El torneo Clausura. Fiel a sí mismo, Racing sufre y se ilusiona del principio hasta el final
En Avellaneda, mereció mejor fortuna ante Tigre; en el 0-0, convirtió a Islas en figura; su esfuerzo contagia y conmueve, pero no le alcanza La ficha del partido
Sale a escena. Se entusiasma, lucha, juega, mete, corre. Al rato, sufre, se marea, se desconcierta, trastabilla. Vuelve a empezar: busca, pelea hasta el alma por una pelota dividida. En el lapso que se genera a continuación, padece, se pierde, hace cuentas, palidece. Así, hasta el final. Así, desde que hace su aparición, con el respaldo de sus fieles, como siempre; hasta que desaparece, con el desaliento de sus seguidores, también como una calcomanía que se traslada, imaginariamente, semana a semana. El mal de Racing no tiene una razón específica: no son solo sus últimos erráticos manejos dirigenciales, los flojos entrenadores, los llamativos planteles, la mala fortuna, los desaciertos arbitrales y demás. El problema de Racing es, justamente, Racing.
Calculadora en mano pasa sus días. La clasificación no lo anima: sigue en la zona de Promoción. La otra tabla no lo apasiona: apenas ganó un partido de doce. Sólo marcó ocho tantos en esa cantidad de juegos: es el conjunto menos eficaz. Sin embargo, no se rinde: lucha. Sin embargo, no se pierde: pelea. Y en el cuadro siguiente, cuando todo aquello no alcanza, se tambalea. Deja un vacío imposible de llenar. Como advertir que un empate sin goles, en su casa, con su gente, frente a esta versión timorata de Tigre, es una suerte de derrota. Porque mereció el triunfo, porque convirtió a Daniel Islas, el arquero adversario, en el mejor del cotejo. Porque tuvo un puñado de razones para ganar, pero se quedó, otra vez, con sabor a nada.
Chatruc, con corazón, muestra el camino. Moralez, con ingenio, descubre el sendero. Bastía, con coraje, muestra la senda. Pero no alcanza: Racing no tiene ese salto de calidad para pensar en grande, para escaparle a la angustia, para aspirar a más. Entonces, todo lo que hace -lo que puede, lo que intenta-, le parece demasiado. Lejano, aunque parezca cerca. Distante, aunque parezca acá no más. Puede ganar, está cerca, pero no se da cuenta, deja pasar la ocasión una vez más.
Chatruc dispara un remate, que pasa cerca. Solo está Bastía, en el centro del área, luego del envío de Chatruc, pero Islas lanza el balón al córner. Moralez, desde lejos, ensaya un remate que pasa por arriba, a centímetros de Islas. Hay más imágenes: Yacob, en el área, no tan solo como aquella de Bastía, permite otra acción acertada de Islas. Otra de Maximiliano: zurdazo y afuera.
No estuvo solo Racing en el campo: pero jugó más y mejor. Ganó el medio campo, un poco por impulso propio y otro tanto por el flojo desempeño de los buenos valores de Tigre: Castaño, Martínez y Giménez, impulsores del fantástico Apertura, se muestran abatidos, irresolutos, previsibles. Buenos proyectos desgastados en el tiempo. Racing se impuso en ese sector y buscó, de principio hasta el fin, avanzar con criterio, atacar con esmero. Pero no le alcanza. En este rubro, hay nombres propios de esa búsqueda confusa: no tiene delanteros de jerarquía. Avalos y Navia luchan tanto por descubrir su potencial como por superar los escollos rivales. Se mueven de espaldas al arco, a la espera de envíos no siempre precisos. Cuando toman el balón, generalmente lo pierden pocos segundos después.
No fue una sombra Tigre. Tuvo un par de ocasiones de riesgo: una de Martínez y otra doble acción -primero, Galmarini, luego Suárez-, que revelaron, otra vez, los vaivenes de Racing: tras la ilusión, la decepción. Luego de la esperanza, la desolación. Y en el medio, las sospechas de los arbitrajes, como ocurre cada vez que un conjunto no pisa fuerte.
Gustavo Bassi, el árbitro, no tuvo una buena tarea. Entre varias polémicas -ver aparte-, quedó la sensación de que ignoró dos penales. Primero, Paparatto le tocó el pie de apoyo a Moralez en el área. No fue penal, aunque dejó esa creencia en el ambiente; al rato, sí fue: Bastía frenó con la mano, con un movimiento leve, un envío de Martínez. Sin embargo, el juez, por orden de su asistente, vio la infracción afuera del área.
Luchó, peleó, combatió. Por eso Racing lamentó la igualdad. Que se parece a otra derrota, de las tantas -las que son y las que no son- que sobrevuelan por su alma herida.
LO LLAMATIVO
El primer gol de Manicero, en la reserva de Racing
Diego Manicero, ex delantero de Lanús, aún no rindió en Racing. Ayer actuó en la reserva y marcó el tanto en el 1-0 frente a Tigre.
LO NEGATIVO
Silbidos y reproches para Navia, de floja actuación
Como casi todo Racing, el chileno Navia decepcionó en el Clausura. Tras ser reemplazado por Malano, los hinchas lo cuestionaron.
LO NEGATIVO II
Hace cinco partidos que Tigre no puede ganar
De excelente Apertura, el equipo de Victoria frenó su ímpetu en este torneo: hace cinco partidos que no gana. Tres empates y dos derrotas.
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