asuma en forma interina.
Boca tiene dirigentes que no se ponen de acuerdo ni aciertan el rumbo. Y jugadores con la cabeza en otra cosa, malhumorados, desmotivados y pendientes de lo que ocurrirá con ellos a mitad de año. Si le dieran a elegir, a Boca le gustaría que el Clausura terminase ya. Es lo único que podría frenar su debacle y darle tiempo para intentar corregir el rumbo. Cada partido se le convierte en un calvario insoportable. Hacía tiempo que Boca no vivía un proceso de desprestigio tan galopante.
Poco convincentes habían sido los mensajes que el presidente Jorge Amor Ameal entregó en la conferencia prensa del martes. La cruda realidad sigue desmintiendo su voluntarismo. La ratificación de Alves hasta el final del Clausura no surtió ningún efecto positivo. Ya se vio.
El ex entrenador vivió ayer otra jornada aciaga. Una suma de contradicciones y decisiones equivocadas. Su divorcio con los jugadores fue irreversible. Nunca se manejó con criterio y coherencia en el armado del equipo. Sacó y puso futbolistas hasta no dejar conforme a casi nadie.
Ayer volvió a fallar como conductor. Desde hacía un par de días se especulaba con la posible salida del arquero Javier García, de floja respuesta en un par de goles que recibió ante Chacarita y Rosario Central. García había reemplazado a partir de la 4a fecha a Roberto Abbondanzieri, que antes de irse a Inter (Porto Alegre) le recomendó a Alves: "Al arquero que elijas, bancalo. No es un puesto para andar cambiando nombres a cada rato".
Alves no le hizo caso al experimentado Abbondanzieri. El DT encendió la mecha ayer por la mañana. En la concentración en el Holiday Inn, les dijo a los jugadores con tono imperativo: "El equipo lo voy a dar en la cancha. Y no quiero que me pongan cara de c...".
Ya en el vestuario de Colón, a las 18.10, la advertencia de Alves no fue tenida en cuenta por los jugadores que se sintieron afectados. Cuando García se enteró de que sería suplente (atajó el juvenil Ayala, que sólo sumaba unos pocos minutos en la final ante Tigre del Apertura 2008), discutió con el director técnico en un tono subido, con insultos incluidos. Trascendió que el altercado verbal había derivado en un intercambio de golpes, pero fuentes confiables desmintieron la pelea. Debido al incidente, Alves no iba a incluir a García ni en el banco. Pensó en el arquero juvenil Sebastián D´Angelo para estar entre los suplentes, pero una intermediación de Ameal le hizo dar marcha atrás.
Otro que manifestó su malestar fue Pablo Mouche, que había quedado al margen ante Rosario Central y al que Alves le había prometido la titularidad frente a Colón. Finalmente, el DT se inclinó por Insúa. Cuando lo supo, Mouche se levantó y salió de un vestuario en el que el ambiente era irrespirable. Entre esas cuatro paredes también estaban los principales dirigentes: Ameal, Juan Carlos Crespi, Marcelo London, José Beraldi y Rómulo Zemborain. Uno de ellos salió y se desahogó con una confesión: "¡Explotó todo. Esto es un papelón!"
Durante el partido, Alves estuvo tan abatido como el equipo. Apenas si dio indicaciones y sólo intercambió opiniones con su ayudante Sergio Saturno. Se lo veía demacrado, angustiado.
Mientras Boca era un hervidero en Santa Fe, los hinchas recalentaban los foros de Internet. Muchos de ellos se convocaron para el partido del próximo lunes ante Arsenal con una consigna: repudiar a los dirigentes y salir en defensa de Juan Román Riquelme (ayer ausente por una fecha de suspensión), cuya continuidad a partir de junio no está confirmada. Los dirigentes dudan en renovarle el contrato, tanto como lo hacen para determinar quién será el director técnico. No se deciden por Guillermo Barros Schelotto; tampoco descartan a Cagna y Falcioni; suena el nombre de Cappa.
Más allá de las palabras de Ameal, la continuidad de Alves hasta el final del torneo pendía de un hilo. Que ya se cortó. Con seis fechas por delante, la situación era insoportable. Anoche, tras la derrota, ni los dirigentes ni Alves quisieron hablar a la prensa. A la salida del vestuario, el director técnico, mientras se sacaba una foto con un chico, alcanzó a decir con un hilo de voz: "No puedo hablar, muchachos". Llegaba la hora del adiós.