Gallego no encuentra la calma en medio de la crisis
El técnico de River discutió con un periodista; después, los dirigentes le pidieron serenidad
Días de crisis para River. Jornada tras jornada, Américo Gallego da muestras de que todavía no pudo digerir este trance. Está nervioso y, en los momentos de mayor tensión, la bronca contenida se dispara en cualquier dirección.
El episodio del entrenamiento de ayer deja traslucir que la alegría con la que vivió la práctica, con festejo incluido del cumpleaños número 25 de Juan Pablo Angel, llevaba por dentro la pesada carga por la frustración de su equipo en estos días.
El contraste fue inesperado. Después del trabajo, Gallego entró en los vestuarios con una sonrisa y salió con rostro de pocos amigos, decidido a buscar al periodista del diario Olé. Con tono elevado le recriminó: "¿Por qué decís que hay problemas? Acá no pasa nada y yo no tengo ningún problema con los jugadores. Todos los días ponen lo mismo. ¡Termínenla de una vez!" Los cronistas observaron sorprendidos. Cuando intentaron conversar, el técnico dio media vuelta y se fue.
Después Gallego almorzó con David Pintado, Alfredo Davicce y Mario Israel, miembros del consejo de fútbol. Los dirigentes le ratificaron la confianza y le pidieron serenidad. Lo mismo ocurrió en los días previos al clásico con Boca. "Sufrimos una caída y tratamos de recomponer el ambiente. Tenemos que calmarnos todos. El Tolo se siente así porque trabaja mucho y no ve que el esfuerzo se refleje en la cancha", dijo Israel.
Pero la situación no es tan sencilla. Además de la dura reprimenda tras la derrota con Chacarita, otra demostración de la tirantez con algunos jugadores fue que Pablo Aimar y Claudio Husain consideraron que la inclusión de ambos en el partido de anoche fue un castigo por haber sido expulsados el domingo último ante Argentinos.
Aimar tenía los pasajes para viajar a Córdoba y los cambió por la concentración para un torneo en el que River ya está clasificado. Gallego dijo que no estaba del todo recuperado, que había que cuidarlo, pero lo puso como titular.
La de ayer fue una noche tranquila, porque apenas 300 personas fueron a la cancha. No estuvieron las banderas atacando a Gallego, pidiendo un juego más arriesgado. Pero el entorno, con el paso firme de Boca en tres certámenes, no ayuda. El primero que tendría que poner paños fríos es Gallego, pero hasta ahora su sangre caliente le juega una mala pasada.
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