Independiente: Holan no espanta los fantasmas sobre su salida, entre las sospechas y la sensación de desgaste
"¿Otra vez hay que hablar de lo mismo? No es que me moleste, pero tampoco quiero ser redundante". En el aeropuerto de Arequipa, antes de que Independiente liquidara su serie de Copa Sudamericana ante Deportivo Binacional, Ariel Holan hizo lo imposible por demostrar que los rumores que lo sitúan fuera del club una vez que termine este semestre no le alteran el pulso, pero lo logró solo a medias. Incluso después de la victoria y el pase a la siguiente ronda, el run-run de un adiós inminente sigue dando vueltas por la mitad de Avellaneda.
¿Por qué tanta insistencia en vaticinar el agotamiento de un ciclo que encandiló al club desde que comenzó allá por enero de 201? Porque tiene varios puntos de donde agarrarse.
El primero, por supuesto, son los resultados y el juego que, en ambos casos, sufrieron un innegable retroceso. Los triunfos iniciales, conquista de la Copa Sudamericana incluida, y la adopción de un estilo que levantó elogios disparó las expectativas. A partir de algunas inversiones importantes en jugadores, la temporada 2018-2019 era vista como la de consolidación en la élite, pero como la realidad mostró un camino contrario el efecto dominó se tornó imparable.
La Superliga 2018 ya había concluido con el fiasco de la no clasificación a la Libertadores de este año y lo que siguió fue aun peor. Todavía en el año pasado se sucedieron la caída ante River en cuartos de final de la Libertadores, la derrota ante Brown de Adrogué en Copa Argentina y el arranque a los tumbos de la Superliga que acaba de terminar. En el actual semestre la puntería siguió desviada: un lejano 7º puesto en el torneo, la eliminación en el primer envite de la nueva Copa de la Liga y un fútbol que solo esporádicamente volvió a levantar aplausos dejaron un saldo muy discreto.
Detrás de estos ítems se encolumnan unas cuantas razones más que mueven las arenas bajo los pies del técnico Rojo. La política de refuerzos, por ejemplo. Holan recibió carta blanca, con los condicionantes económicos del caso, para elegir un plantel a su gusto, y los números ponen en duda su nivel de acierto. Jugadores como Gaibor, Pablo Hernández, Francisco Silva o el Chino Romero no han rendido en la medida de sus cotizaciones, y aunque los motivos puedan ser entendibles -período de adaptación, lesiones, viajes continuos-, todos a su turno fueron sumando piedras en el camino del técnico.
Por otra parte, algunas decisiones y actitudes personales, relacionadas con la marcha poco o mal explicadas de colaboradores y jugadores -desde el profesor Kohan a Emmanuel Gigliotti pasando por Erviti, Jonás Gutiérrez o Amorebieta- fueron generando a su alrededor un aura de "tipo difícil" que le fueron mermando el crédito.
Las batallas internas en el club, en las que suelen participar viejos próceres con declaraciones no siempre oportunas, aportan lo suyo en la tarea de erosión. La presencia de Fernando Hidalgo, ex representante de Holan, como asesor de los dirigentes en el tema fichajes; el aislamiento cada vez mayor de Hugo y Pablo Moyano (acompañados de Yoyo Maldonado) respecto al resto de la comisión directiva; y cierta predisposición del técnico a meterse en berenjenales dialécticos con sus declaraciones son ingredientes que no pasan inadvertidos en una entidad donde la política siempre ha jugado un papel importante y desestabilizar es un verbo fácil conjugación.
Semejante ensalada sería suficiente para tumbar cualquier proyecto en nuestro fútbol, pero sin embargo, no existe ninguna certeza de que Independiente vaya a arrancar la temporada 19-20 con un técnico diferente al actual. Holan tiene contrato hasta 2021, año en el que finaliza la gestión de Hugo Moyano. Y los Moyano sostienen al entrenador a capa y espada.
Por un lado, porque ven en él a la persona ideal para la transformación profunda de todo el fútbol del Rojo, una apuesta que va más allá de ganar o perder cada domingo, y en la que Holan lleva la voz cantante. Por otro, porque tampoco se han planteado ni tienen un plan B a mano. Es decir, una supuesta marcha del técnico crearía un problema donde ahora mismo no existe, y por eso nadie desde la sede de la Avenida Mitre moverá ficha en esa dirección.
Otra cosa es que sea el propio entrenador quien haga balance a fines de mayo y decida dar un paso al costado. Solo entonces los rumores se convertirían en noticia concreta. Ese día, si llega, al menos Ariel Holan se quitará un peso de encima: ya no tendrá que responder más si sigue o no al frente de Independiente.
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