La AFA asume sus errores: el desafío de un ambicioso máster plan a diez años
El proyecto selecciones nacionales 2018-2028 de la AFA existe. Está envasado en 172 páginas. Entre los primeros detalles, aparecen las debilidades que arrastra la institución: "Modernizar la gestión, profundizar la comunicación interna, establecer una estrategia institucional a largo plazo y unificar criterios y objetivos entre la AFA y los clubes". También, las amenazas: "La situación nacional de inestabilidad económica y la falta de credibilidad social fundada en el pasado reciente". La AFA acepta que no es confiable. Y esa autocrítica parece un buen paso después de tanto tiempo de abandono.
El máster plan de la AFA para la próxima década de las selecciones fue presentado en la Asamblea. Un programa que se fue elaborando en silencio, tan en silencio que parecía una promesa sin sustento. Un error comunicacional, la AFA se podría haber ahorrado muchas críticas. Hasta el científico deportivo alemán Ulf Schott, uno de los pilares de la revolución que impulsó la Federación germana a principios de 2000, estuvo en la Argentina para aportar su experiencia.
"Hoy se espera un técnico que venga con ‘un proyecto’. Este es un grave error conceptual. El proyecto es institucional y debe ir más allá de las personas que lo implementan. Debe ser perdurable en el tiempo y en las formas, sino es simplemente un plan que dependerá de factores externos. Quien venga a ser parte del proyecto AFA y traiga consigo un plan, el mismo deberá ser compatible con el Proyecto AFA. Debe ensamblar y convivir en el plan estratégico de la AFA", detalla la presentación. Sólido. ¿Pero quién lo pondrá en marcha? ¿Esta clase dirigente? ¿El mismo presidente Claudio Tapia que le firmó a Sampaoli contrato por 5 años y lo invitó a irse 15 meses más tarde?
Entre los lineamientos aparecen la creación de una comisión de selecciones nacionales integrada por siete miembros, cinco dirigentes –con representación del comité ejecutivo y de la Superliga – y dos entrenadores históricos. La conveniencia de instalar un estilo de juego similar, con los mismos principios futbolísticos, desde la Sub 13 hasta la Sub 20. La creación en el interior del país de ocho centros de desarrollo técnico. La profesionalización de nuevas áreas, como un departamento de relaciones internacionales para en cada gira planificar visitas, charlas, firma de autógrafos, actividades con los sponsors, etc. Una nueva y documentada relación que especifique derechos y obligaciones entre la AFA y los futbolistas. Un código de conducta. Y hasta un manual de logística, que incluye desde generalidades de los desayunos y tickets vip, hasta las dimensiones de las habitaciones en los hoteles a contratar en cada viaje de las selecciones. Hay muchos puntos, el recorrido es amplio y minucioso.
¿Quién lo pondrá en marcha? ¿Esta clase dirigente? ¿El mismo presidente Claudio Tapia que le firmó a Sampoali contrato por 5 años y lo invitó a irse 15 meses más tarde?
La AFA, con su propuesta fundacional de la que participó activamente Luis Castro, director del Departamento de Desarrollo, también buscará recuperar seriedad. Recomponer su imagen para ganar un perfil más confiable a la hora de expandir comercialmente la ‘marca selección’ y sentarse a renegociar los contratos con los sponsors. Y quizá, hasta el día de mañana, para atrapar la atención de entrenadores como Simeone o Pochettino, hoy muy lejos de las huellas que han dejado las últimas gestione de la AFA. Y de la actual, también.
La ocho centros de captación serán: región Norte (Jujuy, Salta y Tucumán); región Litoral Norte (Corrientes, Chaco, Misiones y Formosa); región Centro (Catamarca, La Rioja, Santiago del Estero y Córdoba); región Litoral Sur (Santa Fe y Entre Ríos); región Cuyo (Mendoza, San Luis y San Juan); región Buenos Aires Norte (Buenos Aires); región Buenos Aires Sur (La Pampa y Buenos Aires), y región Sur (Ushuaia, Tierra del Fuego, Santa Cruz, Río Negro, Neuquén y Chubut). Hay que construirlos. ¿Con qué fondos? Con el dinero que destinan la FIFA y la Conmebol con sus programas de desarrollo. La AFA recibe anualmente 2.500.000 dólares con ese destino. Por cierto, otra novedad será que el departamento de selecciones nacionales dispondrá de su propio presupuesto anual.
El plan hace particular hincapié en la tarea formativa. El texto asume que, entra tantos déficits, las potencias fueron quedando cada vez más lejos. La propuesta incluye focalizarse en una etapa que la AFA considera desatendida: de 6 a 13 años, un período que no cuenta con organización ni competencia de calidad. El programa incorpora un proceso formativo progresivo, que se va adaptando a los ciclos madurativos de los chicos.
El programa 2018-2028 propone sembrar nuevos códigos de trabajo y convivencia. El manual de logística establece hasta qué tipo de vehículo debe encargarse de la utilería en una gira por el exterior. Y la conducta, el sentimiento de pertenencia y representatividad, atraviesa toda la redacción del proyecto. Hay varias acciones previstas, entre ellas acercarse a la gente mediante la firma de autógrafos y selfies organizadas en hoteles, entrenamientos y partidos, y visitas a hospitales, embajadas y barrios carenciados. El proyecto, dice, aspira a crear líderes positivos. Algunas frases aparecen con resaltador en el plan 2018-2028: "El fútbol como pilar de la educación en la Argentina"; "No eres dueño de la camiseta, solo un guardián cuyo trabajo es dejarla en una posición mejor de la que la encontraste"; "Lo primero es ser una buena persona. Una mejor persona hace un mejor jugador. Hay que ser buena persona para ser un buen deportista". La AFA se impuso atender áreas que había olvidado. Saludable. Honrar el compromiso será la vara para medir el éxito de la gestión Tapia.
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