El ascenso. Italiano sufre por la violencia
Anteanoche, barrabravas entraron en la concentración; a un jugador le gatillaron en la cabeza
Que se haya jugado el partido entre Sportivo Italiano, ya descendido a la primera B Metropolitana, con Olimpo, es anecdótico. El resultado, 3-0 para el equipo bahiense, también. Lo preocupante y atemorizante, sin dudas, fue lo sucedido previamente al encuentro, anteanoche, cuando, con el argumento de un "pedido de explicaciones" por la pérdida de categoría, la barra brava del azzurro irrumpió en la concentración. Amenazantes, desafiantes y a punta de pistola, se hicieron dueños de la situación, ante la atónita mirada de los jugadores del equipo que dirige Julio César Toresani, que no participó de la escena ("Estaba en otro vestuario con mis colaboradores", dijo el propio DT).
El cotejo estuvo por suspenderse a pedido de Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA), pero esa solicitud no prosperó porque concluyeron que lo mejor era jugar. Por su parte, el titular del Comité de Seguridad Deportiva (Coprosede), Rubén Pérez, por radio Belgrano, advirtió: "El partido se jugará, pero lo que queremos es que los jugadores y dirigentes realicen la denuncia y digan los nombres de los barras y no que nos digan que no los conocen porque si hacen eso los denunciaré por encubrimiento". Y agregó: "Hay que terminar con la hipocresía".
El episodio se produjo anteanoche, alrededor de las 20, cuando el plantel estaba concentrado en el estadio ubicado en Ciudad Evita. Hasta allí llegó un grupo de violentos que increpó a los jugadores y les robó todas las prendas de entrenamiento; incluso, efectos personales. Pero la peor parte se la llevó Gustavo Britos, jugador emblema del club, a quien le gatillaron con un arma en la cabeza. Más tarde, la dirigencia radicó la denuncia en la comisaría de Ciudad Evita, que por el hecho modificó la cantidad de efectivos asignados. De los 40 que habitualmente asigna para cada partido de Italiano como local, pasó a 60, con la intención de prevenir.
Así comenzó la tarde del sábado. El clima, tenso. Las caras de preocupación no eran por el descenso, decretado una fecha antes, sino por lo ocurrido la noche previa. El público presente, sobre todo en la platea, no ocultaba su indignación. Hubo sensaciones encontradas. Mientras desde la tribuna pedían "más entrega", los plateístas aplaudían tibiamente a los jugadores.
Luego del partido pudo observarse al presidente Salvador D’Antonio y a Britos dialogar a la salida del vestuario local. En ese cónclave, el volante le manifestó que se hacía responsable por los insultos recibidos y porque el equipo jugaba mal. Luego, ante la prensa, dijo: "Agremiados y la dirigencia son los que deben explicar qué pasó. Acepto que si el equipo juega mal es culpa mía, pero el club debe reconocer que este proyecto comenzó mal y terminó peor... Se eligió el lugar equivocado para hacer la pretemporada y, a partir de ahí, todo fue hacia abajo". Mientras D’Antonio reconoció lo sucedido, aunque negó que hubiera sido un apriete. "Vinieron a robar", concluyó.