La apuesta técnica de los cuatro equipos en la definición del torneo Inicial
A pocos días del descenlace, los riesgos y las certezas de los DT de los cuatro aspirantes; Pizzi siente una presión mayor, Gareca espía el futuro, Guillermo vive un romance y Berti siente el deber cumplido
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San Lorenzo : Tiene mucho por ganar... y por perder
Se creó una formación de algunas figuras y jóvenes promesas para ganar, al menos, un título. Se exageró con la Triple Corona, pero el Ciclón lo valía: jugaba tres torneos con hambre de gloria. La Sudamericana se escapó por falta de puntería frente a River. La Copa Argentina se esfumó en una final dolorosa contra Arsenal, en Catamarca. Queda el torneo doméstico. Siempre que debió reincorporarse, el plantel lo hizo detrás de la figura del DT bonachón en las maneras y agresivo en el campo. Se preparó la vuelta olímpica, en casa, contra Estudiantes, apenas un puñado de días atrás: hasta vallas se dispusieron para frenar algún vándalo que cruzara el alambrado a la hora del festejo. No se pudo. A Juan Antonio Pizzi aún le recuerdan las tres derrotas seguidas y la Promoción en cero frente a San Martín, de San Juan, con su Central querido. Por eso y porque es el principal actor de la definición, es el entrenador que más arriesga.
Lo quiere el plantel. Lo respeta la comisión directiva. Lo mira de reojo la hinchada. La posibilidad de ingresar en la historia grande lo seduce tanto como vibrar por la próxima Libertadores. Siente, Pizzi, a los 45 años, que un triunfo lo llevará a la consolidación en un medio ciertamente esquivo. El fútbol es cruel: si gana, se ratificará una manera de conducción; si pierde, su futuro, más allá de la confianza dirigencial, será una moneda al aire.
Vélez : Recuperó el estilo, más allá de todo
Estaba de capa caída Vélez. La derrota por 2 a 1 contra Olimpo, en Liniers, provocó un shock de negativismo: a la eliminación de la Copa Sudamericana frente al en ese entonces desconocido Ponte Preta se adicionó un deslucido torneo local. Puesto 13°, con la misma cantidad de unidades en la fecha 11, generaron un lógico malestar para un equipo acostumbrado a las grandes batallas. En los medios relacionados con la entidad, hasta hubo críticas contra Ricardo Gareca, que por esos días estalló. "En Vélez hay que ganar siempre. Pero boludo no soy con respecto a los rumores. Hay gente disconforme con cuatro títulos en cinco años", se enojó, en esas horas de efervescencia.
El torneo le da, de pronto, una fantástica oportunidad. Las últimas tres victorias en serie (3-2 a Central, 2-1 a Godoy Cruz y 2-0 a Colón) transformaron el paisaje, sobre todo para un entrenador que creía en un futuro lejos de Liniers más allá de diciembre. Ahora, claro, el presente es otro: hasta la próxima Libertadores surge como un desafío mayúsculo para un cuerpo técnico que se siente en deuda en el terreno internacional. El título, ahora, es una posibilidad concreta para la continuidad, más allá del paso del tiempo. Gareca, de todas formas, entiende el contexto: pocos recibirán una ovación como el DT, llegado el caso de no concretar la vuelta olímpica. Su imagen, a los 55 años, recuperó el brillo de tiempo atrás.
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Lanús : Hacer historia por partida doble
A los 40 años, para el Mellizo resulta su primera gran experiencia. Falló en los tramos finales de la temporada anterior, pero creció de golpe: Lanús y Guillermo Barros Schelotto son hoy un matrimonio auspicioso. Final de la Copa Sudamericana y, de pronto, un torneo esquivo que lo encuentra peligroso en la parte decisiva. En la 11a fecha, con apenas 13 puntos y tres derrotas en continuado, sintió una fría transpiración rodar por la espalda. Creció. Maduró. Y no tiene complejos, al menos, en el mundo local: si no logra una nueva medalla, nada podrá reprochársele. Sólo queda una mínima duda. Un mundo límpido vivirá si se abraza al campo internacional y ciertas sombras sufrirá si trastabilla, con mucho en favor.
Pero el optimismo reina. Tiene en sus manos una gran posibilidad: tocar el olimpo de dos títulos, local e internacional en la misma temporada, algo que sería histórico. Guillermo duerme plácidamente.
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Newell's : Cómo ver el vaso medio lleno
A Alfredo Berti, en su primera experiencia como conductor, luego del volcán del optimismo que dejó la huella de Tata Martino, se lo puede observar con dos varas: lo brillante que exhibió en las primeras 11 jornadas (ocho victorias, dos empates y una derrota) o lo decepcionantes que resultaron las últimas 7 (cuatro empates y tres derrotas). De un modo u otro, la campaña del DT, de 42 años, es exitosa. Tanto que le agrada al plantel y hasta la dirigencia lanzó al aire votos de confianza públicos. Tenía todo perdido y, de pronto, revivió por las pesadillas ajenas. Si lo gana, será el Olimpo. Si lo pierde, igualmente será saludado.
Hizo mejor a Maximiliano Rodríguez. Le encontró, al fin, un lugar de prestigio a David Trezeguet. Les dio mayor estímulo a los chicos surgidos en casa. Y mantuvo el estilo dejado por el recuerdo de Martino: acaso, lo más difícil. El vaso, aún por la mitad, está claramente medio lleno.
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