Gimnasia da otro paso sobre la cornisa
Shock. En La Plata se volvió una palabra de moda. El regreso de Diego Maradona impacta al fútbol argentino. Lo que empezó como una fake news termino volviéndose realidad. Diego Maradona ya es el entrenador de Gimnasia, un club que en las últimas tres temporadas hizo pocas cosas bien, al que la economía lo arrasó y al que los promedios le pasaron por encima como un tsunami.
Maradona, que estaba recuperándose de una operación en la rodilla, aceptó un desafío mayúsculo, con un equipo a punto de dar un paso hacia el precipicio. Pero mucho más arriesgado fue lo de Gimnasia.
En la jugada del Lobo, hablando en claro, habrá que dividir las aguas. Por un lado estará la revolución que Maradona generará de acá en más, hasta que dure el romance que, por el bien del club, sea sincero y duradero. La tesorería estará feliz por los sponsors que se ya se lanzan en picada para auspiciar al club que dirige el mito del fútbol argentino. Poco, casi nada, importan para ellos la táctica y la estrategia. Todo lo que producirá a partir de ello estará bien para el Lobo: ingresos genuinos y que, por fin, podrán darle un respiro en los números, descontado, claro, el contrato nada barato de Maradona.
Pero Gimnasia hizo algo que genera incertidumbre, al menos, para los que miran desde afuera su delicada situación: se entregó a los pedidos de un entrenador inestable, con un proyecto deportivo que, como mínimo, provoca dudas en cuanto a los modos y a la ejecución.
El impulso de Gimnasia fue tan grande que casi ningún requerimiento de Maradona le importó. Desde la logística hasta las condiciones en las que el Lobo hará de local. Hasta tanto no se recupere plenamente, su ayudante Sebastián Méndez –propuesto por el representante Christian Grabarnik, garante del negocio– encarnará el papel de entrenador de manera alternada durante la semana.
Lo que necesita Gimnasia después del impacto emocional será un esquema, una propuesta, una estrategia. Maradona quedó a mitad de camino en Mandiyú. También en Racing. Y en el seleccionado argentino entusiasmó con una propuesta del "todos al ataque" que no pudo contener a Alemania en el Mundial de Sudáfrica 2010. Al-Wasl, Al-Fujairah y Dorados fueron propuestas de riesgo en competencias menores. Todo demuestra que el impacto emocional tiene un corto alcance. Gimnasia, con un plantel con individualidades limitadas, al borde del precipicio, buscó la contención de un hombre que detrás de él trae todo un show mediático.
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