Opinión. Hay vida más allá de Boca y de River
"Los medios dicen que el campeonato es malo porque no lo pelean Boca y River. Y por eso no se valora lo suficiente lo bien que juegan Vélez, Lanús, Huracán, Colón?" Sebastián Domínguez, el muy buen jugador que este año aterrizó en Liniers, no es de los protagonistas que hablan por hablar: suele haber en sus declaraciones tanto criterio como en su juego.
En este caso, por más discutibles que sean sus palabras -y lo son-, abre el juego a un análisis interesante. Que estos torneos no son buenos técnicamente como sí lo son desde lo emotivo, es algo que se ha dicho tanto con Boca y River campeones como se dice con Boca y River lejos del protagonismo. Se ha dicho y se dice que promueven la histeria y atentan contra los proyectos, que son fugaces y efímeros...
Pero, aun en ese contexto, sí parece cierto que este Clausura 2009 ofrece una alternativa diferente: hacía mucho tiempo que en el fútbol argentino no aparecían por lo menos tres equipos a la vez capaces de provocar un deseo pasado de moda: "Dan ganas de pagar la entrada para ir a verlos" .
Con leves matices, a eso invitan Lanús, Vélez, Huracán. Dos de ellos han perdido mucho, es cierto, porque 4 derrotas en 14 partidos es un montón, y uno insinúa una leve caída. Pero al mismo tiempo han logrado imponer una idea sobre esa circunstancia. Una idea que, al fin y al cabo, es eficaz, porque entre ellos estará el campeón. Y también porque se extiende a los que les siguen en la tabla, como Colón y, sobre todo, Godoy Cruz, que jugando a lo grande relegan a los grandes.
River hace rato que olvidó a qué jugaba. Quizá la mejor imagen que resuma su presente, en franco contraste con el de estos otros líderes del fútbol argentino de hoy, sea la que quedó de la tarde del sábado en Parque Patricios: en aquel 4 a 0, el hombre símbolo de Huracán, el que encarnó la identidad de su equipo, fue Javier Pastore, mientras que el hombre símbolo de River, el que asumió la defensa de una presunta vergüenza deportiva hasta llegar incluso a los golpes, fue Danilo Gerlo.
Un problema de identidad, el de River, que ya ha superado la categoría de anécdota: en la temporada que va del Apertura 2008 al Clausura 2009 ha sumado apenas 34 puntos, sólo un par más que Gimnasia, de Jujuy.
Una convicción, la de Huracán, que ya ha dejado de ser lo que prejuiciosamente podría denominarse puro y simple lirismo.
Boca hace un tiempo que puso todos los huevos en una sola canasta, la de la Copa: su único objetivo en el Clausura es no salir último. Aunque cerca en el tiempo, lejos ha quedado en el reconocimiento su último título local conseguido, tan efímero como estos torneos.
Distinto será el mensaje que quede, claro, si la vuelta la dan Lanús, Vélez o Huracán. Y en esa diferencia está la valoración que reclama Domínguez.
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